África abraza el libre comercio

Como finalmente sucede en América Latina, también en África muchos reconocen hoy que las recetas proteccionistas y las economías cerradas fueron en rigor un obstáculo al crecimiento de los países que adoptaron esa receta.

Por esto no es sorprendente que la mayor parte de los países de ese continente hayan suscripto recientemente un amplio acuerdo de libre comercio. De esa manera, nada menos que cuarenta naciones apuestan a impulsar una mayor integración económica entre ellas.

Curiosamente dos de las mayores economías, las de Nigeria y Sudáfrica (que representan un tercio del total del PBI africano y contienen el 20% de la población agregada del continente) quedaron fuera del acuerdo, esencialmente por desconfianza respecto del cumplimiento efectivo, a nivel nacional, de lo ya pactado.

Y, cuando no, también por la presión de los sindicatos locales, que sostienen que sus respectivos países pueden perder puestos de trabajo como consecuencia del acuerdo liberalizador. Para los sindicalistas la iniciativa es un proyecto “liberal radioactivo”, que rechazan.

Aunque lo cierto sea que, del total de los 55 países africanos, 44 de ellos están dentro del acuerdo comercial que acaba de suscribirse, la ausencia de dos de los países líderes de la región genera suspicacias y debilita de alguna manera la enorme magnitud de lo sucedido.

El convenio en cuestión entrará en vigor cuando por lo menos 22 países firmantes lo ratifiquen expresamente, conforme a sus respectivas legislaciones. Lo que, se supone, podría suceder antes de fin de año.

Por el momento, tan sólo el 16% del comercio africano sucede entre los países de esa región. Lo demás es con el resto del mundo. Con la eliminación de una maraña de aranceles y barreras no arancelarias se apunta, está claro, a diversificar las economías y a crear nuevas fuentes de trabajo.

Hasta hoy, los acuerdos de liberalización comercial ya suscriptos por los países del este y del oeste del África han sido implementados pesada y muy lentamente, razón por la cual son mirados con algún grado de comprensible prevención por muchos de los actores principales del escenario comercial africano.

La Argentina debe seguir esto de cerca.

Especialmente, en el capítulo del comercio de productos agrícolas, donde África tiene un enorme potencial y compite con nosotros en varios frentes.

Su productividad es de apenas un 66% del promedio mundial, pero eso es precisamente lo que puede estar cambiando rápidamente. Por el momento, ninguna de las 55 naciones de África se autoabastece en el capítulo alimentario.

Y unos 300 millones de africanos, como efecto de la pobreza en la que desgraciadamente están empantanados, no se alimentan satisfactoriamente. Por delante hay una enormidad por hacer, entonces.

*Exembajador de la República Argentina ante las Naciones Unidas


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