Crítica: «El problema de los tres cuerpos», la gran apuesta de Netflix del año

La nueva serie de los creadores de “Game of Thrones” ya está disponible en Netflix, con sus ocho capítulos. Grandilocuente y compleja adaptación de un best seller chino.

En la previa, todo suena grandilocuente, un cóctel destinado al éxito: el best seller chino “El problema de los 3 cuerpos”, del único autor de ese país galardonado con el premio Hugo por esta obra, Liu Cixin; adaptado por los creadores de la exitosa “Game of Thrones”, David Benioff y D.B. Weiss, con capítulos que costaron, cada uno de los ocho, 20 millones de dólares, y con una inversión publicitaria enorme. ¿Qué podría salir mal?


“El problema de los tres cuerpos” es la primera parte de la trilogía que escribió Cixin “El recuerdo del pasado de la Tierra”. Y lo cierto es que desde que salió (y sobre todo después de que la leyeran más de ocho millones de personas), hubo varios intentos de adaptarla, y muchos interesados en llevar ese éxito a la pantalla. Finalmente, fue Netflix el que hizo la inversión y el que contrató a dos especialistas en trasladar historias plenas de imaginación al streaming. Más allá de la fallida temporada final, Benioff y Weiss hicieron un gran trabajo con la monumental “Juego de tronos” (de donde tomaron a tres populares actores para sumarlos a este nuevo proyecto).


En este caso, la historia nacida en China y con personajes de ese país fue claramente adaptada al mundo occidental, con todo lo que eso significa, y con todo lo que puede haberse perdido en el camino de su “traducción”. La serie es para un público global y quiere mantener la equidad en la conformación de su elenco.


Es cierto, la historia comienza con una impactante imagen de la Universidad de Tsinghua, en Pekín, en 1966, en plena Revolución Cultural. En ese comienzo, la cámara sigue a Ye Wenjie, una joven que ve cómo, en esa plaza, la Guardia Roja asesina a golpes a su padre, un científico cuyas ideas representan aparentemente un peligro para la Revolución. Ye, brillante estudiante de ciencia ella misma, termina encarcelada y torturada, hasta que deciden utilizar sus saberes para un extraño experimento de comunicación interplanetaria que hace China en una base construida en una zona remota del país.


Entonces, la serie hace un brusco viaje en el tiempo y el espacio para ubicarse en Londres, y en 2024, donde un agente de inteligencia, Clarence Shi (Benedict Wong, quizás el mejor personaje de “El problema de los 3 cuerpos”), investiga las inexplicables muertes de un grupo de científicos.

La historia va y viene entre las experiencias y decisiones de Ye Wenjie, y el presente en Londres, creando un puente narrativo que no sólo conecta dos épocas sino también dos civilizaciones distantes: la humana y la extraterrestre. La trama se complejiza aún más con la introducción de los cinco de Oxford, que forman Agustina “Auggie” Salazar (Eiza González), Jin Cheng (Jess Hong), Will Downing (Alex Sharp), Jack Rooney (John Bradley), y Saul Durand (Jovan Adepo), todos personajes que se convierten en el núcleo alrededor del cual gira la intrincada historia de ciencia ficción. Son ellos los que comienzan a entender que pronto la Tierra será invadida y son ellos los que podrían morir (o los que mueren) en formas inexplicables y después de ver una cuenta regresiva iluminada en el cielo.


Los tres actores que salieron del universo de “Game of Thrones” para meterse en “El problema de los tres cuerpos” son : Jonathan Pryce, recordado por su actuación como High Sparrow en ‘Game of Thrones’ y que aquí asume el papel de Mike Evans, un personaje crucial, hijo de un petrolero que pasa de querer rescatar a un pequeña ave de su posible extinción a esperar como devoto la llegada de los extraterrestres; John Bradley, que era Samwell Tarly en la serie anterior y aquí es uno de los cinco de Oxford, el científico menos «científico», más rico y más infantil, y Liam Cunnigham, que fue lord Davos Seaworth, y aquí es Thomas Wade, líder de un servicio de elite secreto que manda a investigar estas muertes proque está encargado de la defensa del planeta.

John Bradley como Jack Rooney, jugando con el casco de realidad virtual. Cortesía de Netflix © 2024

Lo que ocurre con “El problema de los tres cuerpos” es que quizás la trama es excesivamente compleja como para tratar de apretarla en ocho episodios de poco menos de una hora cada una. Hay teorías científicas, decisiones que los conectan con seres de otros planeta que además están cerca de invadir la Tierra, juegos de realidad virtual (o no tan virtual), muertes y una investigación policial que suceden todas a una velocidad de rayo y que no permiten que el espectador llegue a sentir siquiera la mínima empatía por el personaje.

Suele ocurrir, cuando arranca una serie, que el primer episodio es una suerte de piloto que luego va ajustando sus clavijas a los largo de la temporada. En esta serie, hasta el capítulo 4 todo parece ser el ensayo de una gran promesa que nunca termina de cocinarse, y cuando llega el quinto capítulo, sólo quedan tres episodios para concluir una historia excesivamente ambiciosa en los planes pero que se queda un poco corta después de semejante previa rimbombante.


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