Tevez en Rosario Central, la grieta corre por los pasillos del Gigante de Arroyito

El desembarco de Carlitos en Arroyito dividió aguas entre los que quieren un Central ganador cueste lo que cueste, y los que rechazan que el club sea una plataforma de negocios dada la presencia en el proyecto del empresario Christian Bragarnik.

La lógica del tablón y los análisis tamizados por el humo del choripán, dividen a la tribuna canalla. Tevez sí o Tevez no. O Tevez sí pero sin Christian Bragarnik, aunque está claro que sin el empresario sosteniendo la estantería no habría Apache en modo DT.

El desembarco de Carlitos en Rosario divide a la grey de Central, en donde algunos ven la posibilidad de salir del pozo sin importar que sea a fuerza de una billetera extraña, ajena a los colores y el sentimiento canalla.

Y quizás eso sea la razón de la resistencia de los otros, de los que creen que nada bueno podrá quedar en el barrio de Arroyito de parte de un desconocido para el ADN rosarino como Tevez.
La grieta también corre por los pasillos del Gigante.

Es que la figura de Carlitos está impregnada de política, de cercanías y vínculos con un poder aún vital y vigente. Y Central siempre fue un club atravesado por la política, que además vive un año especial porque en octubre habrá elecciones.

Hace una semana, cuando Leandro Somoza pegó un portazo y se fue, algunos dirigentes, en su afán de elegir rápido a un sucesor, hablaron con un referente como Pablo “Vitamina” Sánchez para reemplazarlo.
A la vez el vice primero Ricardo Carloni, a cargo de la presidencia debido a que el titular Rodolfo Di Pollina estaba internado, charló ese mismo día con Bragarnik, quien le ofreció el cargo a Tevez y ahí comenzó la revolución Apache. La directiva afín a Di Polilla perdió por goleada ante la presión de sus pares.

Hay sensaciones ambiguas en el corazón canalla. Con emociones mezcladas dentro del propio hincha, que por momento ve con felicidad la llegada de Tevez porque “peor que ahora no podemos estar”, pero al mismo tiempo la incertidumbre le picotea la ilusión porque el pueblo rosarino sabe de aventuras que terminaron en naufragios.

Hay una crisis de confianza en Central, en parte sustentada porque en el 2003 Daniel Grinbank firmó un convenio con el entonces presidente Víctor Vesco. El empresario colaboró en el salvataje económico del club en ese entonces, a cambio de la mitad de la ficha de Luciano Figueroa y los pases de cinco juveniles donde el club tendría participación porcentual sobre sus derechos federativos. El experimento no salió bien.

Para algunos Tevez es una desgracia, para otros una bendición. En el medio de ambas posturas está el fútbol, que será en definitiva el que incline la balanza y dicte su veredicto.


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