Una inspiradora casa de madera a metros del río: así es el refugio familiar de dos arquitectos

En el delta del Paraná diseñaron entre los sauces esta maravilla de 95 m2 en un lote de 800 m2. Tomaron como referencia las tradicionales construcciones isleñas y la forma de los alguaciles que se posan sobre el agua sin hundirse. El paso a paso de la obra y el costo.

La familia completa un día de sol en el delta del Paraná. Fotos: Albano García

El refugio construido en madera por una pareja de arquitectos en una isla del delta del Paraná se levanta como una inspiración para quienes sueñan con disfrutar de una casa integrada a la naturaleza cerca del río. La diseñaron Bárbara Berson y Horacio Sardin para habitarla con su hijo en ese bosque de sauces. Cada uno tiene su estudio de arquitectura pero decidieron proyectar y dirigir juntos la obra de esta maravilla de 95 metros cuadrados de superficie cubierta en un lote de 800 metros cuadrados. El escenario es un punto en la mapa al norte del conurbano bonaerense donde los autos son reemplazados por lanchas y los vecinos son isleños solidarios unidos por un grupo de WhatsApp.

La casa, a metros del agua en el delta del Paraná. Foto: Jeffry Paredes.


La casa, cercana a los 28 barrios privados y los 50.000 habitantes de Nordelta, está posada en la tierra con palafitos que a manera de ligeras patas la elevan para protegerla de las frecuentes crecidas del nivel del agua. Bárbara y Horacio alquilaron varias viviendas en la zona hasta que con la información acumulada se decidieron a construir la suya y generaron la idea inspirados en la observación de la forma de los alguaciles, insectos que se posan en ese brazo del Paraná y no se hunden. La llamaron Casa Libélula y despliega sus alas a partir de frentes acristalados que se eyectan integralmente hacia el exterior.

800

dólares por m2 fue el costo de la construcción en el 2023, incluyendo el gasto en las lanchas grúas para trasladar la madera. Hoy el valor del m2 para una casa de estas características ronda los 900 dólares.

Bienvenidos a casa

Un sistema de plataformas ascendente y descendente conforma un paisaje dinámico que se recorre como un paseo pensado para disfrutar del entorno, como decía el gran Le Corbusier.

El muelle, en uno de los brazos del Paraná.

La primera plataforma es el muelle, volcado sobre el canal. Constituye la puerta de entrada al universo de la casa. Provisto de una mesa y un chaise loungue construidos con madera, lo convierte en un lugar para permanecer, contemplar el agua y sus ciclos. Los árboles atraviesan el entablonado de madera aportando sombra en los meses de calor.

Desde el muelle, un recorrido zigzagueante se mete entre los sauces hasta llegar a la casa.

Un camino diagonal atraviesa la casa y la comunica con sendos canales en ambos frentes. Los accesos sesgados generan visiones de Libélula que mutan a partir del ascenso zigzagueante que demarcan las plataformas de madera.

El último tramo del sendero de plataformas hasta la casa.

Los accesos ascendentes con la sucesión de plataformas aminoraran la marcha y permiten descubrir lentamente la casa que emerge entre el tupido follaje.

La casa aparece al final del recorrido.

En el acceso principal, una plataforma cuadrada de mayor tamaño genera una instancia de encuentro con visitantes. En el camino posterior una plataforma cuadrada representa el lugar de máxima intimidad, lugar de reunión familiar y de encuentro con amigos, donde se aloja el fogón.


Enseñanzas de la arquitectura popular

“La sabiduría de la arquitectura popular ha posibilitado habitar estas geografías por muchas generaciones, con sus espacios de sombra rodeando la vivienda y el empleo de madera como material principal”, explican. Saben de lo que hablan: han viajado por el país para ver con sus propios ojos cómo se construye en cada región, para entender la lógica, la esencia. Y aquí, pusieron el foco en el delta del Paraná.

Una arquitectura que no agrede la naturaleza, se integra al paisaje del delta. La casa continua estas lógicas con un nuevo lenguaje, con el mismo espíritu”.


El fogón, punto de encuentro.


La casa tiene tres niveles. Hay uno sobre el terreno natural, otro intermedio con los ambientes interiores y el superior para ver el cielo y los árboles. Sombra plena, luz controlada y luz total se suceden en formato vertical.


El estrato inferior se utiliza los días más calurosos, provisto de un jardín de sombras con una pequeña superficie de piso de entablonado de maderas y hamacas paraguayas. Es el lugar para las siestas y los almuerzos en verano. La estructura constituida con columnas de madera que combinan piezas inclinadas y verticales generan una perspectiva que encuadra el paisaje.

El hall de acceso.


El nivel intermedio es donde se habita cotidianamente. Con predominio del espacio horizontal, se articula con el paisaje visualmente a ambos frentes. “El paisaje lo atraviesa y nos sentimos flotar en medio del bosque de sauces”, describen.

El comedor, integrado al paisaje.


El nivel superior representa la conexión con el paisaje lejano, el lugar de contemplación para sobrevolar los árboles.

La calefacción es a leña.

Todo está construido con la misma madera, el muelle de llegada, los caminos, la casa, las mesas, las sillas, las camas, las perchas para las toallas.

Una isla separa al estar del comedor.


Articulados por un elemento conector, tres cuerpos componen la casa. Un volumen mayor aloja el área pública con el estar, el comedor y la cocina; otros dos las áreas privadas con los dormitorios.

La asombrosa vista desde los dormitorios.

Estos tres componentes revestidos en un entablonado de madera quemada están articulados por un hall acristalado de acceso que actúa de nexo.


Los dormitorios se adelantan en ambos frentes al volumen del estar-comedor para proteger la privacidad de las vistas desde el área pública de la casa, compuesta por un conjunto de piezas ensambladas de madera.


La estructura

Para evitar el típico hundimiento de las construcciones del delta, se empleó una mayor cantidad de columnas que los sistemas estructurales tradicionales que permitió repartir las cargas en mayor cantidad de puntos en el terreno.

Palafitos y plataformas.
  • Las columnas combinan piezas verticales y diagonales que logran asentarse en el terreno tomando los esfuerzos laterales.
  • Para las bases se generaron pozos con arena contenida en bolsas recicladas de membrana geotextil para generar un suelo más estable.
  • A partir de esta nueva superficie se asentó un durmiente horizontal de quebracho y las columnas sobre él.
  • La estructura de columnas y vigas sirvieron de andamios durante el proceso de la obra. Solo unas ligeras varillas metálicas articulan ambas entidades.
  • Los volúmenes de madera quemada que conforman la casa parecen flotar emergiendo en voladizo en la totalidad de las extremidades.


Los muros multicapa y la estructura portante externa que evita los puentes térmicos y las carpinterías con doble vidriado hermético generan un aislamiento de gran efectividad.


Las corrientes cruzadas de aire y la conversión en una casa-galería son posibles gracias a la eyección de la totalidad de las carpinterías hacia el exterior.

Carpinterías espaciales suman frente, laterales y cubierta.
El sobretecho. Foto: Albano García


Un sobretecho de entablonado de madera sobrevuela la casa proyectando sombra sobre toda la cubierta.

Al sobresalir hacia el norte, protege la fachada del sol vertical de verano, permitiendo que penetre el sol bajo de invierno en el interior de la vivienda.

Este artefacto protege la vivienda de la incidencia solar directa y genera un espacio colchón entre techos que aminora la ganancia de calor.

Relax y panorámicas desde el sobretecho. Foto: Jeffry Paredes.

La estructura portante de la casa se encuentra en el exterior de las cajas construidas, de esta manera se evitan los puentes térmicos. La estructura de columnas y vigas sirvieron de andamios durante el proceso de la obra. Solo unas ligeras varillas metálicas articulan ambas entidades. Los volúmenes de madera quemada que conforman la casa parecen flotar emergiendo en voladizo en la totalidad de las extremidades.

El sobretecho y sus vistas.

Las corrientes cruzadas de aire y la conversión en una casa-galería son posibles gracias a la eyección de la totalidad de las carpinterías hacia el exterior. El empleo de pequeñas ventanas a manera de escotillas, con perforaciones practicadas en los muros laterales de madera, se ubican a ambos lados de las camas de los dormitorios para generar corrientes de aire transversales.

Las escotillas favorecen la ventilación.

Las chimeneas a leña calefaccionan los ambientes sin depender de medios mecánicos. El calentamiento de agua con energía solar economiza energía.

Casa Libélula al anochecer.

Se ha evitado el uso de pinturas sintéticas y barnices. La totalidad de la estructura y decks de madera no tienen tratamiento, permitiendo su oxidación. En las envolventes verticales de la casa se empleó la técnica de quemado de la madera para evitar el mantenimiento futuro. Todo es de un diseño austero, sin evitar la rusticidad de la madera apenas tratada, procesada por los mismos trabajadores isleños que construyeron la casa.


Ficha técnica

Casa Libélula

  • Proyecto y Dirección:  Berson Barbara-Sardin Horacio
  • Ubicación: Delta Río Paraná, Argentina
  • Superficie Cubierta: 95 m2
  • Lote: 800 m2.
  • Año: 2023
  • Contacto: @barbarabersonarq @horaciosardin

Minibío

Bárbara Berson se recibió en la UBA en 2008. En su estudio desarrolla proyectos en diversas escalas en forma individual y junto a colegas asociados. Es docente universitaria y ha obtenido numerosos premios, entre ellos el Primer Premio para Concurso Nacional ¨La casa sustentable¨, Pabellón Argentino del Bicentenario.  

Horacio Sardin egresó de la UBA en 1991. Es también profesor universitario y en el estudio Del Puerto-Sardin aborda junto a su colega proyectos que han logrado numerosas distinciones, entre ellas el Premio Konex: Diploma al Mérito en la categoría Arquitectura, entre los 5 estudios de la década 2012-2021, 2022.

Esta vez, Berson y Sardin trabajaron juntos para diseñar la casa que habitan junto a su pequeño hijo.


La familia completa un día de sol en el delta del Paraná. Fotos: Albano García

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