Brutal «bombazo» a Chilavert
La barbarie no para. Ni siquiera ante los sistemas de video que permiten individualizar a los violentos y los grandes despliegues policiales. Ayer otra bomba frustró el fútbol.
Otra vez la violencia. De nuevo la barbarie. No afloja la inseguridad en los estadios de fútbol.
Sólo doce segundos habían pasado del pitazo inicial de Sergio Pezzotta en el encuentro que jugaban ayer Lanús y Vélez, cuando una poderosa bomba de estruendo explotó muy cerca de José Luis Chilavert, quien cayó desplomado tomándose el oído derecho malográndose un partido de fútbol una vez más por este tipo de episodios.
Nuevamente la violencia se había hecho presente en una cancha. Otra vez la vida de una persona corría peligro en un estadio. Otra vez la policía no pudo detectar en su cacheo una bomba de estruendo.
«La tecnología ha avanzado tanto que los artefactos son tan chiquititos que es fácil de esconder en cualquier parte privada del cuerpo, escapando así a un cacheo común», aseguró el jefe del operativo policial.
En la cancha de Lanús se debía jugar al fútbol y no se pudo. La crónica habla de un total de 30 detenidos -28 hombres y dos mujeres- una de ellas la que le alcanzó el artefacto explosivo al barrabrava agresor, claramente identificado por el sistema de seguridad a través de cámaras que ayer inauguró Lanús. El sistema de video obligatorio para los clubes que tienen estadios con una capacidad superior a los 25.000 espectadores, consta de 36 cámaras, 30 fijas y seis móviles, tuvo un costo de unos 1,6 millón de pesos.
Chilavert en ningún momento perdió el conocimiento. Sufrió un trauma acústico a repetición con aturdimiento, un fuerte zumbido y según explicó el médico, Ricardo Coppolecchia, deberá permanecer en reposo domiciliario. En la semana, cuando se le desinflame la zona afectada, se le harán los estudios de rigor.
Tras la agresión a Chilavert y posterior suspensión del encuentro, la policía -el operativo fue integrado por 511 efectivos- actuó con rapidez y eficacia.
Determinó que los hinchas de Vélez, escoltados, salieran primero del estadio para evitar cualquier tipo de revancha hacia los «granates», mientras que sólo habilitó una salida para los locale. Según las informaciones y las fotos recibidas desde la central del sistema de seguridad, se fue demorando a cada uno de los sospechosos.
La zona de vestuarios era un pandemonium. Corría todo tipo de versiones, entre ellas, una que indicaba que Chilavert había perdido el conocimiento por más de diez minutos. Si bien era cierto que el paraguayo estaba con hielo en la cabeza y tenía problemas para mantener la estabilidad, Coppolecchia se encargó de aclarar que en ningún momento el arquero perdió el conocimiento.
Ante este nuevo hecho de violencia, seguramente Lanús recibirá una sanción deportiva -sería descuento de tres puntos- y el partido en cuestión continuará cuando lo disponga la AFA.
El antecedente inmediato de la suspensión de un partido por una bomba de estruendo fue el de Chacarita-Vélez (fecha 15 del Apertura) cuando la hinchada de Liniers agredió al arquero Vivaldo. Vélez sufrió el descuento de tres puntos y el cotejo finalizó el 23 de febrero pasado, con un empate de 2 a 2. (AR, DyN e Infosic).
«Si estaba de frente, lo mataba»·
Julio Falcioni no escondió su «bronca» por haber jugado sólo 20 segundos, «después de haber preparado el partido durante toda la semana y haber estado concentrados».
Para el técnico velezano, la bomba «fue la peor» que recibió Chilavert en la larga lista de agresiones de la que fue víctima en el fútbol argentino. «Esto es una locura. Si José Luis estaba de frente lo mataba. Acá tenemos más policías, cámaras de video y todo sigue igual», argumentó Falcioni.
Por su parte, el presidente de Lanús, Emilio Chebel, admitió que el hecho «golpea doblemente al club», por el esfuerzo económico que representó la instalación del sistema de video para individualizar a los vándalos. «Este hecho nos golpea doblemente porque este es un club que hace innumerables esfuerzos para garantizar espectáculos de seriedad y responsabilidad. Este fenómeno de la violencia desmadrada nos coloca en una situación desagradable», aseveró el dirigente local.
Por su parte, Raúl Gámez (ex presidente de Vélez) dijo que el fenómeno de la violencia «no se puede sacar de las canchas».
Ya lo había sufrido tres veces
4-2-99: Chilavert se autoexcluyó ante Independiente por la Copa de Mendoza. Una bomba de estruendo le provocó un «trauma acústico» . Iban 18 minutos. Lo reemplazó De la Fuente.
24-2-99: Hinchas de Ríver le arrojan una bomba tras un gol de Cardozo. El arquero quedó aturdido pero enseguida se recuperó y el árbitro Elizondo autorizó la continuidad del partido. Una semana después, en un partido por el Clausura «99 entre Vélez y Ríver, no cambiaron de arco en el entretiempo para evitar otros incidente.
1-11-99: En partido con Independiente por la Mercosur, Chilavert se golpeó con un palo del arco y mientras era atendido sufrió las consecuencias de un petardo arrojado por la parcialidad del equipo de Avellaneda . El árbitro Giménez suspendió el cotejo que finalizó tiempo después a puertas cerradas. Chilavert no jugó en repudio a la decisión de la Confederación Sudamericana de Fútbol (CSF).
Comentarios