De dónde sacar la plata para ahorrar


Desde hace dos décadas la dirigencia del MPN coincide con la necesidad de amortiguar la época de vacas flacas con ahorro en tiempos de bonanza.


Se reflotó, otra vez, la idea de crear un fondo que permita amortiguar las bajas en las finanzas de la provincia de Neuquén producto de la reducción del precio internacional del petróleo, aminorado por el barril criollo, y el parate de la economía por la pandemia.

Cuando crujen las finanzas neuquinas, el MPN -en todas sus variantes- encuentra un salvavidas que le permite sortear la coyuntura y “patear” el problema hacia adelante.

En 1992 se presentó una situación de estrés en las finanzas y el gobernador Jorge Sobisch llegó a un acuerdo con Nación para olvidar un reclamo en la Corte Suprema de Justicia por regalías mal liquidadas. Recibió 787 millones de dólares/pesos, un presupuesto “de regalo”, que se denominaron “las joyas de la abuela”. En tres años no quedó casi nada y cuando asumió Felipe Sapag en 1995 tuvo que atravesar una de las crisis sociales más impactantes de la historia provincial. El precio internacional del petróleo subió y el problema quedó bajo la alfombra, durante varios años en los que las regalías alcanzaban para pagar los sueldos de los empleados públicos. La alianza estratégica con Repsol ayudó a amortiguar desfases.

En 2008 se encendió la luz amarilla y el salvavidas vino de las petroleras a las que se les ofreció renegociar las concesiones, todavía con la ley anterior de 10 años. El gobernador Jorge Sapag diagramó un esqueleto legal que contemplaba usar parte del dinero “extra” en un fondo fiduciario para hacer obras en los municipios. Con esto logró el apoyo de una buena parte de la oposición legislativa.


En lo que no hay acuerdo es cómo hacer para que fondos “extra” vayan al fondo anticíclico sin que se los fagocite la urgencia electoralista.


A tres meses de haber asumido, Sapag tuvo que hacerse cargo del pago del crédito de 250 millones de dólares que había tomado Sobisch para hacer una serie de obras. Tomar dinero del mercado internacional se tornó, así, en un mecanismo asible para calmar la fiebre de las finanzas provinciales. Años después, se firmó un acuerdo con Nación para refinanciar deudas en 197 cuotas, y en esos momentos el intendente Horacio Quiroga criticó que se hayan retirado reclamos judiciales por regalías mal liquidadas porque, indicó, se podría utilizar ese dinero, de obtener un fallo favorable, como una caja de ahorro.

En 2013, cuando se aprobó el acuerdo entre Chevron e YPF por la concesión de Loma Campana por 35 años, el MPN volvió a agitar la idea del fondo anticíclico. Se indicó que con cinco desarrollos como ese se podía hacer frente al pago de jubilaciones y el tan mentado ahorro. Hoy Vaca Muerta tiene 18 petroleras con concesiones y la caja jubilatoria está en rojo.

Antes de la nueva Ley de Hidrocarburos nacional, el Frente Neuquino de Ramón Rioseco elaboró un proyecto que quedó en la gatera. Planteaba el aumento de las regalías, perforar el 12%, y se remontaba a la concesión de los municipios petroleros del yacimiento El Mangrullo, todavía convencional, y la ley 2615 que planteaba esa posibilidad en función del aumento de la producción. Quedó en formato de idea.

Irrumpió Vaca Muerta y la orquesta de presiones a nivel nacional cantó el himno a la baja de costos, todos lo aprendieron. Lo que se había planteado como piso de regalías pasó a ser un techo.

En la Legislatura quedaron guardados proyectos como el del diputado Alejandro Vidal, quien proponía guardar plata cuando el precio del barril superaba los 70 dólares. Planteaba que se ahorrara porcentajes en aumento año tras año. De haberse aprobado, poco se podría haber depositado en la caja de ahorro, porque el precio superó esa valla en pocas oportunidades, máxime cuando Estados Unidos se autoabasteció con el petróleo no convencional y comenzó una guerra de precios con los países árabes.

La opción para minimizar el riesgo y maximizar la ganancia electoral fue el endeudamiento a corto plazo con letras del Tesoro y a largo plazo con bonos en dólares con garantía de las regalías.

De dónde sacar el dinero para hacer un fondo anticíclico es la pregunta cuya respuesta talla las usinas de ideas de la clase política provincial que intenta mantener el concepto de vanguardia frente la sociedad.


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