Con una sola pata no alcanza

Los 10 años al frente del juzgado de Familia de Viedma le permiten a Sandra Filipuzzi asegurar que la violencia familiar es una problemática muy difícil de trabajar y que no alcanza con el aporte de una sola ciencia sino que debe ser interdisciplinariamente “aunando esfuerzos de los distintos poderes del Estado para responder en forma coordinada sobre esta problemática que es social y que con solo una pata no alcanza. Tiene que estar salud, educación, desarrollo, promoción familiar y la Justicia para reforzar las medidas que se soliciten. Hoy están todas pero no creo que se esté trabajando de esa forma para que no todo sea una denuncia que desemboque en la medida judicial que es la última instancia que tenemos. Después de ahí no hay otra solución al conflicto”. Filipuzzi -quien aspira a convertirse en camarista civil en los próximos concursos- interpretó fundamental la prevención en la escuela, desde los niños que “también son víctimas”, así como en los centros de salud de los barrios, en el hospital, las juntas vecinales, la Policía. En este marco destacó la necesidad de contar con un lugar encargado de evaluar el riesgo inicial con el que llega la persona a denunciar violencia doméstica. Ese lugar deberá trabajar con un equipo interdisciplinario que evalúe esa situación y determine si es violencia para el marco de la Ley 3040, un conflicto de divorcio, o una cuestión de custodia de hijo. “En el caso de determinar que se trata de un caso de violencia doméstica acompañar a la víctima a denunciar y dónde encontrar asesoramiento para disponer allí todos los esfuerzos de protección y tratamiento convenientes para que no vuelva a repetir esta situación”. (AV)


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