La crisis, una bisagra para Macri

Panorama nacional

El experimento de Mauricio Macri consiste en hacer en seis meses lo que tenía previsto en tres, cuatro o más años. Sin importar el resultado, podría ser material de estudio en los manuales de economía.

Ya se ha hablado de la experiencia del malogrado Mariano Rajoy, antes del escándalo Gürtel que terminó por sacarlo de la presidencia del gobierno de España. Sin desafíos en las urnas, dos años de duras reformas del gobierno de los populares hicieron florecer la economía española. Ese fue el firme consejo que le trasmitió Rajoy al presidente durante la recordada visita a Madrid, entonces cabecera de la inserción argentina en Europa. Pero Macri ya había advertido que esa receta no era aplicable en la Argentina. La fórmula fue postergar el programa de reformas con el objetivo de sortear el primer test electoral. Ganar la elección también era una exigencia de los mercados. El mismo prospecto volvió a ponerse en marcha con el escenario de la reelección a la mano. Hasta que estalló la crisis. Durante las primeras semanas de la corrida cambiaria, Macri se aferró a la convención que le había dado éxito; nadie podría haber esperado otra cosa de un gobernante. Pero los hechos se impusieron, obstinados. Siempre los hechos.

La mejor manera de analizar el camino que enfrenta Macri es tomando algo de distancia. El presidente transita el tercer año de su gestión y aun con los desequilibrios que presenta históricamente la economía argentina –y no son menores– los problemas que enfrenta Macri son aquellos para los que debería estar preparado un gobierno. Más aún una coalición. Tensiones entre las distintas alas internas, desgaste de sus figuras más expuestas, errores de praxis, un contexto internacional adverso, una devaluación forzada por el mercado, otros imponderables. Se podrá decir que Macri ganó una elección hace menos de diez meses (y en ocasiones no saber administrar un triunfo suma otro problema). Pero también había ganado Cristina Kirchner en 2007 y menos de un año después tenía el país casi de sombrero tras la pelea con el campo y la crisis financiera internacional. Le costó la elección legislativa de 2009. Kirchner todavía estaba vivo.

Las enseñanzas que dejan las crisis suelen estar sobrevaloradas. No siempre se aplica lo que en apariencia se aprende de ellas. Si de algo va a servir la tormenta es para saber de qué material está hecho este gobierno. Si el cambio que pregona desde su llegada a la política buscará profundidad o será superficial. La crisis podría estar actuando de bisagra. Cambiemos o Continuemos.

Las crónicas de estos días indican que el presidente ha decidido aumentar la velocidad del viaje pero no torcer el rumbo que se impuso en diciembre de 2015. La metáfora es repetida por los (cada vez más escasos) voceros del gobierno sobre cómo se desarrolla la crisis desde adentro.

Desde la política, se ha vuelto a reivindicar la relación de estos más de dos años de un gobierno de minorías con una oposición sin liderazgo. Los principales logros corresponen a la primera etapa, con el acuerdo en el Congreso que avaló la salida del default, y al breve período que siguió a la elección de octubre, con la firma del pacto fiscal con los gobernadores. En ambos casos, consecuencias de triunfos en la urnas. Ese diseño de diálogo fragmentado al parecer se mantendrá en el proceso de negociación del ajuste acordado con el FMI, fuera y dentro del Congreso.

La presión a la que lo sometió el mercado parece haber consolidado además la convicción de Macri en la ortodoxia, no sólo monetaria. Hubo muestras contundentes esta semana: la controversia pública entre Peña y Dujovne se saldó y no se subirán los impuestos a los viajes al exterior, no se volverá a regular el mercado de combustibles, no habrá marcha atrás en el cronograma de incrementos de las tarifas de los servicios, no se alterará el ritmo de rebaja en las retenciones a los productores agropecuarios.

Es el camino que eligió Macri para remontar la crisis y recuperar la confianza. ¿Esta hoja de ruta conduce a la reelección? Nadie contesta.

Desde lo político, se ha vuelto a reivindicar la relación de estos más de dos años de un gobierno de minorías parlamentarias con una oposición sin liderazgos.

La ortodoxia parece ser el camino que eligió Mauricio Macri para remontar la crisis y recuperar la confianza. ¿Esta hoja de ruta lleva a la reelección? Nadie contesta.

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Datos

Desde lo político, se ha vuelto a reivindicar la relación de estos más de dos años de un gobierno de minorías parlamentarias con una oposición sin liderazgos.
La ortodoxia parece ser el camino que eligió Mauricio Macri para remontar la crisis y recuperar la confianza. ¿Esta hoja de ruta lleva a la reelección? Nadie contesta.

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