Bush derrochó optimismo, pero sigue en guerra

Potenció su rol de comandante en el discurso al país.

WASHINGTON (AP)- El presidente George W. Bush enumeró los temas de su campaña por la reelección en un optimista mensaje anual sobre el estado de la nación, en la noche de ayer, y advirtió que su país está todavía en guerra, por lo que no debe flaquear.

Bush se mostró optimista por el repunte de la economía, e instó al Congreso para que dé los pasos necesarios para garantizar que la recuperación sea duradera.

«Debemos responder ayudando a que más estadounidenses adquieran el talento para encontrar buenos empleos en nuestra economía'', señaló el presidente en algunos fragmentos de su mensaje que fueron divulgados anoche por la Casa Blanca, antes de que Bush los pronunciara.

«Esta noche, Estados Unidos es una nación convocada a asumir grandes responsabilidades'', dijo el presidente. «Y luchamos por cumplir con ellas… No hemos recorrido todo este camino -a través de tragedias y pruebas y guerra- sólo para flaquear y dejar inconclusa nuestra tarea''.

El discurso estuvo diseñado para mostrar a Bush como el comandante en jefe de la nación, que lidia con problemas por encima de las discusiones políticas, un día después de que sus rivales demócratas iniciaron su proceso de selección del próximo candidato presidencial con las asambleas locales del partido en Iowa.

«Estados Unidos libra una ofensiva contra los terroristas'', recordó Bush. «Nuestra mayor responsabilidad es la defensa activa de pueblo estadounidense. Han pasado 28 meses desde el 11 de septiembre del 2001, m s de dos años sin un atentado sobre el territorio estadounidense, y existe la tentación de creer que el peligro ha pasado. Esa esperanza es incomprensible, cómoda y falsa''.

Agregó que su gobierno enfrentaba a las naciones que dan refugio y apoyo a los terroristas, y que les pueden proporcionar armas nucleares, químicas o bacteriológicas.

«Debido al liderazgo y la determinación de Estados Unidos, el mundo está cambiando para bien'', aseguró. El presidente defendió la decisión de invadir Afganistán e Irak.

«La tarea de construir u nuevo Irak es difícil pero correcta'', dijo.

«Y Estados Unidos ha estado siempre dispuesto a hacer lo que sea necesario por aquello que resulta correcto'', señaló el presidente.

La Casa Blanca adelantó que, tal como se preveía, Bush se refirió a la marcha de la economía estadounidense, que en los últimos meses registró algunos indicadores positivos.

El presidente advirtió -señala el texto difundido por la oficina de prensa de la Casa Blanca- que para que la economía siga creciendo debe convertirse en «una economía que cambia».

«Los trabajadores necesitan nuevas capacidades y nosotros debemos responder ayudando a los estadounidenses a obtenerlas y a conseguir buenos empleos», dirá Bush.

Un presidente-candidato marcó los ejes de la campaña electoral

NEW HAMPSHIRE, EE. UU. (AP).- Con promesas de mejorar la situación económica y defendiendo a rajatabla la guerra en Irak, el presidente estadounidense George W. Bush definió ayer el marco de la campaña electoral, en momentos en que el Partido Demócrata designa a su adversario para noviembre próximo.

Como jefe del poder ejecutivo, Bush gozó de una gran plataforma en el discurso sobre el Estado de la Nación para promover su reelección. Esta imagen contrastó fuertemente con la lucha interna entre los demócratas en New Hampshire, que buscan la oportunidad para desafiarlo.

Más allá del juego político, los eventos de alto perfil le otorgan a Bush y a los demócratas una oportunidad para definir los principales temas en este año de elecciones presidenciales: costos de los servicios de salud, creación de empleos, el combate al terrorismo, seguridad interna y la reconstrucción de Irak.

El discurso de Bush ocurrió un día después de que las asambleas vecinales de Iowa redefinieran la contienda demócrata, otorgándoles triunfos a los senadores John Kerry y John Edwards -que venían rezagados-, dándole un lejano tercer lugar a Howard Dean, quien encabezaba las encuestas y forzando al representante Dick Gephardt a abandonar. Ahora, el reto que enfrenta cada uno de los candidatos restantes -Kerry, Edwards, Dean, Wesley Clark y el senador Joe Lieberman – es probarle a los votantes por qué tienen más chances de derrotar a Bush que el resto.

La «capacidad de ser elegido'' se ha convertido en un asunto crucial para los demócratas, mientras intentan resistir las tendencias históricas que sugieren que un presidente en funciones, sin oposición dentro de su partido, tiene una ventaja importante en su búsqueda de la reelección cuando la economía está sólida o en recuperación.

El padre de Bush perdió su intento de reelección en 1992 ante el demócrata Bill Clinton, debido a que la economía estaba débil y el público tenía la impresión de que él no hacía lo suficiente para enfrentar el problema. Bush hijo está decidido a no permitir que eso ocurra.

En su meta de convencer a los estadounidenses que ha buscado un rumbo sólido para la economía y la seguridad, Bush destacó ayer sobre todo los asuntos internos, defendiendo medidas que dice permitirán que millones de personas sin seguro sean incluidas en los servicios de salud, y acelerar la adaptación del país a una economía cambiante por medio de iniciativas de capacitación para el empleo.

Gephardt es la primera baja de la interna demócrata

La primera batalla por la Casa Blanca se acaba de librar y tuvo su primera baja: tras el triunfo de John Kerry, Dick Gephardt se retiró ayer de la contienda electoral luego de su pobre desempeño en las consultas del Partido Demócrata en Iowa.

El ex líder de los demócratas en la Cámara de Representantes terminó cuarto en las preferencias de las asambleas vecinales de Iowa, que se celebraron el lunes y que fueron la primera prueba electoral de los precandidatos demócratas. «Le dí a esta campaña todo de mí'', dijo Gephardt el martes en conferencia de prensa, con voz entrecortada. «Hoy llega a su fin mi intento por buscar la presidencia. Me retiro como candidato y regreso a la vida privada luego de una extensa trayectoria en el servicio público'', añadió.

La primera lectura indica que el electorado demócrata demostró en Iowa que prefería un candidato moderado y capaz de unificar fuerzas para tener chances de derrotar al presidente George W. Bush en la elección presidencial de noviembre.

Tres demócratas practicaron durante unos minutos la pose de la victoria tras el primer test electoral. Sin embargo, todos saben que todavía queda un largo camino hasta llegar a la Casa Blanca.Y quedó claro que los demócratas están aún lejos de haber definido sus preferencias.

Cuando faltan diez meses para las elecciones presidenciales, el actual inquilino del despacho oval, George W. Bush, tiene bien sujeto el cetro. Y todavía quedan varias batallas internas, antes de que los demócratas puedan aunar las fuerzas para intentar relevar a un presidente muy popular.

Los senadores centristas John Kerry y John Edwards son los que más contentos pueden estar. Hace dos semanas, las encuestas prácticamente los descartaban, pero su victoria fue sorpresiva y seguramente impulsará un debate sobre los temas con los que se podrá desafiar al presidente.

Por el contrario, en el caso de Howard Dean, el médico de Vermont, la postura de victoria tuvo algo de porfiado: en los últimos meses tuvo un inusitado éxito pleno de energía. Por ello, para sus seguidores, el tercer puesto fue casi una derrota.

Dean había enfocado su campaña sobre todo en la oposición contra la Guerra de Irak, y eso le hizo subir en las encuestas. Pero la detención de Saddam Hussein, las perspectivas de una entrega del poder a los iraquíes y el regreso de numerosos soldados estadounidenses conducido a que la campaña electoral haya perdido fuerza.

Algunos electores lamentaban en Dean la falta de conceptos que vayan más allá que la ira por la guerra. «Queremos un candidato que tenga las mejores posibilidades para hacer frente a Bush», dijo en Maquoketa Bill Nichols, antes de votar. Y a ojos de los electores de Iowa, Dean no era esa persona. Kerry y Edwards apostaron por otros temas.

No obstante, el gran perdedor fue Richard Gephardt. Este veterano de la política, con 27 años como congresista a sus espaldas, fracasó estrepitosamente con su política de buenas migas con los sindicatos y oposición al libre comercio. Gephardt ganó en Iowa en su primer asalto fallido a la nominación demócrata, en 1988, pero este año sus ataques a Dean no cayeron bien. La derrota fue tan rotunda que ayer decidió arrojar la toalla.

El próximo capítulo se escribirá en New Hamshire, con otros dos actores agregados, Wesley Clark y el senador Joe Lieberman. (DPA/AP)


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