Adiós a Pablo, el profesor de la mirada sensible

Hay una acción que representa de manera integral a Pablo Iglesias Cortina (59). Cuentan que en el año 2020, cuando comenzó la pandemia, el “profe” de química se preocupó por todos los alumnos de la ESRN N° 16. Pero particularmente por aquellos de primer año que habían estado muy pocos días en las aulas.

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Recorrió la casa de cada uno y realizó un relevamiento sobre las posibilidades de conectividad que tenían para comenzar con sus clases virtuales. Y es por eso que muchos de ellos reconocieron esa tarea en las redes sociales cuando se confirmó su deceso. “Fue mi mejor profesor”, “lo elegí para mi bajada en mi egreso”, “en pandemia iba casa por casa repartiendo tareas y poniéndose a disposición”, “nunca lo voy a olvidar”, “era muy amable”. Así, con innumerables mensajes de dolor, recodaron ese compromiso diario.

Un Hermano

Pablo tenía una profunda convicción religiosa. Había nacido en Buenos Aires (Capital) y llegó a Roca hace dos décadas como integrante de la Congregación de los Hermanos Marianistas, una organización católica creada en 1812 por Guillermo Cheminade, e integradas por jóvenes que tuvieran aptitudes especiales para la misión de educar.

Luego de un tiempo de misionar en la parroquia Cristo Resucitado -como Hermano (nunca fue saceredote)- dejó sus votos para seguir su tarea como laico. Se casó y formó una hermosa familia junto a sus dos hijos, y su esposa Viviana Quirilao.

Fue profesor y preceptor en varias escuelas secundarias de Roca, además de seguir misionando con jóvenes de su iglesia.

La despedida

“Es difícil definirlo en pocas palabras porque no alcanzarían los calificativos que reúnan todo lo que representa en sus ideas pero principalmente en las acciones que encarnó”, dijeron sus compañeros y alumnos de la ESRN N° 16.

Lo definieron como un hombre “empático, solidario, comprometido, rupturista, innovador, cálido, tierno, responsable y sanador”; adjetivos que fue sumando con el paso de los años.

“Y en estos días, donde la angustia todavía nos estruja el corazón, inundarán los espacios esas historias en las que fue protagonista, sin querer serlo, simplemente por la firme convicción de que mirar al otro y ponerse en sus zapatos era lo necesario”, detallaron.

Expresaron que la tarea de Pablo de sembrar esas semillas fue la primera condición para que las transformaciones sean posibles. “Y así, sin más, atravesó nuestras vidas, tocándonos con su energía y ya nunca fuimos iguales. Porque conocerlo significaba que la indiferencia nunca más iba a formar parte de tu mundo”, señalaron.

Aclararon que se vienen tiempos difíciles. “Tendremos que abrazarnos y sostenernos con el profundo convencimiento de haber aprendido mucho de él, mucho más de lo que imaginamos”, expresaron.
“Te vamos a extrañar Pablo, no te imaginás cuánto. Pero el dolor y la angustia se transformarán pronto en recuerdos invaluables, en enseñanza para pensarnos mejor”, concluyeron.

La despedida

Los alumnos de 5° de la Escuela del Sur también expresaron su dolor el por la muerte del querido profesor.

“Nunca vamos a olvidarnos de los buenos momentos vividos con Pablo, las excursiones con el curso, las risas en los viajes o los lindos momentos en la escuela. Era una persona excelente que siempre nos trató de la mejor manera posible, tanto en la escuela como fuera de ella”, indicaron a través de un escrito.

Y se comprometieron a acompañar a su esposa y sus hijos en estos momentos de dolor. “Mucha paz para él y para toda su familia”, expresaron.

Varios alumnos de la Escuela del Sur y de otros establecimientos educativos participaron del momento de la despedida del querido profesor de química. Y también se habían sumado a los primeros grupos de búsqueda en el río Negro, el día que se conoció que había desaparecido en la zona de Paso Córdoba.