El disparador: Conexiones
El disparador
Conexiones
Datos
- María camina apurada por avenida Belgrano. Son las tres de la tarde y aún no almorzó.
- Tampoco tendrá tiempo de hacerlo como quisiera porque tiene una reunión con unos posibles clientes.
- Pasa por un quiosco con la idea de comprar al menos una ensalada de frutas, pero entonces se da cuenta de que no lleva efectivo encima.
- Resopla, y sigue.
- En la esquina de Perú y Belgrano, al lado del edificio donde la están esperando, se encuentra con un Starbucks.
- Detesta las grandes cadenas y ama los bares tradicionales. Pero ahora tiene solo quince minutos antes de la reunión. Así que igual entra. Pide un café y un scon de queso.
- Paga con tarjeta de crédito. La cajera le pregunta el nombre. “María”, responde ella, y baja la cabeza para revisar su celular.
- Mientras espera que le entreguen el pedido, un señora mayor le toca el hombro y le pregunta si está en la fila para comprar. Casi sin levantar la vista, ella le dice que no y da un paso al costado.
- Un par de minutos después se siente más serena, y se pregunta al pasar qué habrá sido lo que hizo que su agitación se diluyera.
- –¡Fernanda!–dice la empleada de Strarbucks, que llama para entregar un pedido.
- –Perdón, ¿eso es para mí?–pregunta María.
- –Sí, es tu pedido.
- –¿Cómo me llamaste?
- –Fernanda.
- –Pero si te dije que me llamo María.
- –Uy, perdón, no sé por qué lo escribí mal. Te juro que escuché Fernanda. Encima ni se parecen.
- –No lo puedo creer.
- –Perdón, mil disculpas–insiste la empleada, sonrojada.
- –Fernanda es mi segundo nombre. Sólo mi abuela me decía así.
- –¿En serio? Qué raro… ni sé por qué dije Fernanda…
- –Tal vez mi abuela te lo susurró al oído…–comenta María, sonriendo, como si por un instante hubiese olvidado la prisa, el café y el scon.
- –Ja, quién sabe, ¿no? Conexiones.
- –Sí, quién sabe… Bah, ella seguro que sabe. Siempre sabía.
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