Se destruye la cultura del trabajo

Es el cuento de nunca acabar cuando la temporada de cosecha anuncia su comienzo.

El gobierno nacional se queda con su parte. Los aumentos salariales afectan directamente a los chacareros y provocan el desánimo de los productores, pequeños y medianos. Año tras año, cada día que pasa, hay menos chacras en producción.

Desde hace décadas sucede este flagelo, que a mi modesto entender tiene que ver exclusivamente con la inutilidad de una dirigencia política que lejos está de entender que mientras ellos hacen sus negocios personales no solo se destruyen las economías, sino, lo que es peor aún, se destruye la cultura del trabajo. Esto afecta enormemente a los más pobres, incrementando alarmantemente la desocupación, convirtiendo a miles y millones de argentinos en desocupados y mendigos de cada gobierno de turno.

A su vez hace que los ingresos de recursos genuinos cada día alcancen menos para atender las necesidades básicas de la sociedad.

Lo más gracioso de todo es que ninguno de estos dirigentes políticos se quiere ir. Nadie quiere volver al llano.

Rubén Ali Yauhar

DNI 8.211.757


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