Colorido carnaval boliviano en Sierra Grande

Una fiesta que venera a la Virgen del Socavón. Llegó a la región con los mineros del Altiplano.

SIERRA GRANDE (ASG).- Ya no quedan dudas que Sierra Grande es epicentro de una tradición boliviana que une Carnaval y religión, dos conceptos que merecen una celebración en común en Sierra Grande, una costumbre que trajeron los mineros desde Bolivia y que aun persiste.

Todos los años en febrero, a la par de sus compatriotas en el país del altiplano, la comunidad boliviana local celebra la veneración a la virgen del Socavón.

Sierra Grande, por su esencia misma de pueblo minero, no podía quedar afuera de semejante acto que sirve para rendir culto a la protectora de los que trabajan bajo tierra con el sólo fin de extraer el mineral.

«Desde hace años se celebra aquí y nos hace sentir como en nuestra tierra», dijo a este medio Donaciano Aguilar un experimentado minero de 90 años que no perdió pisada al carnaval, claro sentado inamovible junto a la virgen.

El carnaval y la fiesta que se genera alrededor de la virgen y tiene su raíz en Oruro, Bolivia, tradición que muchos mineros trajeron a la Patagonia con la apertura de la mina de la ex empresa Hipasam, hoy MCC. La distancia no los desligó de una costumbre que mezcla la religión con las costumbres propias del carnaval.

En Oruro, considerada la capital folclórica de Bolivia, la celebración tiene varios días de duración. En esta fiesta se usan trajes propios de las culturas andinas.

En Sierra Grande solo la distancia los separa, trajes vistosos, los llamados cargamentos que son nada más y nada menos que vehículos decorados con ponchos, muñecas con vestidos tradicionales y mucha música son el complemento ideal. No faltan la chicha y las roscas y la organización de Lucio Ferrufino y su familia que son los pilares de la fiesta. Antes de los bailes pasaron la misa y la procesión que encabezó el cura Rafael García, Una vez frente al templo la imagen es depositada en un arco, decorado con ponchos y flores.

Los jóvenes y niños bailarines se preparan para iniciar la danza, no sin antes pedir permiso y bendición a la virgen. Con la promesa mediante de bailar en las ediciones de tres años consecutivos por pura devoción. Allí estaba Yonin Rodríguez y su grupo Los Caporales que por segundo año bailan «para la virgencita, esto no es una joda esto es fe» dijo el muchacho.

La fiesta no termina frente a la parroquia Nuestra Señora de Lourdes, más tarde junto a los hermanos de Madryn, que todos los años llegan para participar con grupos de danzas, disfrutan de un agasajo. Cae la noche en Sierra Grande, después de la tradicional cueca que bailan los matrimonios, se va otro carnaval.

Con la esperanza que el año que viene la causa volverá a reunir a esta comunidad del altiplano que vive y crece en medio de la Patagonia.


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