Campeones de la vida
Marcos A. Machado, DNI 10.889.193
Buenos Aires
En Francia apreciamos el esfuerzo sobrehumano, psíquico y físico de los atletas participantes. Impactan hasta el alma, tres casos notorios de superación y triunfos, pese a sus adversidades (rechazos, humillaciones, desprestigios, prohibiciones, etc.).
Simone Biles, quien tuvo una dura historia familiar en su infancia y fuera víctima de abusos por parte del médico del equipo, logró cuatro medallas en Brasil 2016. Luego en Tokio 2020, priorizando su salud mental se retiró y fue criticada por J.D. Vance (senador de Ohio) por su “debilidad”. En Francia 2024 y, sobreponiéndose (leer libro Valor para Volar) resurgió de las cenizas y ganó tres medallas de oro, agradeciendo a Dios.
Novak Djokovic, a sus 37 años (post-operación de rodilla hace 2 meses) gana el oro olímpico y demuestra su fe en Dios.
Lindon Víctor, considerado uno de los tres mejores atletas del mundo (bronce en el Declatón París 2024) trabajó en una granja en Granada y, a pesar de sus dotes atléticas fue rechazado en más de 20 universidades para obtener una beca. Dijo que creyó en Dios, “dador de talentos atléticos”, asemejando la parábola de los diez talentos de Jesús. Es cierto que los humanos valoramos y aplaudimos el “oro olímpico” pero, jamás debemos olvidar que, más meritorio que el logro de la dichosa medalla fueron sus “triunfos en la vida”, sobreponiéndose a las batallas y vivencias ejemplares, resultando “sus mayores glorias”.
Valga nuestro gran homenaje y respeto, no sólo a los atletas, sino también a todos los “héroes anónimos”, que han logrado vencer las “adversidades de la vida” ¡con su fe, voluntad, perseverancia y esfuerzo!
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