Cuánto de juego hay en el deporte
Muchos chicos se sienten presionados por sus padres a la hora de practicar deportes. Saber ver qué es lo que les gusta y con qué parte de su cuerpo se relacionan ayuda a no sobreexigirlos.
«¡Tenés que patear más fuerte, cuántas veces te dije que el lado izquierdo es el más flojo del arquero! ¿No me entendés?» Muchos padres creen que la práctica deportiva extraescolar traerá efectos beneficiosos para sus hijos, en quienes muchas veces además depositan las expectativas de un futuro brillante y promisorio. La consecuencia es que no obstante, lejos de ser un placer, el juego deportivo termina siendo en muchos casos una carga pesada de llevar para muchos pequeños que se sienten abrumados, sobreexigidos y temerosos de no satisfacer a los adultos.
La forma más correcta de iniciar a los chicos en el deporte es al comienzo de la edad escolar. Puede hacerse como materia curricular o extracurricular, pero siempre atentos a los intereses que se observan en el niño. De esto dependerá también que las prácticas se continúen o no en alguna institución deportiva.
La coordinadora del departamento de Psicología y Educación Deportiva del Club Atlético Independiente y miembro titular en función didáctica de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA), Marta Dávila, sostiene que la edad ideal para comenzar un deporte, siempre y cuando se lo considere una actividad lúdica, se da a partir de los 7 ú 8 años. Antes de iniciarlos en el deporte, advierte, conviene que los chicos pasen por un chequeo médico para detectar probables enfermedades cardíacas congénitas u otras enfermedades que hacen incompatible la práctica de determinados deportes. «Y a su vez -señala-, el profesional deberá observar si los deseos de los padres y del niño concuerdan con las aptitudes psicofísicas del chico».
Advertir que los chicos no se sienten a gusto con la práctica deportiva claramente no pasa desapercibido para los padres. Los pequeños manifiestan malestar, agotamiento general, stress psicofísico, o un bajo rendimiento escolar. «Los chicos se ponen de mal humor, se estresan y bajan el rendimiento escolar. Además, duermen demasiado», indica la psicoanalista.
Para el psicoanalista Marcelo Halfón, especialista en deportes, «los chicos tienen una gran capacidad para el juego y son ellos quienes descubren con qué parte del cuerpo se relacionan mejor». Pero no hay que forzarlos: «Los padres tienen que registrar qué les gusta y qué no, y no actuar en función de los intereses propios».
Sin dudas el deporte es una excelente manera de relacionarse con el entorno, y también para incorporar ciertas normas y reglas que hacen a la vida en sociedad. No obstante, esto no funciona para todos los chicos de la misma forma, ya que muchos se angustian con las prácticas deportivas, ya sea porque sienten que no alcanzarán las expectativas de los adultos o porque la actividad no les gusta.
«Hay quienes evidencian fastidio y se resisten a concurrir a las clases, se angustian, lloran, hacen rabietas, se pelean con los compañeros, con lo cual la práctica se termina convirtiendo en una acción negativa. También hay síntomas físicos: cuadros de fiebre, fobias, temores y hasta pesadillas», sostiene Halfón.
Para muchos chicos, fracasar en el deporte no es un tema menor. «Los fracasos se vivirán de acuerdo a cómo se consideren en el deporte: si es una competencia, seguramente como una frustración, pero si no, puede ser un estímulo y servir al aprendizaje. Depende también de cómo los padres lo estimulen, contengan y qué significa ese fracaso para los padres».
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