Después de siglos llegaron la luz y el agua a los campos de la Línea Sur

Mediante un programa provincial instalaron molinos eólicos y pantallas solares y realizaron perforaciones para que los hogares tengan servicios básicos. Por siglos usaron la luz del sol o velas y buscaron agua del pozo, hoy ganan calidad de vida.

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“Estos son adelantos muy importantes. Nos dan ganas de seguir adelante, es una mejora muy significativa en nuestra calidad de vida”, dice José Luis Mariguán, uno de los campesinos de la Región Sur rionegrina, beneficiados con sistemas de energías alternativa para el abastecimiento del agua potable.
Hace unos días, técnicos de la Cooperativa de Agua de Jacobacci y del proyecto Energías Renovables en Mercados Rurales (Permer) llegaron hasta su campo ubicado en la zona de Quetrequile, distante a unos 30 kilómetros al sur de Jacobacci por la Ruta 76, para instalarle el equipamiento que le permite tener agua y luz en su vivienda.
“Para mí era algo impensado. Yo me crié sacando agua del pozo con un balde y alumbrándome con un chonchón (lámpara que se hace con una botella de querosén y una mecha) o un farol que se prendía. Sino, teníamos que irnos a dormir cuando oscurecía. Ahora todo cambió”, agrega mientras abre la canilla y llena una vieja pava de aluminio para preparar unos mates.
El programa prevé la instalación de más de 1.700 sistemas de energías renovables para abastecer a viviendas rurales. Cada uno de los módulos está compuesto por paneles solares y baterías de gel con regulador, iluminación tipo LED, entradas tipo USB para enchufar teléfonos (Ver aparte).
José Luís tiene 38 años y hace más de 20, luego de su egreso de la primaria, decidió volver al campo a continuar con la actividad que iniciaron sus familiares hace más de un siglo: criar ovejas. “Mis padres ya están grandes. Están pisando los 80 y yo me hice cargo del campo. Acá vamos peleándola. Ahora bastante mejor”, afirma, entre mate y mate.
Como muchos otros productores de la Región Sur rionegrina, José Luis tuvo que afrontar situaciones muy complejas. La sequía que azotó la zona entre el 2004 y el 2014 y le erupción del volcán Puyehue, en el 2011, fueron los golpes más duros que recibió. De las 300 ovejas que tenía, la ceniza causó la muerte de la mayoría y a las que salvó, las tuvo que vender para evitar una perdida mayor.
Esta situación lo puso al borde de abandonar la zona rural e irse a buscar mejor suerte a Jacobacci, como lo hicieron cientos de campesinos, sobre todo los más jóvenes. Pero no se resignó y decidió pelearla desde ese lugar. A través del programa de repoblamiento ovino recibió un crédito de 25 ovejas y arrancó de nuevo.
Hoy cuenta con 140 cabezas y empezó a devolverlas de a 5 por año. “La vida en el campo no es fácil. Uno tiene que querer a los animales, a la tierra. Hay que salir a recorrer todos los días, cuidar las ovejas, arreglar alambrados, destapar alguna aguada. Hacerlo con frío, calor, nieve, viento. Además, no tenés las comodidades del pueblo. Por eso muchos se fueron y ya no volvieron”, dice José Luis.
Pero él no se quise ir porque el campo es su vida y hoy apretar una perilla y tener luz, abrir una canilla y tener agua es un adelanto muy importante que le da más ganas de seguir peleándola en ese lugar. Contar con estos servicios lleva a José Luis y a sus vecinos a proyectar la construcción de un baño con ducha, tener un televisor, vivir mejor.

«Me crié sacando agua del pozo con un balde y alumbrándome con un chonchón o un farol que se prendía cuando había querosén. Hoy abro la canilla, aprieto una perilla y tengo luz y agua en mi vivienda”.

José Luis Mariguan, productor de la zona de Quetrequile
Los campesinos esperan que la región recupere el stock histórico de animales.

Durante las últimas décadas el crecimiento de los centros poblados y el avance de la tecnología coincidieron con un estancamiento de la zona rural y la crisis del sector ganadero.
En los campos de la Región Sur ya no hay familias como en otros tiempos. Solo gente de avanzada edad y la mayoría de ella vive sola. Es que los niños que nacieron en los últimos años en los campos, tuvieron su primera escolaridad en las escuelas rurales y luego se trasladan a los centros poblados a continuar los estudios secundarios.
Hoy se encuentran con un mundo totalmente distinto. Allí tienen todo el bienestar que no les ofrecen sus hogares. A ello se le sumó la crisis que afectó al sector productivo con la sequía y la ceniza causando la muerte de más de 60% de los animales.
Estas situaciones han contribuido al éxodo de la zona rural. Quedan pocas familias en el campo y se ve reflejado en las matriculas de las escuelas rurales que disminuyen cada año.
“Uno se acostumbra a lo bueno y siempre quiere vivir mejor. A las escuelas rurales asisten niños de familias muy humildes. Y acá se encuentran con un mundo muy distinto. Cada uno tiene su cama para dormir, se puede bañar con agua caliente, tiene un plato de comida, hay luz y calefacción permanente, televisión, Internet y Wifi . Todo eso es muy tentadorico”, detalló un docente de la Escuela Hogar 162 de Atraico, cuyo nombre pidió mantener en reserva.

Un programa para promover el arraigo de los pobladores

Las pantallas solares se instalan cerca de las viviendas.

La instalación de sistemas de energías alternativas para el abastecimiento de agua y luz en las viviendas rurales, forma parte de un programa que lleva adelante el Estado y busca contribuir al arraigo de los pobladores.
En los últimos años el gobierno de Río Negro puso en marcha, a través de ley Ovina, el DPA y la Cooperativa de Agua de Jacobacci, entre otros organismos, un programa de captación, almacenamiento y conducción de agua que incluye perforaciones e instalaciones de molinos eólicos, bombas solares y de soga. También tanques australianos y de PVC para el almacenamiento de agua para el consumo humano y animal y sistemas de conducción para llegar con este servicio hasta las viviendas y los lugares donde se reúnen las majadas.
Por otro lado, a través de la Secretaría de Energía se ejecuta el proyecto de Energías Renovables en Mercados Rurales (Permer), se facilita el acceso a sistemas de energía renovable a sectores que no cuentan con electricidad en sus viviendas. De los 1.700 sistemas que instalarán, un gran número ya está funcionando en viviendas de campesinos de las zonas de Barda Colorada, Colan Conhué y Jacobacci.
Cada uno de los módulos está compuesto por paneles solares de 200 wp mínimo y baterías de gel con regulador y poseen además iluminación tipo led para el exterior e interior de las viviendas, un tablero con llave térmica, gabinete para batería, entradas tipo USB. Este programa llegó también a 26 escuelas rurales de la provincia.


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