Algunas claves para leer estas encuestas


La asimetría entre las contribuciones de Fernández y Pichetto no muestra sin embargo un correlato en las encuestas de opinión. Hay una mejora en la fórmula oficialista.


La campaña empieza a mostrar curiosidades en torno a lo que han sido las sorpresas que presentaron la doctora Kirchner y el ingeniero Macri. Esta dinámica promete acelerarse a medida que nos alcancen las primarias de agosto.

Alberto Fernández y Miguel Ángel Pichetto fueron convocados para ampliar las alianzas que orbitan alrededor del kirchnerismo y el macrismo, núcleos de esos dos sistemas. Fernández sin duda consiguió engordar el frente kirchnerista sumando a Sergio Massa, la adhesión más o menos entusiasta de los gobernadores peronistas y el apoyo de los intendentes bonaerenses a la fórmula del Frente de Todos. Previsiblemente, el aporte de Pichetto ha sido menos relevante.

El senador camina solo en su aventura republicana, salvo por la compañía de algunas figuras de segunda línea y de otra época, provenientes de los márgenes del menemismo y de un duhaldismo residual. El bloque federal que lideró en esta etapa le ha dado la espalda. Fuera de algunos ajustes en las provincias, el cordobés Juan Schiaretti ha sido el único gobernador de la extinta alternativa federal que accedió a una foto con él. Pero también con Fernández.

Esta asimetría entre las contribuciones de Fernández y Pichetto a los proyectos de sus nuevos jefes políticos -Alberto Fernández respondía a la jefatura política de Néstor Kirchner, pero no a la de su mujer- no muestra sin embargo un correlato en las encuestas de opinión. Por el contrario, las mediciones de julio revelan el amesetamiento de la fórmula kirchnerista y una mejora de la pareja oficialista: un promedio de 15 encuestas elaborado por el JPMorgan para sus clientes al que accedió este diario reduce a 3,3 puntos la brecha entre Fernández y Macri en la intención de voto a presidente para las PASO. (Ver páginas 4 y 5)


El malestar de Alberto Fernández con las preguntas de los periodistas es probablemente la manifestación de contradicciones que no han sido resueltas.


Considerando que ni Fernández ni Pichetto aportan votos propios, otras cuestiones podrían estar operando en la conformación de este escenario. En primer lugar la estabilidad cambiaria. Macri consiguió dominar la principal variable de la economía argentina después de la escalada de la última semana de abril, cuando trepó a $ 46,90. Desde que el Fondo Monetario autorizó al Banco Central a que vendiera dólares dentro de la llamada “banda de no intervención” (y nunca tuvo que hacerlo), el dólar perdió más de 4 pesos.

El consumo está empezando a dar señales aisladas de recuperación, impulsado por los planes en cuotas de matriz kirchnerista, los créditos a tasa subsidiada de la Anses y la actualización de los salarios, que sin embargo siguen muy por detrás de la inflación en las comparaciones interanuales.

El índice de precios mostró una nueva desaceleración en junio de acuerdo a mediciones privadas, confirmando una tendencia. El Indec dará a conocer el número el martes. La actividad en abril, último dato disponible, atenuó la caída respecto de las del primer trimestre, que habían sido muy pronunciadas.

Pero podría haber también otras variables en juego para leer la foto de las encuestas. La campaña de Fernández aparece desarticulada y significativamente aislada de Cristina Kirchner. Sigue siendo impreciso cuál es el nivel de conocimiento que el electorado tiene de él: ha sido una figura intermitente en el escenario político de la última década.

Su discurso económico es en ocasiones discutido por el exministro Axel Kicillof. La campaña ha hecho emerger además las profundas diferencias que lo enfrentaron a la expresidenta, difíciles de explicar en medio del vértigo. Esta semana debió presentarse en un juzgado para aclarar si el memorándum con Irán prueba en sí mismo el encubrimiento del atentado a la AMIA, un delito por el que está procesada su compañera de fórmula. Es lo que años atrás denunció públicamente como especialista en derecho. El malestar de Fernández con los periodistas es simplemente la manifestación de contradicciones que no han sido resueltas.

Al kirchnerismo le queda mucho para ajustar en una campaña que será larga. En la otra orilla, Macri mira con alivio las encuestas. Tiene sin embargo un desafío todavía inabarcable: la provincia de Buenos Aires. Allí es donde está dirigiendo la confrontación hoy.


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