Boca y el sueño de la séptima que comenzó en forma de pesadilla

El estreno del Xeneize en la Libertadores estuvo lleno de sombras. Discreto, inconexo y con una alarmante falta de ideas, el DT Sebastián Battaglia deberá trabajar y mucho en el equipo para mantener en pie el anhelo de volver a levantar la Copa.

Boca llegaba a Colombia con emociones mezcladas por distintos aspectos ligados al presente, el futuro y también el pasado. El debut en cada edición de la Copa Libertadores tiene demasiado significado para el Xeneize: se trata nada más y nada menos que el primer paso hacia el mayor objeto de deseo de la institución.

Ganar la séptima es una frase repetida desde que Juan Román Riquelme alzó por última vez la Copa, en aquella memorable final del 2007 que le ganó al Gremio. Hoy Riquelme es el capitán del barco dirigencial y sabe que si rompe con el estigma que ya lleva casi 15 años, su veneración como ídolo del club será aún mayor.

Por presente, el partido auguraba un partido a priori accesible ya que el Deportivo Cali llegaba a este encuentro con una sola victoria de sus últimos cinco partidos por el torneo local, con 12 puntos sobre 42 posibles y ubicado antepenúltimo en la tabla.

La (mala) estadística de los colombianos se esfumó en medio del indescifrable juego de Boca, carente de cualquier virtud en un partido donde se supone comienza el más preciado de los objetivos de la temporada.
La derrota 2-0en el debut habla más de lo mal que jugó Boca, que de la capacidad del ordenado equipo de Rafael Dudamel, como aspecto más destacado.

Con las ausencias obligadas, entre otros, de Marcos Rojo y Sebastián Villa, suspendidos por el escándalo del Mineirao de la edición pasada, el DT Sebastián Battaglia se quedó también sin Pol Fernández por lesión Por plantel numeroso, Boca tiene cómo reemplazarlos. De hecho tiene nombres como para formar dos equipos. Lo difícil para el entrenador es armar un equipo.

Cuando parecía que lo tenía, luego de las victorias ante Estudiantes y River en la Copa LPF, el DT rotó los titulares ante Arsenal pero el once elegido tuvo errores en todas las líneas que le costaron al victoria (2-2 ). Anoche en Colombia, los problemas de funcionamiento se repitieron.

Jimmy Congo del Deportivo Cali de Colombia, a la izquierda, y Juan Edgardo Ramírez del Boca luchan por el balón. Foto: AP

A Boca le costó mucho generar peligro, sus bloques estuvieron muy separados y el Cali, con orden y el aporte del experimentado Teo Gutiérrez arriba, le alcanzó para preocupar a la inestable última línea xeneize.

Este Boca es imprevisible y no siempre para bien. Agustín Rossi, héroe en el Superclásico, ya se había equivocado ante Arsenal y anoche pifió groseramente una pelota al intentar salir sin necesidad del área ante la presencia de Mafla. No fue gol porque Advincula y Zambrano salvaron el error.

La única cuota de frescura la aportó Exequiel Zeballos. El Changuito tuvo dos chances en la primera mitad pero en ambas no pudo contra el arquero De Amores. También tuvo una en el ST cuando el Cali ya estaba arriba en el marcador por un cabezazo de Guillermo Burdisso. La inexorable ley del ex, capítulo infinito.

Sin poder de reacción, Boca quedó a merced del Cali, que volvió a aprovecharse de sus desinteligencias defensivas para marcar el 2-0 a través de Vásquez, dándole el toque final a una noche que el Xeneize deberá olvidar rápidamente si es que quiere que el sueño de la séptima no se transforme en una pesadilla.


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