Boom comercial en Bariloche, tras la devastación de la pandemia

La reactivación del turismo y el quiebre de la estacionalidad mejoraron las perspectivas para los emprendedores que se animaron a invertir en la calle Mitre y alrededores, donde el año pasado abundaban las persianas bajas.

En forma vertiginosa, los carteles de alquiler o venta en locales comerciales en el centro de Bariloche comenzaron a desaparecer. Las restricciones para circular por la pandemia quedaron atrás, las condiciones sanitarias mejoraron y con un movimiento turístico incesante, no se percibe la temporada baja.

Con un panorama alentador, nuevos emprendimientos abrieron sus puertas en los últimos meses en la calle más seductora de la ciudad: Mitre. Desde agencias de excursiones, locales gastronómicos, venta de artículos regionales y ropa hasta minidespensas y maxikioscos. Todo vale. La oferta es de lo más heterogénea y avanza desmesuradamente con las perspectivas de una temporada de verano inédita.

El presidente de la Cámara de Comercio de Bariloche, Leonardo Marcasciano, admitió que reciben gran cantidad de consultas respecto a los próximos meses, “pero está claro que ya hay una reactivación y que el turismo en Bariloche tendrá un comportamiento muy positivo este verano”.

Una encuesta que realizó la entidad a fines del año pasado dio cuenta que, un 14% de los comercios había cerrado sus puertas a raíz de las restricciones más duras por la pandemia. En sintonía, el informe de CAME (Confederación Argentina de la Mediana Empresa) indicaba un 13,6% a nivel nacional y marcaba que la incidencia de cierres más alta se daba en las ciudades turísticas.

“Que hay un resurgimiento no hay dudas -agregó Marcasciano- y también perspectivas de tener un verano con buena afluencia de turismo que lleva a muchos a animarse a emprender a nivel comercial”.

Consideró que la mayor cantidad de aperturas corresponde al rubro gastronómico. “En plena pandemia, todos seguimos comiendo. Era lo único que funcionaba. Por eso, también crecieron los mercaditos. De a poco, se van animando a otros rubros, como la indumentaria. La apertura de las fronteras ya traza otra perspectiva. Somos uno de los cinco países más baratos del mundo. Para el público es dos por uno”, expresó.

En Mitre a pocos metros de la calle Palacios, donde durante muchos años funcionó una parrilla, se instaló un patio de comidas conformado por varios foodtrucks que ofrecen desde comida natural hasta hamburguesas, sandwiches, tacos, shawarma y cervezas.

Hoy la calle Mitre ya casi no tiene locales vacíos y luce impronta navideña. Foto: Chino Leiva

Ni bien abre sus puertas a las 11.30 recibe a gran cantidad de turistas que optan por comer al aire libre -unos pocos prefieren dentro de un restaurante- hasta la medianoche. “Siempre tenemos gente y más ahora que el clima acompaña. Esperamos con ansias la temporada que, según dicen, explota”, acotó Susana, mientras registra los pedidos de los clientes.

En plena pandemia, una casa de venta de cueros ubicada en la esquina de Mitre y Palacios, cerró sus puertas. Un mes atrás, un emprendedor comenzó a ofrecer en ese lugar venta de indumentaria y artículos regionales apuntando al turismo.

Durante la pandemia, Hebe y Alicia, dos de las empleadas, se quedaron sin trabajo. “Con la cuarentena, cerraron todo y en mi caso empecé a vender milanesas. Se hizo lo que se pudo”, dijo una de ellas al tiempo que agradeció la reactivación turística.

Las mujeres coincidieron en que la temporada baja no es tan marcada como años atrás: “Se ve movimiento de gente pero es austera. Hay muchas consultas pero no se vende tanto. Se llevan lo más chico que ven, regalos para los nietos, gorros si hay mucho sol o camperas si llueve. Estamos ilusionadas con la temporada”.

Tamara Alomo abrió una boutique de cerveza artesanal dos meses atrás en la calle Rolando, a pasos de Mitre. La mujer advirtió que fue un riesgo abrir el local en plena temporada baja y que costó muchísimo conseguir un local céntrico a un precio accesible. Por eso, se decidió no estar en plena calle Mitre.

Tamara instaló una boutique cervecera a pocos pasos de la calle Mitre. Foto: Chino Leiva

“Fue una idea de mi marido: unificar todas las cervecerías de Bariloche en un mismo lugar. Y lo cierto es que, estando en temporada baja, salgo hecha. No tengo ganancias pero tampoco pérdidas. Ojalá esto explote en el verano, más que nada por toda la gente que trabaja”, consideró Alomo, dueña de Biere.

Cuando Diego Ferrari visitó Bélgica cuatro años atrás, un local de waffles lo inspiró para instalar uno similar en Bariloche. Lo logró en febrero de este año en Mitre, a metros de Quaglia, junto

a su hijo Tomás. “Como no queríamos ofrecer un monoproducto, agregamos cafetería, pastelería y buen helado. Apuntamos a la gente local y el turismo es el complemento. Hoy tenemos muchas consultas por franquicias y quizás tomemos el modelo de llevar nuestro producto a Buenos Aires, generando mano de obra allá para gente de Bariloche”, indicó Tomás.
El local funciona en un espacio abierto en lo que era una galería.

Diego y Tomás Ferrari trajeron la idea de Rudolf desde Bélgica y se instalaron en calle Mitre. Foto: Chino Leiva

Respecto a las expectativas para la temporada estival, padre e hijo aseguraron: “Nos preparamos todo este año, con un fuerte desarrollo porque todo es super artesanal y un buen equipo. Estamos muy contentos”.


Una churrería clásica de la costa con sede patagónica


La tradicional churrería de Villa Gesell “El Topo” se instaló en Bariloche un mes atrás. Su logo con las letras invertidas llama la atención en la calle Mitre entre Palacios y Rolando, a pocos metros de los arcos del Centro Cívico.

De esta forma, el local que tiene sucursales en varios puntos de la provincia de Buenos Aires y Capital Federal, llegó a la Patagonia.

Churros dulces y salados, la propuesta que trajo Emmanuel Sacco desde la costa. Foto: Chino Leiva

“Es una empresa familiar y soy la tercera generación. Mi abuelo fundó el local en 1968 y un año después abrió en Necochea”, contó Emmanuel Sacco, de 29 años, a cargo de la churrería en Bariloche.

El Topo fue la primera fábrica de churros del país y también la primera en incorporar rellenos salados como roquefort, leverbush y atún. Más tarde, sumó sabores como nutella y óreo.

“Luego nos dimos cuenta que nuestros churros eran veganos por la masa y porque se fríen en aceite de girasol e incursionamos en membrillo y batata, humus y palta. Para las fiestas tenemos churros de vitel toné. Todos los rellenos son a prueba y error”, explicó.

Contó que tiempo atrás ofertaron el churro Roque Narvaja, relleno de limón y bañado en menta. “Era verde y no tuvo mucha salida, pero hoy la gente por las redes sociales lo vuelve a pedir”.

Sacco visita Bariloche desde 2015 y desde entonces, no solo se enamoró del lugar sino que puso todos sus esfuerzos para abrir su propio local. La pandemia atrasó su iniciativa. Tras una ardua búsqueda consiguió alquilar un local en pleno centro de la ciudad.

“Trabajo en la churrería de mi abuelo desde los 14 años. Recién en julio de este año logré conseguir este local que inauguramos el 18 de noviembre”, advirtió.

Dijo que, si bien “los comerciantes vecinos” le indican que están en baja temporada, él no lo nota como tal por la cantidad de público.

“Tenemos muy altas expectativas para la temporada. Se piensa que nuestro producto es de invierno. Pero el estar frente al mar y la venta ambulante en la playa demostró que no es así y que es un producto para todo el año”, señaló.


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