Ciudad natal del criminal nazi Priebke rechaza recibir su cuerpo

“Si nadie lo quiere, debe ser incinerado y sus cenizas esparcidas, no sé dónde” proponen vecinos de Hennigsdorf, Alemania.

EL MUNDO

HENNIGSDORF, Allemagne (AFP) – “Priebke no pinta nada aquí”, dice con enfado Klaus Kitzmann, habitante desde hace 54 años de Hennigsdorf, la ciudad natal del criminal de guerra nazi fallecido a los 100 años y cuyos restos mortales aún no han recibido sepultura.

“Nuestra historia ya es suficientemente difícil ya”, alega este jubilado de 70 años, añadiendo: “Priebke nació aquí, pero vivió la mayor parte del tiempo en extranjero. Si nadie lo quiere, debe ser incinerado y sus cenizas esparcidas, no sé dónde”.

Sentado este viernes en el café Madlen, frente a un monumento en memoria de las víctimas de los campos de concentración nazis, Kitzmann expresa el sentimiento generalizado de los residentes de esta pequeña aldea de la periferia berlinesa sobre Enrich Priebke, quien se marchó Hennigsdorf en 1936.

“No lo queremos, y además no está permitido que sea enterrado aquí”, dice a la AFP la portavoz del ayuntamiento, Ilona Moser, en referencia a una norma que no da derecho a ser enterrado en este municipio a los no residentes, excepto a aquellos que fallecieron por casualidad en Hennigsdorf o a los miembros de una familia que disponen de un panteón.

En este caso, “esta norma nos afecta”, considera Moser.

Hennigsdorf teme convertirse en un lugar de peregrinaje para los neonazis, como ocurrió con la pequeña localidad bávara de Wunsiedel, que acogió durante un tiempo los restos mortales de Rudolf Hess, uno de los lugartenientes de Adolf Hitler.

Se trata de un temor justificado: el año pasado, un miembro del partido de extrema derecha NPD publicó un anuncio en el periódico local con motivo del 99 cumpleaños de Priebke -quien jamás renegó de sus convicciones nazis-, y al día siguiente, unos 50 neonazis acudieron a la pequeña localidad, de 25.000 habitantes, enarbolando antorchas.

En Hennigsdorf, que colindan con el antiguo Muro de Berlín en la que fue zona comunista, hace dos años se cerró una tienda de discos, revistas y otros objetos propagandísticos regentada por partidarios de la extrema derecha.

“Es evidente que los extremistas de derecha podrían utilizar su tumba para su repugnante propaganda”, declaró el jueves a la AFP el ministro del Interior del Estado de Brandemburgo, Ralf Holzschuher.

No obstante, Hennigsdorf no ha recibido por el momento ninguna petición para dar sepultura a Erich Priebke, precisó Moser a la AFP.

El Ministerio alemán de Relaciones Exteriores había afirmado el miércoles, que correspondía a la familia del criminal de guerra nazi decidir qué hacer con sus restos mortales.

Para Jonas Frykman, responsable de un colectivo de asociaciones contra la extrema derecha en Berlín y en Brandemburgo, “Alemania tiene una responsabilidad histórica de acoger estos restos mortales” si nadie más los quiere.

Frykman considera comprensible que una comuna italiana rechazara el cuerpo de uno de los responsables de la masacre de las Fosas Ardeatinas de Roma en 1944, en la que murieron 335 civiles, de los que 75 eran judíos.

Según Frykman, las autoridades alemanas deben ser capaces de oponerse a que se celebren actos neonazis en torno a la tumba de Priebke, si se le llegara a dar sepultura en Hennigsdorf.

Priebke fue extraditado a Italia en 1995 y allí se le condenó a cadena perpetua en 1998.

Deseaba ser enterrado junto a su esposa en Argentina, donde había vivido escondido, pero Buenos Aires se opuso tajantemente a esta opción.


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