La independencia del Banco Central está muy lejos

La sorpresiva renuncia de Luis Caputo a la presidencia del Banco Central dejó en evidencia algo que se viene observando desde que comenzó la gestión de Cambiemos. Sin dudas, la Argentina está muy lejos aún de poder instaurar una verdadera independencia del Banco Central, como organismo autárquico del Poder Ejecutivo.

En el comienzo de su gobierno, Mauricio Macri buscó cambiar el viejo vicio de la Argentina de tener un Banco Central que ha funcionado desde hace décadas como una verdadera oficina anexa al Ministerio de Economía.

Pero el intento, desde el mismo comienzo de la gestión, generó disputas internas cada vez más fuertes.

Esos cortocircuitos se dieron primero con Federico Sturzenegger al frente del Banco Central y Alfonso Prat Gay como ministro de Hacienda.

Luego, fue el turno de una dura disputa entre Federico Sturzenegger y Nicolás Dujovne, ministro de Hacienda.

Se fue Sturzenegger con fuerte enfrentamiento con Hacienda y arribó al frente del BCRA Luis Caputo, ex ministro de Finanzas y amigo del presidente Mauricio Macri.

Y otra vez se repite la misma historia que termina, en definitiva, con la renuncia de Caputo como presidente del Central.

Un dato es absolutamente revelador sobre lo que es el manejo de la política económica argentina.

Desde el 2003 en adelante, ningún presidente del BCRA duró más de tres años en el cargo, lo cual habla a las claras de que la capacidad de maniobra de la autoridad monetaria en el país está cada vez más complicada.

A la Argentina le falta mucho tiempo de maduración para poder conservar en el puesto aquellos titulares de organismos autárquicos, cuyas jefaturas deberían estar al margen de los avatares de la política económica.

El alejamiento de Caputo del Banco Central marca, por el contrario, el regreso de la figura del “superministro”.

Esa figura que supo explotar muy bien Domingo Cavallo cuando fue ministro de Economía de Carlos Menem incluso después, en la debacle del gobierno de Fernando de la Rúa.

O el mismo Roberto Lavagna, cuando fue ministro de Economía de la transitoria gestión de Eduardo Duhalde, y luego de Néstor Kirchner.

Después de algunos tiempos donde el kirchnerismo determinó que la política económica pasara exclusivamente por Casa de Gobierno o la Quinta Presidencial de Olivos, en muchos casos con consecuencias bastante funestas para el país, llegó Axel Kicillof, quien también concentró una singular cuota de poder dentro del gabinete de la expresidente Cristina Fernández de Kirchner.

Finalmente, en la actual gestión, a pesar de que Macri ha reiterado que no “quiere ni le gusta” el rol de superministros, precisamente Dujovne se está transformando en ese rol protagónico de la gestión económica.

Con el nombramiento de Guido Sandleris al frente del BCRA sin dudas Dujovne se transforma en el “superministro” del actual gobierno, especialmente después de la licuación de poder que sufrió el jefe de Gabinete, Marcos Peña, quien si bien se mantuvo en ese cargo vio achicado notoriamente su margen de acción política en estos últimos meses.


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