Clemente Onelli, el pueblo más frío que reclama conexión al gasoducto

Ubicado en la estepa rionegrina, ostenta el récord de 30° bajo cero. Los magros precios de la lana, sequías y las cenizas del Puyehue fueron despoblando la localidad. Muchos esperan el gas y anhelan que la situación cambie con el asfaltado de la Ruta Nacional 23.

Onelli, la vida en el pueblo más frío de la estepa rionegrina

Por José Mellado

jmellado@rionegro.com.ar

Clemente Onelli no es un pequeño pueblo más de la Argentina. Lo definen la crudeza de los inviernos –llegó al récord de -25 grados–, la soledad y los constantes reclamos de su gente para que los conecten al gasoducto. Pero también vivió su momento de “alta exposición” en los medios nacionales, ya que fue la localidad en la que Telefónica de Argentina instaló el primer teléfono semipúblico, emblema de las privatizaciones del gobierno del ex presidente Carlos Menem.

“iVieja! a que no sabés de dónde te estoy llamando”, decía un día de 1993 el sargento Sabino Morales mientras hablaba con su madre, al grabar un comercial que recorrió al mundo. El uniformado estaba el frente del Destacamento Policial y era uno de los personajes del pueblo.

Clemente Onelli, ubicado a unos 50 kilómetros al oeste de Jacobacci por la ruta Nacional 23, lleva el nombre de un gran naturalista de origen italiano y apasionado por la Patagonia. Fue ayudante del Perito Moreno en el trazado de límites y un gran escritor y periodista viajero .

El pueblo de la Linea Sur rionegrina nació a principios del siglo pasado. Se desarrolló con el paso del tren y llegó a tener más de 500 pobladores que, en su gran mayoría, vivían de la producción ovina y caprina. Pero, paradójicamente, las privatizaciones lejos estuvieron de llevar ese ansiado desarrollo que promocionaba el Estado y esperanzaba a los vecinos. El tren dejo de pasar con asiduidad hasta que se privatizó y numerosos trabajadores fueron despedidos. La convertibilidad sumergió a los productores por el tipo de cambio poco favorable para la lana y el mohair que se comercializa en dólares. A partir de allí Onelli comenzó a vivir un despoblamiento y se paralizó. Al cuadro se sumó la intensa sequía que azotó hasta el 2014 y la erupción del volcán Puyehue. Los campesinos se quedaron casi sin animales. Pese a todos los males, sus pobladores no pierden esperanzas y se ilusionan con lo que puede incidir el asfalto de la ruta Nacional 23, obra que se ejecuta en la zona.

Cambió el clima.“El pueblo no es el de antes. Ha cambiado hasta el clima. Nosotros estábamos acostumbrados al frío intenso y la nieve, pero hace varios invierno que solo llueve, prácticamente no nieva y las temperaturas no pasan los 10 o 12 grados bajo. Hace unos años llegaban a 25 o 30 bajo cero y teníamos nieve desde abril hasta septiembre”, señala Juan Said Chaina, conocido en el pueblo y la zona como Sixto.

El hombre nació y se crió en esta localidad y hasta diciembre fue el comisionado de fomento. Admite que a pesar de todo, la gente vive bien. Hoy al pueblo lo habitan unas 40 familias. Hay algunos asalariados que trabajan en la escuela, en el ferrocarril y otras dependencias del Estado. A otros les quedan unas pocas ovejas en el campo y con eso viven. Y muchos cobran una jubilación o pensión. Además está la empresa que construye el asfalto de la ruta 23 que ocupa a algunos vecinos. A la gente se la asiste con leña y los planes sociales. “Ojalá que el asfalto de la ruta nos permita crecer un poco”, detalla Chaina.

A pesar de que el gasoducto desde Bariloche a Jacobacci se inauguró en 1992, recién el 14 de mayo de 2006 y luego de numerosos reclamos, los pobladores de Onelli accedieron al gas natural. Sin embargo este servicio no les llegó a todos y hay 15 familias que lo reclaman. “El invierno es duro. Ahora, por ejemplo, hemos tenido mucha lluvia y la humedad se siente mucho. Los que no tenemos gas necesitamos buena leña para no pasar frío”, dice Américo Díaz, empleado del Tren Patagónico que vive junto a otros cuatro integrantes de su familia en una de las viviendas del ferrocarril.

Como ocurre en la mayoría de los poblados chicos, la Escuela Hogar 104 es el corazón del lugar. ”Los docentes somos los segundos papás de los chicos. Demandan cariño, atención, comprensión y escucha. Los ayudamos a que puedan ver un futuro distinto. Queremos que puedan mirar otras realidades y accedan a un futuro mejor señaló la maestra Luisa Burgos.

El pueblo recibió el nombre de un naturalista italiano y explorador de la Patagonia. Fue además un gran escritor y periodista viajero.

Las voces de sus

pobladores

“El invierno es muy duro y para los que no tenemos conexión de gas la leña es fundamental para poder pasarla”. Américo Díaz, poblador.

“La escuela es el lugar de contención para los chicos. Somos los segundos papás y ayudamos a que puedan ver un futuro distinto”. Luisa Burgos, docente.

“Está bueno venir a la escuela. Estamos calentitos y juego con mis amigos Brian y Salvador. Las maestras nos tratan muy bien. Ezequiel, de tercer grado.

josé mellado

postal PROFUNDA

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El pueblo recibió el nombre de un naturalista italiano y explorador de la Patagonia. Fue además un gran escritor y periodista viajero.

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