De Villa La Angostura a Chiloé, en la ruta de los jesuitas

Buscan poner en valor la historia que une a la ciudad neuquina con la isla chilena, afianzando la unión de los pueblos a través del turismo religioso.

Chile y Argentina comparten historias, paisajes y fronteras. Ya en el 1600, en la zona de la cordillera, los jesuitas marcaron un camino entre el Nahuel Huapi y la isla de Chiloé que las unió. Hoy, ambas naciones vuelven sobre sus pasos para explotar turísticamente esos destinos. En la Villa Quinchao en Chiloé acaban de descubrir el hito referencial del Camino de los Jesuitas. Una delegación de Villa La Angostura encabezada por el intendente y con representantes de la Asociación Femenina de Ejecutivas y Empresarias del Turismo (AFETT) se reunieron con las autoridades y empresarios del sector, chilenos, para potenciar el turismo religioso.

La Península Huemul, en cercanías de donde hoy se emplaza Villa La Angostura.


Se eligió ese lugar porque era el que los jesuitas usaban siglos atrás para desembarcar y embarcar. Así lo explicó el intendente Guillermo Caruso y agregó que la idea es promover la integración turística y cultural.
“Queremos poner en valor la historia que une las regiones de Villa la Angostura y Achao, a partir de la ruta de los jesuitas que terminó con la fundación de la Misión Nahuelhuapi, en la actual zona de Huemul, a orillas del lago”, decía el intendente en medios locales, días atrás.


Para esto, planean la construcción de un centro de interpretación histórica en la Villa, el cual contendrá la historia de las misiones jesuíticas en la Patagonia. El escritor e historiador Carlos “Yayo” de Mendieta desde hace años estudia, busca y trabaja para que esto se concrete.

En este altar está entronizada Nuestra Señora de Loreto.


En la bahía de Puerto Manzano pusieron la piedra fundamental dónde se hará la construcción de una réplica de la iglesia de Achao. En esa iglesia chilena se encuentra la imagen original de la virgen Nuestra Señora del Nahuel Huapi, una gran protagonista -junto con los jesuitas- de esta historia.

Siete hs

Para llegar de Villa La Angostura a Chiloé se tarda unas siete horas en auto usando un transbordador de auto en algunos tramos.

Misión Nahuelhuapi: el nexo
El 14 de noviembre se cumplen 302 años de la destrucción total de la Misión Nahuelhuapi, una historia tan increíble como desconocida, en la que cuatro jesuitas que estuvieron a cargo fueron asesinados de manera sangrienta y dos de ellos se encuentran enterrados a orillas del lago.
El camino que ahora invitan a recorrer, es el que inició Nicolás Mascardi, en 1670, cuando partió desde Chiloé hacia la actual Península Huemul para convivir con las comunidades de los Puelches y Poyas, habitantes por más de diez mil años a orillas del Gran Lago.


En las costas, organizó un poblado que llegó a contar con una iglesia, una biblioteca con 300 libros, galpones, corrales, casas para los padres y para los Poyas y Puelches evangelizados. Allí, se hizo el primer ingreso de la oveja, hoy símbolo de la Patagonia, luego de las vacas que fueron el principal sustento de la Misión, y también los primeros cultivos y frutales como los manzanos.

Se busca financiamiento para construir una réplica de la iglesia de Achao.


Al llegar a esta zona Nicolás Mascardi trajo una virgen a la que llamó “Nuestra Señora de Asunción de Poyas”. La presencia de esta imagen impresionó a los pueblos Poyas y Puelches y quedó demostrado en el asalto de 1717 que atacó con violencia la misión jesuítica y la destruyó por completo.
Según los relatos de esa época, el mallorca que terminó con la Misión destruyó y quemó todo, salvo la imagen de la virgen que “sacaron a orillas de la laguna, y despojándola de sus vistosos vestidos la dejaron cubierta de un cuero de caballo”.

El descubrimiento
Esa imagen estuvo desaparecida por años, hasta que Mendieta, luego de un profundo trabajo de estudio e investigación, en colaboración con otros chilenos y religiosos al revisar los libros de las expediciones, descubrió que estaba en la iglesia de Achao .
Los historiadores establecieron que la imagen de Nuestra Señora de Loreto que ocupa el altar en la iglesia de Achao es la misma que se veneró hace más de tres siglos en el Nahuel Huapi.
La verificación de correspondencia entre la imagen que se venera en Achao y la que estuvo en la misión del Nahuel Huapi no pudo realizarse en términos de rigor histórico, pero para los investigadores tampoco existen contradicciones que invaliden la hipótesis. Para De Mendieta las dudas han sido superadas, pero reconoce que “la historia de la virgen se perdió durante 10 años, hasta que después apareció en Achao”.
Para llegar a la localidad de Achao es necesario embarcarse en Pargua, a 60 kilómetros de Puerto Montt, sobre las costas del Pacífico, y tras media hora de navegación se cruza el canal de Chacao y se llega a los alrededores de Ancud.

En la isla de Chiloé hay muchos circuitos para recorrer con paisajes que enamoran.

Hay que continuar por carretera hasta Dalcahue para tomar otro barco y llegar a la isla Quinchao. En el centro de la isla está Achao, y allí sobresale la iglesia de Santa María, con una torre de 25 metros y una amplia nave, construidas en 1730 por los jesuitas, acompañados de indios chonos, con tablas y tejuelas de alerce y pilares de ciprés.

7 AM

El servicio desde Puerto Montt del transbordador comienza a las 7 y es hasta las 23.30. El cruce demora media hora.


Sin que se haya utilizado un sólo clavo ni sierras, con piezas ensambladas y tarugos de madera, los jesuitas de Jaspers emprendieron la obra descomunal, que todavía asombra al mundo.

Chiloé es una tierra de encanto y magia. Con sus 180 kilómetros de longitud, esta isla en la Región de Los Lagos guarda hermosos secretos, una deliciosa gastronomía y una mágica mitología que la posicionan como uno de los destinos preferidos del sur de Chile.
Un imperdible de la isla de Chiloé son sus Iglesias de madera consideradas Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Otro son los conocidos palafitos. Unas construcciones hechas para aprovechar el territorio y hay que probar su gastronomía especial. Desde el famoso curanto hasta el milcao, ofrece gran variedad de exquisiteces que en las cocinerías de Dalcahue podrás saborear.


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