Alemania: autos y política bajo la lupa

Un semanario publicó que al estallar el escándalo del Dieselgate el primer ministro de Baja Sajonia, Stephan Weil, suavizó críticas contra Volkswagen porque así se lo pidió la compañía. Incluso le habría enviado un escrito para que aprobaran su contenido.

En Alemania aumenta la preocupación por los estrechos lazos que la industria automovilística mantiene con la esfera política, en un momento en el que el escándalo de manipulación de vehículos diesel todavía colea y surgen sospechas de que las principales fabricantes de coches formaron durante años un cártel.

La preocupación tiene su origen en una información publicada por el semanario “Bild am Sonntag” que reveló que el primer ministro de la región de Baja Sajonia (norte del país), el socialdemócrata Stephan Weil, había suavizado sus críticas contra Volkswagen cuando estalló el llamado “Dieselgate” porque así se lo pidió la compañía.

Según la publicación, que cita como fuente a un empleado de la automotriz, el político, que además de gobernar el “Land” ocupa un puesto en el Consejo de Administración de la automotriz alemana dado que la región es una de sus principales accionistas, envió un borrador de uno de sus discursos a la empresa automovilística.

Escrito suavizado

El escrito fue posteriormente “reescrito y suavizado” por parte de Volkswagen. Se eliminaron algunos pasajes en los que se exigían responsabilidades y dimisiones de trabajadores, “fuera cual fuera su cargo en la jerarquía”, y se incluyó una frase en la que se calificaba a Volkswagen como “perla de la industria alemana”.

La información ha servido para activar las alarmas y despertar a un país que permanecía paralizado por las vacaciones estivales. En una reunión de rutina celebrada en Berlín, la prensa preguntó con insistencia sobre la posible influencia que el lobby de la industria automotriz tiene sobre los políticos.

“Los discursos de la canciller Angela Merkel siempre se preparan y se acuerdan de forma interna. No se ha presentado ni un solo caso en el que el borrador de un discurso se haya enviado a entes externos para proceder a su revisión”, llegó a decir la viceportavoz del Gobierno alemán, Ulrike Demmer, para zanjar el debate.

“El Gobierno alemán recibe a diario muchas opiniones de empresas y de grupos con diferentes intereses y se reúne con ellos pero las decisiones las toma siempre de manera totalmente independiente y de acuerdo con su propia voluntad”, añadió .

Tras la polémica levantada, el primer ministro de Baja Sajonia se defendió de las acusaciones mientras que un portavoz de Volkswagen indicó que es habitual que los miembros del Consejo de Administración, como el político Stephan Weil, acuerden con la empresa declaraciones públicas que tienen que ver con asuntos corporativos.

Desde su formación, el Partido Socialdemócrata (SPD) asegura además que todo el revuelo constituye una “maniobra de distracción” para empañar y desacreditar a un político que ha gobernado con éxito la región.

Dos años después de que saltase a la luz el escándalo de manipulación de Volkswagen, que afectó a 11 millones de vehículos en todo el mundo, la industria automovilística germana vuelve a estar bajo la lupa.

Hace poco más de dos semanas, la prensa del país reveló además la existencia de un presunto cártel empresarial que desde la década de los 90 estaría formado por las principales automotrices.

Pérdida de confianza

Más de la mitad de los ciudadanos alemanes consideran que los productores automotrices de esta nación ya no merecen su confianza, según una encuesta realizada por la organización para el estudio de la opinión pública Emnid a solicitud de Bild am Sonntag. La investigación mostró que a este criterio se atiene el 53 por ciento de los encuestados.

Apenas un 5 por ciento de los encuestados señalaron que Volkswagen, BMW, Audi y otras marcas alemanas continúan siendo “muy confiables”.

La encuesta se llevó a cabo el 27 de julio y abarcó a 500 personas.

Los principales fabricantes automovilísticos en Alemania, incluidos Volkswagen, Audi, Porsche, BMW y Daimler, son sospechosos de formar un cártel, comunicó el pasado 21 de julio la revista alemana Der Spiegel.

Se afirma que desde los años 1990 los participantes del cártel concordaban en cuestiones relativas a la tecnología, los gastos y los proveedores.

En particular, los participantes acordaron achicar costos reduciendo el tamaño de los depósitos para el líquido AdBlue, utilizado para reducir las emisiones nocivas. Como consecuencia, los depósitos ya no podían contener la cantidad necesaria de AdBlue y es lo que pudo dar inicio al posterior escándalo de los motores Diesel.

“El gobierno alemán recibe muchas opiniones de empresas y grupos pero las decisiones las toma de manera independiente”.

Ulrike Demmer, viceportavoz del gobierno alemán.

Datos

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“El gobierno alemán recibe muchas opiniones de empresas y grupos pero las decisiones las toma de manera independiente”.
millones de vehículos en todo el mundo fueron “tocados” por Volkswagen para que den bien en los controles de emisiones.
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grandes automotrices alemanas están bajo sospecha de formar un cártel.
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