Bariloche: Por la huella de un dedo confirmaron que era Micaela

La identificación a simple vista era casi imposible. Cotejaron la prueba con el sistema de ingreso del lugar en el que trabajaba.

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La búsqueda de Micaela Bravo tuvo el peor final. Ayer, las sospechas se confirmaron: el cadáver hallado en un descampado corresponde al de la joven madre, que había desaparecido el 23 de marzo pasado. Tras la confirmación, comienza un nuevo capítulo en la investigación judicial, que deberá esclarecer el homicidio de Natalia.

Un dedo pulgar, que se recuperó en el lugar donde hallaron el cadáver, permitió hacer una pericia de hidratación de huella dactilar que estableció que se trataba de Micaela.

Fuentes vinculadas a la investigación explicaron que personal del Gabinete de Criminalística de la Policía de Río Negro regeneró la huella dactilar con sustancias químicas. Luego, a partir de una indicación de los investigadores, un operario del gabinete verificó ayer antes del mediodía esa huella dactilar con la base de datos del registro de ingreso de un exclusivo hotel, ubicado en la avenida Bustillo, donde trabajaba Micaela. La pericia dio resultado positivo.

Luego, desde el Juzgado de Instrucción 4, a cargo del juez Ricardo Calcagno, informaron que luego de realizar la pericia de “hidratación de huella” y su posterior cotejo con la huella dactilar obrante en el DNI se pudo confirmar que el cadáver que fuera encontrado es Micaela Bravo. Sin embargo, las fuentes de la investigación confiaron que de la información que enviaron desde el Registro Civil, la huella dactilar no era legible.

La pericia permitió cerrar el estado de incertidumbre que había comenzado el miércoles al mediodía a partir del descubrimiento del cadáver de una mujer en un descampado, que está ubicado en un predio privado a metros de la Ruta Nacional Juan Marcos Herman.

Todos los indicios señalaban que se trataba de Micaela. La ropa que tenía el cuerpo coincidía con la ropa que vestía la joven la última vez que la vieron con vida. Pero faltaba una prueba científica para confirmar las sospechas, porque el cadáver estaba en avanzado estado de descomposición, lo que complicada la identificación a simple vista.

Por eso, Calcagno ordenó la pericia de la huella dactilar que evitó la prolongada espera de por lo menos 7 días hasta obtener el resultado del análisis de ADN, que se pidió al laboratorio de genética forense que funciona en Bariloche.

Desde el Ministerio Público Fiscal informaron que la autopsia estableció que la joven “habría sufrido una herida corto punzante, además de varios golpes, en la zona del abdomen”.

Explicaron que la investigación a cargo del fiscal Eduardo Fernández “se orientará ahora a determinar las causas de la muerte, su autor y el día en que esta habría ocurrido”.

Micaela salió el 23 de marzo pasado de la casa de su madre, ubicada en el barrio 2 de Abril. Fue a dejar a su sobrina al jardín del barrio y nunca más regresó. Tenía 28 años y tuvo tres hijos pequeños. Se había separado hace unos meses de su marido, Patricio Vargas, y había iniciado una relación con un joven de 19 años del barrio. Micaela y su familia asistía a una iglesia evangélica del barrio, donde el pastor es el padre de su exmarido.

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