Día del mecánico: historias entre motores
Héctor Lochbaum, dos hijos y uno de los nietos trabajan en su taller en Roca. La pasión compartida por el oficio en una historia que simboliza a muchas otras
Raúl Rojas
raulrojas@rionegro.com.ar
Hace casi 70 años, un 24 de febrero, la Secretaría de Trabajo y Previsión del gobierno de Juan Domingo Perón declaró esta fecha como Día del Trabajador Automotor en la República Argentina.
Hace algunas décadas menos, 40 años, que el taller de don Héctor Lochbaum funciona en Cipolletti 1656 del barrio Bagliani de Roca. En “lo de Lochbaum”, como suelen referir sus vecinos, trabajan él, sus dos hijos Elbio y Ariel y uno de sus nietos. El amor al oficio abraza a las tres generaciones.
Héctor es oriundo de Cipolletti y tras dedicarse a la mecánica en esa localidad, el destino lo trajo hasta Roca, donde abrió su taller curiosamente en la calle que lleva el nombre de su ciudad de origen. Aquí, tras dedicarse un tiempo a la mecánica general, se especializó en la inyección de motores diesel, luego de trabajar en el frigorífico Fricader y en otros talleres mecánicos.
Don Héctor es un hombre más de concentrarse en sus tareas que de parlamentar, y se mantiene en silencio mientras realiza pacientemente algún refinamiento o alista una pieza. Pero es también de esos hombres que se bajan los anteojos y miran directo a los ojos cuando hablan.
Elbio cuenta que él y su hermano fueron a escuelas técnicas, y que Ariel estudió ingeniería. Aunque no terminó la carrera, constantemente se perfecciona en la actividad, y dos o tres veces al año asiste a cursos y talleres.
Entretanto, otro nieto de Héctor, hijo menor de Ariel, estudia también ingeniería. Le queda poco para recibirse, y el taller ya lo espera, junto al olorcito a aceite, las herramientas, y esa pasión por el oficio que “inyecta” las venas de la familia.
(Agencia Roca)
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