El amor incondicional de los animales

“La soledad afectiva se acentúa bastante, sobre todo en el mundo posmodernista”, aseguró el psicólogo clínico Juan Carlos Varela Blanco en diálogo con este diario. Explicó que en esas condiciones no resulta extraño que los animales, de alguna manera, cubran espacios que no son satisfechos por otras personas.

A partir de la definición de que el amor es constitutivo en el ser humano, consideró que “la afectividad bien entendida nunca puede ser mala” y que, a pesar de que en algunos casos puede resultar terapéutico, el problema surge con la dependencia “como puede producirse con cualquier persona”.

El terapeuta hizo un alto al referirse al problema del rechazo. “Es una de las cosas que más afectan a las personas”, añadió sobre una situación que surge con el nacimiento y el apego a la madre por una cuestión de supervivencia.

Detalló que las personas que son abandonadas son propensas a deprimirse y que, frente a un escenario similar, “el amor del animal es incondicional”. Esta afirmación se fundamenta con el hecho de que una mascota “generalmente responde a lo que uno quiere”.

Varela Blanco también se refirió a los problemas de comunicación existentes entre personas. “He notado (con el tiempo) que los vínculos sociales son diferentes. Hay más indiferencia o soledad”, dijo sobre un camino que termina por allanar la búsqueda de refugio en otra especie.

El especialista evaluó que los vínculos pueden ser tan fuertes que una persona puede hacer cualquier cosa por sus mascotas, incluso hasta preferirlas por sobre otras personas. “Es una especie de reclusión”, dijo y puso el foco sobre la “humanización” de algunos animales.

“Los animales son proclives a vincularse de alguna manera. Si esa relación se humaniza se habla de un vínculo de amor”.

Juan Carlos Varela Blanco se refirió a la soledad afectiva de estos tiempos.