Opinión: el fútbol argentino, con pronóstico reservado
Las constantes desprolijidades e irregularidades de la AFA dejaron a la gestión de Chiqui Tapia en su momento más crítico ante la opinión pública. El crédito por las conquistas de la Selección se agota.
El fútbol argentino atraviesa uno de sus momentos más críticos. Aunque esa frase suene reiterativa, los sucesos más recientes agudizaron la situación.
La credibilidad y la transparencia de la gestión de la AFA que encabeza Chiqui Tapia está por el piso mientras las voces críticas son cada vez más.
Los intrincados campeonatos en una primera división sobrepoblada de 30 equipos le restan atractivo y competitividad a un fútbol que siempre gozó de buena salud en cuanto a la materia prima.
A eso se suman los cambios de reglas sobre la marcha y los sospechados arbitrajes, que en el ascenso son aún más bochornosos. La AFA castiga y señala a los pocos que se animan a oponerse. A su vez, todos los dirigentes que avalan la gestión con su voto son igual de responsables del naufragio del fútbol nacional.
En medio de la ola de críticas, la postura de AFA está muy lejos de comprender el alcance del problema. Las opiniones oficialistas se limitan a hablar de una operación mediática sin entender que los hinchas del deporte más popular del país, en gran medida, se cansaron de los manejos actuales. Esa abstracción de la realidad, muy típica de gobiernos en crisis, es un síntoma del desgaste y del sentimiento de impunidad con el que toman decisiones.
El gran trabajo de la gestión de Tapia a nivel selecciones es indiscutible y es la mejor carta que puede presentar. Amparado en ese éxito, el presidente de AFA tira de la cuerda de forma excesiva.
El sólido apoyó político que construyó a nivel dirigencial le otorgó un poder casi ilimitado del que se aprovecha. La cruzada en contra de las SAD y a favor de los clubes como asociaciones sin fines de lucro es noble pero no puede justificar las enormes desprolijidades de los torneos y sus sistemas.
El propio Tapia llegó al cargo como un acérrimo defensor de los campeonatos de 20 equipos y al poco tiempo volvió a 30 con suspensión de descensos e insólitos argumentos para defender el formato.
Si los propios dirigentes no son conscientes del problema y se burlan de las críticas, la situación estará más cerca de agravarse que de mejorar. El fútbol argentino, «liga de los campeones del mundo», tiene pronóstico reservado.
El título a Rosario Central, la gota que rebalsó el vaso
Independientemente de lo justo que puede ser reconocer al líder de la tabla anual como campeón, la manera en la que AFA coronó a Rosario Central fue de una desprolijidad pocas veces vista.
El Canalla recibió el trofeo en las oficinas de AFA en un proceso poco claro y con la instancia que define esa tabla ya terminada. El cambio de reglamento sobre la marcha es una constante en el fútbol argentino que le resta transparencia a los torneos.
Desde AFA afirman que el título para Central se aprobó por unanimidad pero Estudiantes deLa Plata contradijo esa versión al decir que no hubo votación.
De acuerdo a fuentes cercanas, Tapia preguntó si alguien se oponía y nadie lo hizo, algo muy distinto a una votación. De cualquier forma, el trofeo para Central ya estaba en la sede, con dirigentes, técnico y jugadores invitados. Es imposible creer que una eventual votación adversa pudiera haber dejado sin copa a los rosarinos.
El fútbol argentino atraviesa uno de sus momentos más críticos. Aunque esa frase suene reiterativa, los sucesos más recientes agudizaron la situación.
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