Agatha Christie y su tabla… de surf

Es complicado ser surfista en la costa atlántica argentina. Bah, esa es la conclusión después de observar durante años a hombres y mujeres que se arriesgan a las grandes olas en el mar siempre inclemente. Llevan esos trajes negros para protegerse del frío; porque casi siempre las olas importantes vienen cuando el clima no acompaña o se avecina tormenta.  

Lejos estamos de esas playas californianas o hawaianas llenas de sol y de surfistas bronceados que lucen sus cuerpos mientras la música y la fiesta suena en los paradores. Eso es lo que muestran las películas, algunas de ellas enteramente dedicadas al surf como “El gran miércoles”, “Point Break” o “Desafío sobre las olas”. Nunca me subí a una tabla de surf. Hubo una mujer hace casi un siglo que sí lo hizo. 

Agatha viajaba con su marido el señor Christie como integrantes de una delegación británica que promocionaba la exposición del Imperio Británico que se realizaría en Londres en 1924. El viaje tocaba diversos dominios del imperio. Uno de ellos fue Sudáfrica, y en sus costas, más precisamente en Muizenberg, el 7 de febrero de 1922 (según registra en sus notas la novelista) “nos metimos al mar con las tablas. Es muy difícil, todavía no podemos hacerlo”. Pero a esta frustración inicial se opone el entusiasmo de algunos días después, tanto que consiguen con su marido tablas mucho mejores y ella está fascinada por deslizarse sobre las olas. 

En agosto se separan de la comitiva y van a Hawai; apenas llegados ven por la ventana del hotel gente surfeando. Las olas de Honolulu no siempre son para novatas, (le destrozaron casi por completo su traje de baño) así que algunas veces durante su estadía fue necesaria la atención médica, producto de los golpes y cortes contra un arrecife de coral.  

Después de aquel viaje inolvidable Agatha Christie, (así se hará llamar), y gracias a su talento y trabajo durante décadas se convirtió en la escritora más leída del mundo. La novela policial no sería la misma sin nuestra entusiasta practicante de surf. Se habla de que fue la primera mujer inglesa en practicarlo, no lo sé; pero según lo afirmó la creadora del inspector Poirot el surf fue uno de los placeres físicos más extraordinarios que conoció.  


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