Travesuras del espíritu

Alberto Félix Suertegaray DNI 14169481

GENERAL ROCA

El problema humano no es ni político, ni económico, ni climático. El problema humano tiene sus raíces en el campo de lo espiritual. La solución debe ser espiritual para sanarlo desde la raíz.

El espíritu impregna el alma pero hay un espíritu del bien y otro del mal. Es menester que el hombre maduro discierna, con conciencia despierta, el bien o el mal inmanente en sus intensiones y en su obrar.

Existen también las travesuras que, de manera inofensiva, no encajan en el bien o en el mal y desafían lo culturalmente establecido de forma libertaria, creativa y personal.

Las travesuras son necesarias, simpáticas, invitantes, divertidas. Sorprenden y alivian las cargas de la vida. Pensándolo bien, la vida es una gran travesura, la mayor, ¡la mejor!

Un espíritu travieso infunde vida a las rutinas y salta por encima de lo corriente, y transgrede inocentemente las normas que atentan contra la libertad de manera enfermiza.

Cultivemos un travieso espíritu del bien, es la fórmula que nos aleja de cometer el mal. La travesura tiene corazón de niño y es una manifestación luminosa de la libertad del ser.

La travesura tiene un pie en los sueños más preciados y comulga con la alegría de vivir, impregnada de amor viviente. Las almas se tocan fraternalmente en la travesura. Y ese contacto les infunde el amor y la vida que todos buscamos.

El amor es la travesura infinita que cimenta la vida… ¡Que estemos llenos de un amor travieso y tierno!


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