Descubrieron nuevas cavernas en Neuquén y fósiles que guardan importantes secretos

El material que se recolectó en la primera cueva será analizado en Mar del Plata y en Mendoza. Una de las próximas cavernas a las que se ingresará tiene un arroyo dentro.

El Grupo Azul Espeleológico y de Montañismo del Neuquén (GAEMN) celebra sus 34 años, que se cumplen este jueves, con la mejor novedad: el descubrimiento de cinco nuevas cavernas. Se ubican en el norte neuquino y el recorrido por la primera de ellas abrió toda una investigación porque se hallaron fósiles que podrían hablar sobre la vida en ese lugar, hace miles de años atrás. Además, otra de las cuevas que los espera para la aventura está atravesada por un arroyo.

El GAEMN bautizó «Dona Ester» a la primera de las nuevas cavernas que recorrió, hace unos 45 días. Se encuentra en la zona de Chos Malal, pero, al igual que con el resto de las cuevas de la provincia, no se revela su ubicación exacta para poder resguardarla.

El primer indicio que tuvieron de «Doña Ester» fue el de un estudiante de Alberto Puentes, integrante del GAEMN en Chos Malal, que le contó a su docente lo que había visto. El grupo denunció el hallazgo a la Dirección de Patrimonio Cultural y organizó la exploración.

Las primeras fotos dentro de «Doña Ester». (Gentileza GAEMN).-

Cuando ingresaron, los exploradores vieron restos que parecían típicos de una caverna, como los que se forman con la disolución del yeso, pero una mirada más cercana mostró que se trataba de restos cristalizados de heces. Pensando en que podrían mostrar la presencia de chinchillones, el grupo tomó muestras para poder enviarlas a analizar.

Fue el biólogo Diego Rindell quien les dijo que esos depósitos eran «paleomadrigueras» o «middens» de algún roedor y los contacto con especialistas. Los restos fueron enviados a la Universidad de Mar del Plata, al laboratorio de paleoparasitología, a cargo de la doctora Ornela Beltrame. También se comunicaron con la doctora María Eugenia de Porras, de Mendoza, quien dirige el laboratorio de paleoecología del cuaternario y se mostró interesada en estudiar el polen y vegetales. También propuso el pretratamiento para realizar en Estados Unidos las «dataciones radiocarbónicas», un método con el que se mide la «edad» de los materiales.

Una columna de la cueva, que se forman cuando se juntan estalactitas, un proceso que demora miles de años. (Gentileza GAEMN).-

El interés por el hallazgo en las cuevas es mayor. «Las zonas áridas y semiáridas de Sudamérica tienen pocos registros históricos exhaustivos de vegetación y clima» explicaron desde el GAEMN. Por ejemplo, estudios similares que se realizaron en la cueva Huenul, ubicada en el departamento Pehuenches, permitieron mostrar que las personas que habitaron la zona se enfrentaron con éxito a la aridez.

Mientras se desarrolla la posibilidad de un “Proyecto de Investigación de la Cueva Doña Ester”, sugerido por Porras, el grupo celebrará su aniversario y se preparará para explorar otras nuevas cavernas. Estas fueron halladas por «Beto» Fuentes, también en el norte neuquino, y una de ellas tiene un prometedor arroyo que la cruza y hace más interesante la invitación.




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