Crónica de los equipos que no pudieron volver a perforar

En plena cuarentena dos empresas programaron la reactivación de sus perforaciones. Bloqueos de caminos, guardias mínimas y el movimiento entre provincias frustraron los planes.

Redacción

Por Redacción

Pese a la adversidad que imprime la pandemia de COVID 19, dos empresas petroleras decidieron hacerle frente al desafío de seguir perforando, pero se toparon con una seguidilla de trabas e impedimentos que frustraron los planes.

El aislamiento social y obligatorio marcó que en la actividad petrolera sólo se funcionará con guardias mínimas que garanticen la generación. Esa disposición no fue flexibilizada a la fecha por lo que si una empresa decide volver a levantar una torre de perforación en sus campos deberá tramitar una serie de permisos excepcionales.

Eso fue lo que hicieron dos operadoras, una de ellas Shell, para sus bloques de Vaca Muerta en donde la cuarentena los encontró precisamente realizando nuevos pozos.

Las firmas dispusieron continuar esos trabajos, hablaron con sus subcontratistas y comenzaron a tramitar todos los permisos especiales. Pero los tres equipos no lograron llegar a ser encendidos.

El bloqueo de Añelo a quienes no son vecinos del pueblo fue uno de los primeros problemas, dado que implicaba fuertes cambios en lo que hace a la comida y el alojamiento del personal.

En números

3
fueron los equipos de perforación que se intentó que vuelvan a operar en dos áreas de Vaca Muerta.

Al no poder hacer noche en Añelo, los trabajadores debían quedarse en los trailers de los yacimientos, pero como la cantidad de personas que pueden compartir esos espacios debe ser reducida, la alternativa se complicaba.

Es que llevar servicios comunes como comida y limpieza a los trailers de los yacimientos también se vieron complicados, en especial teniendo en cuenta que sólo entre ida y vuelta a los yacimientos se puede demorar más de siete horas.

En Añelo el municipio prohibió el ingreso de quienes no tengan domicilio en la ciudad. (Foto: Florencia Salto)

El tercer problema fue que muchos trabajadores habían vuelto a sus provincias natales con el inicio de la cuarentena y ahora, de regresar a Vaca Muerta, debían cumplir con 14 días de aislamiento antes de poder ir a los campos.

En tanto que el último inconveniente que finalmente llevó a que los equipos no pudieran retomar sus tareas fue la imposibilidad de completar todos los servicios necesarios para realizar un pozo, en especial aquellos que están vinculados con situaciones de emergencia.

El dato

10%
del personal petrolero sigue cumpliendo funciones activas, el resto están suspendidos.

Es que en una perforación son múltiples los sectores que trabajan, en una coordinación muy bien aceitada en la que además ante, por ejemplo, un incremento de presión en el pozo se requiere la presencia de otros trabajadores especializados en esas situaciones.

Esta necesidad de contar con múltiples equipos de trabajo, con disponibilidad para acudir rápidamente ante una urgencia o un trabajo específico, fue lo que no logró garantizarse y que finalmente llevó a que las empresas desistieran de reanudar sus perforaciones.

En marzo

431
etapas de fractura se realizaron en los pozos de Vaca Muerta en marzo. En abril cayeron a cero.

Y son la razón que también explica por qué durante abril Vaca Muerta no sumó ni una sola etapa de fractura en sus pozos, ya que no sólo se trata de una actividad no exceptuada durante la cuarentena, sino además con una catarata de complicaciones para poder volver a funcionar.


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