Debaten si los niños pueden ir al baño durante las horas de clases

La polémica surgió en Neuquén, en el colegio privado Sagrado Corazón, donde los docentes de un tercer grado hicieron que los alumnos se bajaran los pantalones para ver quién estaba sucio. Los padres realizaron la denuncia.

La acusación pública de que a los niños de tercer grado de una escuela privada de Neuquén les hicieron bajarse los pantalones para ver quién “se había hecho caca” terminó en denuncias de dos familias ante el Consejo Provincial de Educación (CPE). El cuerpo colegiado del CPE debatía anoche qué acciones tomar contra los docentes acusados.

El Sagrado Corazón quedó en la mira por prohibir que sus estudiantes vayan al baño durante las horas de clases. La situación tomó estado público por Patricio, un padre que contó lo ocurrido. Además circuló un e-mail que habría enviado la institución explicando que “Alguno de los alumnos de 3° A se hizo caca encima en su ropa” y continúa: “Como después de interrogar al grupo ninguno reveló la necesidad de hacer caca, es que le solicitamos en el baño que bajen sus pantalones para poder observar las piernas y detectar quién estaba sucio”. Patricio agregó que su hija había tenido infección urinaria por aguantar, situación que se habría repetido con alumnas de otros grados.

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Otra acusación pública fue la de Valeria, quien afirmó que el año pasado sacó a su hijo de la escuela porque se orinó encima dos veces y en una de esas oportunidades ni siquiera le cambiaron la ropa. Además, la mujer contó que presentó la denuncia ante la policía, que fue derivada al CPE, organismo que tomó intervención a través de una mediación.

Lo mismo hizo Rodrigo hace tres años, después de descubrir moretones en la espalda de su hijo, que iba a jardín de infantes, y que la maestra le había dicho que no contara que se había golpeado con un compañerito. “Me dijo: ‘Es que la seño nos dijo que los nenes buenos no le cuentan a los papás’. La directora justificó el caso diciéndome que no quisieron preocuparnos porque los chicos suelen exagerar”, relató el hombre.

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Algunos padres y madres esperan respuestas desde la institución, que no emitió declaraciones públicas sobre el tema y cerró su cuenta de Facebook. Además resaltaron que los niños no pueden crecer pensando que podrían retarlos por querer ir al baño ya que no tienen las herramientas de un adulto, y adelantaron que pedirán un cambio en las normas internas de la escuela.

“El aula no es un lugar para cumplir una pena, sino un ámbito donde un niño debe comprender lo que sucede para cambiar la actitud”,

dijo Gabriel Brener, especialista en gestión de sistemas educativos.

“Las requisas

en la cárcel, no en las escuelas”

“El límite tiene que ser algo que abra, no que clausure. Abrir significa que los niños aprendan a través del adulto que hay otras maneras de actuar. Aprender de lo que pasó solo sucede si los adultos respetamos la condición de sujetos de derecho de los niños, niñas y adolescentes”, dice Gabriel Brener licenciado en Ciencias de la Educación y especialista en gestión de sistemas educativos.

Para el experto, si en una escuela se considera que hubo una acción que debe ser investigada, la intervención no puede ser del orden punitivo, como si el docente fuera un fiscal en busca del culpable. “No puede realizar una requisa. Eso es una práctica que tiene que ver con las cárceles, en donde hay alguien que cumple una pena. La escuela no es un lugar para cumplir una pena, sino un ámbito de construcción de ciudadanía, en donde un niño debe comprender lo que sucede para cambiar la actitud”, relató. Para el licenciado, la requisa, como la que se aplicó en la escuela neuquina es una expresión concreta de la judicialización de las relaciones pedagógicas. Es decir, de convertir al alumno en objeto de persecución como si fuera el culpable de algo.

“De esa manera no se lo ayuda a que se pueda constituir como sujeto responsable, sino que lo condena a estar evitando ser castigado. Cuando alguien evita ser castigado lo hace ante quien lo castiga pero no lo lleva a cambiar la actitud”, dijo y agregó, con ironía, que eso llevaría a que un niño deba pedir permiso hasta para respirar. “Estamos en presencia de algo que nos convierte en subhumanos que hacen de la sociedad un lugar poco hospitalario, porque el otro se convierte en una amenaza. Ojalá que la sociedad se alarme pero para poder levantar la cabeza y entre adultos hagan de la escuela un lugar habitable”, concluyó.

El colegio no emitió comunicado oficial ni realizó declaraciones públicas. Incluso cerró su cuenta de Facebook. Los padres aguardan respuestas.

Datos

“El aula no es un lugar para cumplir una pena, sino un ámbito donde un niño debe comprender lo que sucede para cambiar la actitud”,
El colegio no emitió comunicado oficial ni realizó declaraciones públicas. Incluso cerró su cuenta de Facebook. Los padres aguardan respuestas.

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