Corrupción de menores: faltan cámaras Gesell y pericias psiquiátricas

VIEDMA

VIEDMA (AV).- Por lo menos tres cámaras Gesell más restan en el marco de la investigación por presunta corrupción de menores y facilitación de la prostitución infantil, además de testimonios de adultos. También se han dispuestos pericias psicológicas como habitualmente se realizan en este tipo de causas.

Las declaraciones de menores de edad serían de chicas presuntamente víctimas de estos hechos. La defensa del camarista penal Juan Bernardi fue notificada de esa práctica que para el juez sería realizada en Cipolletti para desvincular la frecuencia de trato que han mantenido en todos estos años los técnicos del Cuerpo Médico Forense de Viedma.

El martes se reunirá el Consejo de la Magistratura para analizar el informe que se le pidió al juez penal Favio Igoldi sobre la investigación.

En septiembre del 2014 la madre de una jovencita de menos de 18 alertó a la Justicia sobre un presunto hecho de corrupción de menores. Allí comenzó la investigación hasta que en febrero un nuevo testimonio aportó nuevos datos y personas presuntamente involucradas, generando que se desprendiera una segunda causa que poco tardó en generar rumores y llegar a los medios, sin que hasta el momento se conozcan oficialmente los detalles.

Bernardi fue el primero y el único en salir a los medios con un comunicado de prensa en el que se desvinculó de los hechos pero confirmó uno de los nombres que formaban parte de los rumores. Sin duda el de mayor repercusión por la función y el lugar que ocupa.

La corta semana pasada estuvo dedicada a escuchar testimonios, dos a través de cámaras Gesell y varios de adultos.

Todas las menores de edad testigos se encuentran protegidas en el marco de lo que establece la ley y en una estrecha colaboración del Ministerio de Seguridad con la Justicia, además de la atención y contención desde Desarrollo Social.

De los testimonios de esta semana sólo trascendió lo que difundió el defensor de Bernardi. Manuel Maza señaló que una chica recordó que una noche fue a comer un asado a la casa del juez camino al Cóndor junto con otras personas y Julio Antueque, el cuidador de esa vivienda y también imputado en esta causa. Agregó que el juez los pasó a buscar por la zona de la terminal y que luego los regresó, aclarando que “no hubo sexo”.