Bruno Godoy: “En el boxeo, sin el frente a frente se pierde exigencia”
“La Bestia” compartió cómo vive el aislamiento en su rol de entrenador y de qué manera le afecta a los deportistas.
El apellido Godoy es sinónimo de boxeo en Neuquén y Bruno es el que abrió el camino. Sus hijos agrandaron la leyenda, pero fue el padre de familia el que, aún hoy, marca los pasos a seguir.
“La Bestia”, como lo apodaban en el ring, enseña la disciplina desde hace 30 años. Atletas profesionales y amateurs entrenaban en su gimnasio hasta que el aislamiento obligatorio por la pandemia de coronavirus obligó a frenar la actividad.
“Cada boxeador y boxeadora improvisó un gimnasio en su casa, todos entrenan a voluntad. No les di una rutina porque sé que capaz no la van a poder cumplir”, aseguró Bruno en diálogo con Río Negro.
La inactividad es un costo que todos los atletas van a pagar durante esta etapa y Godoy lo sabe. “El parate los va a afectar muchísimo, sin el trabajo frente a frente se pierde la exigencia que todo deportista necesita, se pierden las correcciones y la competencia”, evaluó.
Su carrera como entrenador comenzó en 1990. Una fractura en la mano lo alejó del cuadrilátero y lo acercó a la docencia. “El intendente Adrián Fernández era seguidor mío y me puso al frente de la Escuela Municipal de Boxeo de Centenario. La idea era enseñar disciplina y recuperar chicos de la calle”, expresó.
“Salió bien, no solo recuperamos al 90% de los chicos, sino que salieron todos muy buenos boxeadores”, agregó al respecto. Uno de esos casos es el de Aldo “Galán” Ríos, que llegó a pelear por el título mundial mediano de la CMB en Las Vegas.
El boxeo es mi vida, me apasiona enseñar y es muy satisfactorio ver cómo todos se superan”.
Bruno Godoy también sabe pelearla fuera del ring.
Bruno tiene siete hijos varones que también eligieron al boxeo: Horacio, Alberto, Billi, Gino, Mauro, Matías y Emmanuel. Incluso su nieto Joaquín, hijo del primero, ya empezó su carrera a los 14 años.
El ex campeón, no diferencia entre un Godoy o alguien por fuera de la familia a la hora de educar en el deporte.
“Yo en el gimnasio soy el entrenador, el amigo, pero soy muy exigente. Los trato a todos de la misma manera, no hay distinción ni favoritismo con nadie. A la vez soy muy comprensivo como fueron mis entrenadores conmigo, uno les toma cariño como si fueran hijos e hijas”, señaló sobre su profesión.
Para concluir, Bruno reflexionó sobre el particular momento que generó la pandemia y las prioridades: “La vida nos cambia en un segundo, para bien o para mal. Esto fue un golpe muy duro que nos hará replantearnos muchas cosas y que en este caso te das cuenta que la vida y la salud son lo único que tiene valor”.
La última pelea de Mauro y un deja vu
El pasado 1 de febrero, Mauro Godoy cayó ante Sean McComb en Belfast, Irlanda del Norte. En esa misma ciudad, hace 25 años, Bruno perdió ante Chris Eubank por nocaut técnico.
Una lesión en la mandíbula llevó a que el “Rayo” tenga que abandonar en el séptimo round.
“Mauro estaba haciendo un buen trabajo, pero ese golpe lo sacó de la pelea, no podía cerrar la boca. Son cosas inesperadas que pasan, estuvo bien que lo cuidarán, no se puede pelear en desventaja en ese nivel”, analizó su papá y formador.
“Mauro es joven y fuerte. Siempre habrán nuevas oportunidades”, agregó.
Respecto al recuerdo de su pelea en 1995, expresó: “Claro que me trajo el recuerdo y la satisfacción de haber llegado a las grandes ligas. No logré el objetivo de ganar pero sí demostré que se puede combatir, que nada es imposible”.
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