Aunque usted no lo crea

La semana que termina el petróleo, ese maná que el Cielo le dio a Neuquén y sobre todo al Movimiento Popular Neuquino, trepó por encima de los 38 dólares el barril, algo que no sucedía desde hace trece años, y con ello las arcas de la provincia podrían recibir entre 35 y cien millones de pesos más este año.

El alto precio del petróleo -que se ha mantenido entre otras cuestiones porque Estados Unidos no logra estabilizarse en Irak-, juntamente con la devaluación de Duhalde, benefició enormemente a Neuquén, que por el concurso de ambos motivos vio prácticamente duplicados sus ingresos.

El azar ha querido que los altos valores del crudo de los últimos cinco años hayan coincidido con las gestiones de Jorge Sobisch. El petróleo y el gas fueron siempre los mejores aliados del MPN, pero es necesario admitir que no en todos los casos los aliados se portaron tan generosamente como ahora. Basta recordar los sinsabores que hubo de experimentar Felipe Sapag con un barril a 10 dólares, para advertir cuán afortunado ha sido el actual gobernador.

Y es en verdad el gobernador el más afortunado, y no la provincia y su gente, porque a pesar de que el modelo distribucionista procura que las regalías fluyan por el cuerpo social, el estilo «Neuquén es confianza» con que se pavonea el gobierno, es promesa segura de pan para hoy y hambre para mañana. Aunque muchos no lo quieran ver así, como ya ocurrió con la reelección de Carlos Menem, y después terminen lamentándose como ocurre hoy.

Una muestra de que fortuna y dispendio van de la mano en esta provincia es la meneada proyección nacional del gobernador, que por todo lo que se puede ver francamente no repara en gastos. Gastos que, todo parece indicarlo, en buena medida se sufragan con los recursos del Estado.

Prueba de esto son los frecuentes viajes en el país y al exterior que realiza el gobernador y que en buena parte de los casos no se ven justificados por los resultados.

También, la enorme parafernalia que lo rodea y lo sigue a todos lados. Tan desproporcionada para el gobernador de una provincia marginal como es ésta, como ruinosa para las arcas fiscales. Un verdadero aparato que incluye consultoras, asesores de imagen y medios amigos a los que el gobierno sabe muy bien cómo premiar. Tanto como castigar a los que, como es el caso de «Río Negro», se atreven a cumplir con el deber de informar.

La última expresión conocida de este esquema parece ser el megaencuentro que el gobernador está organizando con el concurso de una consultora privada, para promocionar su figura entre invitados de nivel, nacionales y extranjeros, en Villa La Angostura. Encuentro que, a atenerse por la información que maneja este diario -y que el gobierno todavía no proporcionó- tendría un costo superior a los 200.000 pesos.

No sería la primera vez que el gobernador acude a este tipo de servicios. Allí está el caso de la costosa consultora estadounidense a la que el gobierno le pagó una gruesa suma sólo para que le abriera despachos al gobernador en Washington.

Todo este derroche se financia con las generosas regalías, pero ése no es el único problema, ocurre algo peor aún y es que el gobierno parece instrumentar estrategias de Estado en función del interés político del gobernador. Algo del todo insólito, si se tiene en cuenta que nadie en esta provincia ha votado a Jorge Sobisch para que haga campaña presidencial, sino para que se ocupe de gobernar a Neuquén.

A pesar de todo, esto ocurre. Prueba de ello es el exagerado, caprichoso enfrentamiento que mantiene el gobernador con el gobierno nacional, producto de la necesidad de confrontar con Kirchner para ganar espacio en las filas de la oposición de centro derecha, pero que lejos de contribuir a los intereses de la provincia, frecuentemente los pone en riesgo.

Otra muestra son las normas que acaba de sancionar el oficialismo aplicando la mayoría automática para poder batallar legal y políticamente contra el gobierno nacional. Las leyes de Hidrocarburos y del crudo son instrumentos que dejan mucho que desear jurídica y técnicamente, y es poco probable que lleguen a prosperar en los tribunales, pero reúnen los requisitos mínimos para cumplir con el propósito último del gobernador: dar batalla mediática para tratar de convertirse en un líder opositor.

Coherente con ese fin, Sobisch se entrevistó esta semana con el gobernador de Salta para organizar una ofensiva contra Nación en el seno de la Ofephi, la organización de provincias productoras de hidrocarburos. Juan Carlos Romero, además de haber sido compañero de fórmula de Carlos Menem -poco menos que el mentor espiritual de Sobisch-, habría sido quien le sopló al oído al neuquino el negocio de renovar la concesión de Loma de la Lata, nada menos que 17 años antes de que venciera.

Ni qué decir de lo que estaría dispuesto a hacer el gobernador si prosperaran en los tribunales los dos engendros jurídicos que acaba de hacer sancionar…

Pero lo que está ocurriendo hoy -y lo que pueda llegar a ocurrir- estaba claramente prefigurado antes de las elecciones del año pasado, que Sobisch ganó con holgura alcanzando una legitimidad incontrastable. Aunque muchos no lo quisieron ver, y no lo quieren ver aún.

Héctor Mauriño

vasco@rionegro.com.ar


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