Cuáles son los 2 beneficios de seguir usando los barbijos en hospitales 

Investigadores de la Universidad de Harvard en los Estados Unidos proponen criterios para cuidar la salud de los pacientes más vulnerables 

Durante la emergencia de salud pública por la pandemia del COVID-19, el virus mató a millones de personas en todo el mundo, trastornó vidas y alteró radicalmente la atención sanitaria. Uno de los cambios más visibles en la atención sanitaria fue el uso del barbijo, una medida diseñada para reducir la transmisión del coronavirus en los centros sanitarios

Durante 2023, el barbijo ya dejó de ser obligatorio en las calles en muchos países de Occidente. Pero los científicos Michael Klompas, Meghan A. Baker, Chanu Rhee, y Lindsey R. Baden, del Departamento de Medicina Poblacional de la Escuela de Salud de la Universidad de Harvard, en los Estados Unidos, proponen que se debería usar el barbijo en los hospitales.  

Los expertos consideraron en un artículo publicado en la revista New England Journal of Medicine (NEJM), que la suspensión del barbijo obligatorio fuera de los contextos sanitarios es comprensible. Porque “la inmunidad adquirida a través de la vacunación y de haber tenido la infección redujo drásticamente la morbilidad y mortalidad por el COVID-19” en el mundo.  

Sin embargo -señalaron-, hay dos razones por las que los centros de salud y hospitales deberían seguir exigiendo el barbijo.  

Una de las razones es que los pacientes hospitalizados son diferentes de las poblaciones que no requieren internación. Los hospitales, por definición, agrupan a algunas de las personas más vulnerables de la sociedad cuando se encuentran en una situación de mayor vulnerabilidad (es decir, cuando padecen una enfermedad aguda).  

Sigue habiendo subgrupos importantes con un riesgo elevado de enfermedad grave y muerte, como los adultos mayores, las personas inmunodeprimidas y las que padecen enfermedades coexistentes graves, como neumopatías crónicas o cardiopatías. Los miembros de estos grupos son una gran parte de los pacientes hospitalizados en un momento dado. Muchos de ellos también realizan visitas frecuentes a centros de asistencia sanitaria ambulatoria. 

En segundo lugar, las infecciones hospitalarias causadas por virus respiratorios distintos del coronavirus son frecuentes y subestimadas, al igual que los posibles efectos adversos para la salud asociados a estos virus en pacientes vulnerables. Las transmisiones de patógenos hospitalarios y los conglomerados de casos de gripe, virus respiratorio sincicial (que causa la bronquiolitis), metapneumovirus humano, virus de la parainfluenza y otros virus respiratorios se producen con una frecuencia sorprendente.  

Una quinta parte o más de los casos de neumonía hospitalaria pueden estar causados por virus y no por bacterias. Además, la morbilidad asociada a los virus respiratorios va más allá de la neumonía. Los virus también pueden causar daños importantes al agravar las enfermedades subyacentes de los pacientes.  

Las infecciones virales respiratorias agudas pueden agravar enfermedades pulmonares obstructivas, exacerbaciones de la insuficiencia cardíaca, arritmias, episodios isquémicos, episodios neurológicos y muerte.  

Al tener en cuenta el impacto de las infecciones virales, los expertos consideran que el uso de barbijos o mascarillas en los hospitales “sigue teniendo sentido”. Porque reducen la propagación de virus respiratorios tanto de personas con infecciones diagnosticadas como asintomáticas. 

Los barbijos se deberían seguir exigiendo en hospitales cuando hay altos niveles de transmisión de virus como la gripe o el que causa la bronquiolitis

Se sabe que el coronavirus, la gripe, el virus sincicial y otros virus respiratorios pueden causar infecciones leves y asintomáticas. Por lo que el personal o los visitantes pueden no darse cuenta de que están infectados. Sin embargo, las personas asintomáticas y pre-sintomáticas pueden seguir siendo contagiosas y propagar infecciones a los pacientes. Además, el personal con síntomas a veces concurre a trabajar para resguardar el pago del presentismo.  

Se había demostrado antes como durante la pandemia que el barbijo en los trabajadores sanitarios puede reducir las infecciones virales respiratorias nosocomiales en aproximadamente un 60%. 

Los investigadores de Harvard reconocen que existe una fatiga generalizada del barbijo entre los trabajadores sanitarios. Por eso, proponen que se usen con criterio, esto es, que se los indique según los niveles de transmisión de virus en la comunidad, las actividades que realizan los trabajadores en un momento determinado y al riesgo de enfermedad grave de cada paciente. 

Por lo tanto, los centros sanitarios pueden considerar la posibilidad de calibrar las políticas de uso del barbijo en función de los niveles de transmisión de la comunidad. Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades han propuesto métricas de vigilancia que los hospitales pueden utilizar para activar los requisitos de barbijo, como las tasas de enfermedades similares a la influenza o las visitas al departamento de emergencias por influenza, virus sincicial y Covid-19. 

Como alternativa, los centros podrían considerar más sencillo planificar la exigencia de barbijo durante los meses específicos del año en los que la actividad viral respiratoria ha sido históricamente elevada. Por ejemplo, en época con brotes de gripe en invierno. 


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