Cuarenta personas mantienen cortada la ruta 7
Vecinos de Nueva Esperanza seguían anoche con la protesta.
NEUQUEN (AN).- Con muchos trastornos para automovilistas y vecinos de Centenario y Neuquén, entre la niebla y el humo de cubiertas quemadas, unos 40 vecinos del paraje Nueva Esperanza mantenían cortada ayer la ruta provincial 7 en las inmediaciones a las cabinas de peaje.
La protesta, que comenzó el martes con una movilización con carros y caballos al centro de esta ciudad, derivó en el piquete que, aseguraron, se mantendrá hasta tanto obtengan compromisos de que tendrán mejores condiciones de vida en la meseta donde viven, a unos cinco kilómetros del casco urbano.
Hombres, mujeres y niños con las caras tiznadas por el humo esperaban pacientemente, a pesar del frío y la espesa niebla, que alguna autoridad se acerque al punto de protesta.
Nueva Esperanza es una amplia franja de terreno desértico aledaño al basural de Neuquén. Muchos de sus habitantes dejaron en segundo plano el cirujeo, domaron el escenario a fuerza de riego y llevan adelante cultivos y criaderos de cerdo. Igual, las necesidades son muchas y se consideran en desventaja con las personas que han tomado terrenos fiscales al oeste de la ciudad.
En el asentamiento viven unas 1.800 personas, de las cuales más de 600 son menores y 200 ancianos. Carecen de electricidad, de agua potable y de agua par riego. Y tampoco hay un establecimiento educativo.
El corte de ruta impide completamente el paso de los vehículos, salvo algunas contadas excepciones de personas enfermas que concurren al hospital. El servicio de colectivos interurbanos improvisó un trasbordo en la zona del piquete.
Los pasajeros se mostraron pacientes aunque dejaron ver que la medida los perjudica.
«Entiendo el reclamo de los vecinos pero que lo hagan de otra manera que no nos afecte a los que viajamos», aseguró Leticia, una mujer que vive en Centenario y trabaja en Neuquén. Al igual que muchos otros perjudicados con el corte de ruta, Néstor manifestó su apoyo al reclamo de los vecinos pero pidió que «por favor no corten la ruta».
En tanto que Judith, una joven estudiante de secundario, manifestó que «por el trasbordo llego tarde al colegio y me puedo quedar libre por faltas».
Cambios de colectivos
Los pasajeros cambiaban de colectivo con la paciencia que sólo da la costumbre a los piquetes. Es que los colectivos armaron una efectiva táctica de trasbordos mientras que muchos automovilistas optaron por los caminos alternativos que esquivan las cabinas de peaje. Otros, directamente fueron vía Cinco Saltos a Cipolletti y desde allí a Neuquén.
El escenario que rodea al pi
quete parece salido de una película de guerra.
Entre las bardas, perdidos en la espesa niebla, dos cortinas de humo negro se elevaban hacia el cielo. En el medio un grupo de personas con las caras totalmente tiznadas, con carteles de protesta y mucho frío, esperaban compromisos. Dos niños de menos de cinco años con las manos negras y ojos bien abiertos masticaban pedacitos de pan mientras miraban el paso de la gente. A pocos metros, en un cartel se leía: «Somos un barrio privado. Privado de electricidad y de agua potable».
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