El consulado de Chile hizo algunas aclaraciones para la última instancia del proceso hacia la nueva constitución.
Opinión Debates

Chile: seis meses decisivos para la reforma constitucional

En un semestre, el texto de la nueva Carta Magna debe estar listo para que el electo presidente convoque a un referéndum. El debate que se viene exige mucha capacidad para acordar.

La reforma de la Constitución chilena entró en fase de realidad política. Dejó atrás el tiempo de la reglamentación y el costado administrativo para definir qué cambios de fondo se hacen en la Carta Magna heredada de Augusto Pinochet. De las decenas y decenas de propuestas recibidas de distintos actores, los constituyentes deberán seleccionar y acordar en el término de seis meses, para luego presentarlas al nuevo presidente, Gabriel Boric, quien llamará a un plebiscito para que los chilenos avalen -o no- los cambios propuestos.


Por eso, en todos los sectores de la sociedad existe un convencimiento: es el tiempo del diálogo, del consenso, de la diplomacia, de las negociaciones políticas porque los cambios más profundos que se impulsan, como por ejemplo un Legislativo unicameral, necesitan del aval de la coalición gobernante, pero también de la derecha opositora, que por años se resistió a modificaciones concretas en la Constitución chilena.


En el tema del Congreso se da uno de los cuellos de botella. Hay sectores que quieren un modelo unicameral, pero las resistencias son grandes. Hace mucho ruido la posibilidad de reducir el número de legisladores, porque a la hora del reparto de bancas hay sectores que quedarían afuera.

Pero los cambios centrales incluyen también la posibilidad de que Chile tenga un vicepresidente a partir de la reforma y los mandatos presidenciales de cuatro años con la posibilidad de una única reelección. Una de las propuestas sostiene que ninguna persona podría ser electa presidente o presidenta más de dos veces en su vida, pero en ese punto el debate se paraliza. Sí hay consenso en la reelección porque los constituyentes entienden que cuatro años pueden no ser suficientes para concretar algunas iniciativas.

El electo presidente Gabriel Boric visitó a los constituyentes apenas ganó la elección.


La Constituyente viene de un cambio de autoridades. Fue el punto de cierre de la etapa preparatoria y el comienzo del tiempo de la discusión real. Eso no quita que hasta ahora muchos de los temas centrales ya estaban en debate dentro y fuera de la Constituyente. Algunos, estarían acordados.


Hasta ahora el trabajo de la Constituyente, nacida luego del estallido social que sacudió al país en 2019, no estuvo ajeno a las dificultades y falta de consenso. Se centró en elaborar el reglamento de funcionamiento y diseño de las distintas comisiones temáticas. Pero a la par, iniciaron el análisis de fondo de algunos artículos constitucionales.


Antes del inicio de esta nueva etapa era necesario el cambio de autoridades y ese acto llevó días de negociaciones porque no hubo acuerdo hasta que las concesiones avanzaron. Tal vez fue un anticipo de lo que se viene, largos debates y discusiones, ahora con más énfasis porque se trata de temas netamente políticos y ahí afloran las pasiones bastante divididas en Chile.


La líder mapuche Elisa Loncón y el abogado Jaime Bassa cumplieron seis meses en sus cargos como presidenta y vicepresidente. Fundamentalmente Loncón fue una figura fuerte para esa gestión, pero estaba establecido que en ese lapso debían dejar sus lugares para una segunda etapa más política y donde el consenso será fundamental.


María Elisa Quinteros, epidemióloga, de 40 años, procedente de los movimientos sociales y sin militancia en ningún partido político y Gaspar Domínguez, de 33 años, que forma parte de Independientes No Neutrales, fueron elegidos para encabezar la conducción de la Constituyente. Llegaron a esos cargos después de nueve votaciones y 18 horas de deliberación. Estos datos no son otra cosa que una muestra de lo difícil que es alcanzar el consenso en una Constituyente que sintió los efectos secundarios del resultado electoral, con un presidente electo muy diferente al actual, Sebastián Piñera, que hizo la convocatoria. De todos modos, Boric participó de los reclamos sociales del 19, que forzaron la reforma de Constitución.

Elisa Loncón encabezó la primera etapa de la Constituyente y ya asumió la nueva conducción. Elegir a los reemplazantes llevó un largo debate.


“Sigamos avanzando con pasos firmes y unísonos, mantengámonos unidas y unidos tomados de las manos, no nos soltemos y saquemos adelante la nueva constitución que los pueblos de Chile soñamos y merecemos”, dijo la nueva presidenta de la Constituyente a los medios chilenos.


“Estoy seguro de que podemos cambiar Chile, necesitamos estudiar, trabajar mirándonos a los ojos. Estamos acá para dialogar y seguir dialogando hasta lograr los grandes acuerdos que Chile necesita”, expresó por su parte Domínguez.


Lo que se viene es una etapa donde los tiempos empiezan a jugar fuerte (aunque los plazos son prorrogables), porque el nuevo gobierno de Gabriel Boric quiere que el comienzo de su mandato sea paralelo a la puesta en marcha de la Carta Magna. Los mismos constituyentes creen que los plazos son posibles, aunque habrá temas que seguramente llevarán largos debates.


Entre los debates centrales está la posibilidad de un legislativo unicameral, que el país comience a tener vicepresidente/a y profundas reformas en la accesibilidad a la educación y salud.



Para conseguir ese texto, es decir para que el presidente haga el llamado al referéndum, cada modificación necesitará del respaldo de dos tercios de los constituyentes, lo que equivale a 104 escaños sobre 155 en total.


Julio será el mes clave. Para ese tiempo el texto constitucional debería estar terminado.
Una vez consensuadas las modificaciones, el presidente Boric, tendrá que llamar a un referéndum para validar la nueva Constitución.


Como gesto de apoyo al trabajo que vienen realizando, Boric visitó a la Convención luego de su victoria en las urnas. “No espero una Convención partisana, al servicio de nuestro gobierno”, indicó el mandatario que asumirá en marzo.


Hay un punto en común en el debate constitucional. La gran mayoría de los constituyentes cree que es el momento de terminar con un Chile desigual y es la oportunidad para garantizar más derechos sociales a amplios sectores marginados e históricamente postergados, donde la salud y la educación son temas centrales. La gente reclama por el acceso a la educación gratuita y cambios sustanciales en la prestación de la atención de la salud, donde la desigualdad entre los que tienen recursos y los que no, es muy notable.


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