Avanza el Complejo Agroindustrial de Fernández Oro

Agrupa a cinco emprendimientos productivos que buscan alguna forma de superar la crisis que vive el sector frutihortícola del Alto Valle. Tendrá cuatro galpones y cuatro cámaras.

Los productores del Alto Valle asistieron, en esta ultima década, a un cambio paradigmático en la matriz productiva. Con una fuerte incidencia del efecto hidrocarburífero, falta de rentabilidad, ahogo impositivo y un escaso financiamiento, el contexto de crisis golpeó fuerte a lo que supo ser el principal sostén de la región. Por eso, muchas familias que viven de la tierra se agruparon, aunaron esfuerzos y apostaron por el cooperativismo. Son cinco iniciativas las que aglutina el Complejo Agroindustrial de Fernández Oro.

El proyecto que empezó hace diez años, ahora toma fuerza y se expande. Hace pocas semanas comenzó la obra para instalar una nueva firma, que se sumará a las cuatro cooperativas que ya funcionan: Frutihortícolas, Mujeres de Oro en Acción (que produce conservas), Apícolas y Aromáticas Alto Valle.

En enero iniciará su actividad “Fruch Patagonia”, un emprendimiento de snack saludables que crearon dos egresados de la licenciatura en Tecnología de los Alimentos de la Universidad Nacional del Comahue. Será la primera incorporación bajo una figura distinta al cooperativismo.

En 2009, la Cámara de Productores Agrícolas de Fernández Oro pidió ayuda al Municipio para gestionar un espacio y emprender un proyecto grupal de productores regionales. La intención era mejorar la rentabilidad y el cooperativismo apareció como la única alternativa viable para muchos miembros de esta actividad que trabajan con pequeños volúmenes.

En una primera etapa se gestionó un predio de cinco hectáreas, ubicado en la zona rural de la ciudad y a la vera de la Ruta 22. Allí se levantaron tres grandes galpones y dos cámaras de frío. Ahora, está en marcha la construcción de un nuevo galpón, y hay un proyecto activo de sumar dos nuevas cámaras para aprovechar más la capacidad del equipo de frío.

Además, ya se inició el proceso para conformar un consorcio de propiedad horizontal. Para eso , los integrantes del Complejo Agroindustrial deberán mejorar el predio, las instalaciones, realizar la perforación, parquización y riego. Será clave contar también un espacio para la venta al público, un mercado ferial y la apertura de calles internas.

Actualmente -y desde el día uno- está al mando del Complejo la licenciada Gloria Pérez.

Frutihortícola: la primera apuesta

En 2011 la Cooperativa Frutihortícola puso en marcha la primera cámara de frío, que agrupa a seis pequeños productores de peras y manzanas. Desde entonces, comercializan a lo largo de todo el año y en varios puntos del país y la región.

Los aportes para este comienzo fueron obtenidos mediante un proyecto que fue aprobado en el Senado. Dos años más tarde, en 2013, se inauguró la segunda cámara, pero ésta gestionada por el gobierno provincial.

El proyecto original implicaba ocho cámaras, pero por el momento solo están previstas dos más, que permitirán aprovechar la capacidad del equipo de frío, que actualmente funciona al 50%.

“Para muchos productores este Complejo es una gran ayuda, evitamos vender la fruta en caliente a un galpón”, argumentó Pablo Diomedi, uno de los miembros en la cooperativa. Solían ser 12, pero muchos se quedaron sin cambio generacional y terminaron abandonando la actividad.

Como parte de la actividad compraron una pequeña máquina artesanal para trabajar su materia prima, y así poder venderla con valor agregado de forma local, a comedores y colegios, a un precio por debajo del mercado. Además, planifican las obras para ponerla en marcha, y también brindan el “servicio de frío”, lo que permite aprovechar el espacio que se va generando en las cámaras.

Aromáticas Alto Valle, un proyecto agroecológico y colectivo

De grandes huertas hasta pequeños invernaderos es el origen de las 12 hierbas aromáticas y 20 medicinales que procesa y fracciona la Cooperativa Aromáticas Alto Valle. Un proyecto que antecede al Complejo Agroindustrial y que, en muchos casos, es la principal actividad de las 12 familias huerteras que lo conforman.

“Todo lo que producimos se vende, si hubiese más, también se vendería”, intenta graficar el crecimiento de la actividad María Laura Berzins, una de las socias fundadoras.

La propagación de los hábitos saludables como modelo de vida hizo resurgir la predilección por los remedios naturales, las infusiones y el autocultivo. Este podría ser uno de los factores que explica el éxito de sus productos. Desde ginkgo biloba hasta orégano, romero o perejil, el gran salto fue gracias a la sala de fraccionamiento, que les permitió formalizar la comercialización y ofrecer un producto envasado.

La venta es, en gran medida, a través las redes sociales. Pero, al ser un producto habilitado, también se puede conseguir en locales como El Portal de Oro.

Fruch, snack saludable para aprovechar la fruta que no llega a la góndola

Manuel Pucheta y Gastón Arcucci son, además de primos, grandes amigos. Convivieron mientras cursaron la licenciatura en Tecnología de los Alimentos, en la sede reginense de la Universidad Nacional del Comahue. Ya recibidos y ejerciendo la profesión, también juntos, en una conocida bodega, hace dos años empezaron a realizar pruebas para producir rodajas de manzana, roja y verde, deshidratada. El proceso fue complejo y exigente, pero tras varios intentos fallidos encontraron eso que buscaban y fue un éxito rotundo.

Inmersos en la actual crisis que vive el sector frutícola, los dos profesionales de la alimentación pensaron, hace más de una década, en una alternativa para evitar que se pudra la fruta que no llega a la góndola.

“Juntamos todas las vacaciones que nos quedaban y nos pusimos a producir”, recordó Manuel sobre aquellos inicios, cuando alquilaron su planta en la vieja despensa Mastrocola, en la zona rural de Fernández Oro. No pasó mucho tiempo para que tengan que contratar a tres empleados y llegar así, a producir los cerca de 8000 paquetes de snack que venden por mes en Cipolletti, Fernández Oro, Roca, Cinco Saltos, Neuquén y Centenario. Sin embargo, ellos apuntan a exportar: “Nuestro foco son las dietéticas”, señaló el joven empresario. Se asociaron con otro primo de Buenos Aires y buscan expandir los nichos comerciales.

La obra de un nuevo galpón en el Complejo Agroindustrial lleva más de un mes y en enero estará operativa. Conservarán como principal punto de venta su actual tienda en Mastrocola, y sumarán una línea de hornos a los dos existentes. Contratarán y entre ocho y diez empleados y prevén duplicar la producción actual.

Las Mujeres de Oro en plena producción de mermelada.

Mujeres de Oro en Acción, militancia para paliar las necesidades

En una cocina de una casa humilde de Fernández Oro, pegada a las vías del tren, empezó la idea de envasar conservas. Fue un grupo de mujeres que necesitaba llevar comida a sus casas, comprar ropa para sus hijos, pagar el alquiler y hacerse cargo de todo.

Así fue que en 2010 nació Mujeres de Oro en Acción, el emprendimiento que no hace mucho pasó a ser una de las cuatro cooperativas del Complejo Agroindustrial.

Aquella casa era la de Inés Ríos, concejal de la ciudad, que fue quien empezó la iniciativa que reúne a 19 mujeres que fueron empleadas domésticas, obreras rurales y amas de casa. Hoy envasan escabeches, licores, mermeladas y mucho más.

La Cooperativa Apícola en los colegios de la zona

La vieja escuela indica que la mejor forma de producir miel era en las enramadas. Sin embargo, como explicó Manuel Muñoz, presidente de la cooperativa de apicultores, “es necesaria la habilitación para que los productores puedan crecer”. En febrero de este año fue la primer extracción, con 26 tambores de 300 kilos cada uno. La sala aún no estaba lista, y gran parte de la producción quedó en la informalidad, pero desde diciembre empezarán nuevamente, esta vez con todo listo y más preparados. Especulan con llegar a los 100 tambores.

Inscriptos en la cooperativa son 42, pero activos llegan a 20 productores de Allen, Fernández Oro, Cipolletti, Neuquén, Cinco Saltos, Campo Grande y San Patricio del Chañar. Por eso necesitan sumar socios y expandir la producción para acercarse al techo productivo. Están habilitados a nivel nacional, provincial y municipal, y ya tienen el código de barra que les permite vender en todo el país.

Tras un convenio con el Concejo de Educación, realizan una prueba piloto para ofrecer miel a los alumnos, una vez a la semana. Por ahora, desde octubre, solo se realiza en Allen y Oro, pero esperan que el año que viene se expanda a toda la provincia.


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