Diseñan un plan de evacuación por incendios y otros riesgos en Bariloche
La pérdida de 500 viviendas en la Comarca Andina como consecuencia del fuego y la crisis hídrica actual, hicieron desempolvar el proyecto que había quedado parado por la pandemia.
No fue la única señal, pero sí la más reciente e inquietante. Los incendios de interfase que devastaron El Hoyo, Las Golondrinas y Lago Puelo en marzo pasado activaron las alarmas también en Bariloche e impulsaron al municipio a definir un plan de evacuación para ese tipo de desastres.
En realidad el plan ya estaba casi listo en 2019, pero su instrumentación quedó postergada por la pandemia. Ahora fue reactivado ante la preocupación y los peligros impuestos por el déficit hídrico que afecta a toda la región.
La idea es darle forma final al plan en las próximas semanas con el aporte de las juntas vecinales y comenzar a divulgarlo en septiembre, con la posibilidad de realizar algún simulacro antes de que llegue el verano, cuando aumenten las temperaturas y la ciudad ingrese en la época de mayor riesgo.
La subsecretaría de Protección Civil es la encargada de elaborar el plan de evacuación, que debe estar coordinado con bomberos, el Splif, policía, prefectura y todos los organismos con responsabilidades en el tema.
Todos asumen que la ciudad entera debe estar preparada ante cualquier emergencia, pero sin dudas la zona más crítica son los poblados barrios del oeste, donde viven miles de familias en zonas de bosque, algunas de difícil acceso, a las que se suma una importante concentración de hoteles y comercios, más la presencia en verano de miles de visitantes que concurren a las playas y campings.
La responsable de Protección Civil, Patricia Díaz, dijo que el plan de evacuación es algo que “la ciudad nunca tuvo”. Afirmó que comenzaron a elaborarlo en 2019 y aclaró que los incendios no son la única hipótesis de riesgo. También estará pensado para actuar por ejemplo ante deslaves o corrimientos de tierra, entre otras emergencias.
Erupciones volcánicas como la de 2011 y aun un terremoto, son otros de los escenarios que los especialistas deben tomar en cuenta.
En materia de incendios, la experiencia más directa que vivió Bariloche fue la ocurrida una tarde de domingo de 2015 cuando se desató el fuego en un pinar del cerro Runge, lindero con el sanatorio San Carlos y destruyó tres viviendas del barrio Belgrano.
Hace un par de semanas Díaz se reunió con referentes de las juntas vecinales del oeste, a las que les pidió completar un relevamiento en sus jurisdicciones para aportarlo a la confección del plan.
Señaló que el objetivo principal es fijar puntos de concentración seguros (están planificados no menos de 50) para trasladar a la gente allí en caso de incendio u otro evento que les impida permanecer en las viviendas.
Díaz explicó que el relevamiento barrio por barrio apunta a identificar por ejemplo dónde viven personas con movilidad reducida, que requerirían auxilio especial en caso de evacuación.
En septiembre, según adelantó, habrá capacitaciones para informar sobre el plan, que se realizará en grupos relativamente pequeños por los protocolos covid (“haremos tantos encuentros como sean necesarios”, dijo Díaz), y serán abiertos a los referentes barriales y “todos los que quieran participar”, para que luego “retransmitan” la información entre sus vecinos.
Esa actividad, sumada a la colocación de carteles y distribución de folleteria, alcanzarían para dejar el plan “operativo”.
Díaz dijo que también tienen planificado realizar al menos un simulacro, que ayude a afinar los detalles y que el objetivo de todas esas acciones es lograr “que no haya miedo ni ansiedad” ante la posibilidad de un incendio en gran escala u otros eventos amenazantes.
“No es lo mismo”
La titular de Protección Civil aclaró que Bariloche enfrenta su propio nivel de riesgo y que la situación no es similar a la que existía en Lago Puelo y El Hoyo cuando hace cuatro meses se desataron varios incendios simultáneos, que arrasaron cientos de viviendas y provocaron la muerte de tres personas.
Dijo que “no es lo mismo”, porque esta ciudad tiene un plan de emergencia para incendios de interfase desde 2016 y que “está demostrado que funciona muy bien”, con los cuerpos de bomberos y el Splif en alerta permanente y enfocados en los operativos de “ataque rápido”.
Sostuvo que en Bariloche, ya trabajaron desde su área con un relevamiento preliminar de posibles sitios de encuentro, que deben ser “muy amplios y esta a salvo de un peligro inminente” en caso de siniestros, y también identificaron los muelles disponibles. Esto en razón de que la evacuación por agua puede ser una variante muy apropiada, llegado el caso, dada la cantidad de playas de fácil acceso en los lagos Moreno y Nahuel Huapi.
Un dirigente vecinal dijo que el plan deberá prever por ejemplo que en una emergencia, “cualquier bote o lancha particular se convierte en un espacio público”.
Diseñar las vías de escape no es una cuestión simple, porque el objetivo central es evitar confusiones y que cada uno sepa exactamente qué hacer. “No es como el riesgo de tsunami en Chile, por ejemplo, que sin demasiada instrucción previa todo el mundo entiende que tiene que buscar zonas altas y alejarse del mar. Un incendio sería muy distinto”, acotó un especialista.
Según explicó Díaz, estarán definidas y prolijamente comunicadas varias recomendaciones para que la población se prepare para la evacuación. Habló de “una mochilita” de emergencia con los elementos básicos, abrigo, agua y los medicamentos indispensables.
También dijo que aconsejarán “escanear” los documentos personales y de la vivienda y “subirlos a una nube” como medida preventiva, para no detenerse en esos elementos durante un escape precipitado.
El parque Llao Llao
Una preocupación extra de cara a la próxima temporada de primavera y verano es el control de incendios en el parque municipal Llao Llao, una reserva intangible de 1.200 hectáreas cubiertas de bosque nativo, que alberga varios puntos recreativos y convoca a cientos de visitantes cada día.
El delegado municipal de Lago Moreno y presidente del ente autárquico Llao Llao, Claudio Otano, dijo que un incendio declarado en esa área “sería catastrófico, algo que no lo parás con nada”. Aseguró que trabajan en reforzar las previsiones porque “se viene un verano más seco del que pasó”.
Admitió que hay un serio déficit de cartelería indicativa en el parque que se propusieron mejorar antes del verano y también mejorar la “logística”.
Otano dijo que el cuidado permanente está a cargo de siete guardabosques, que cuentan con dos cuatriciclos y una embarcación semirrígida, que es fundamental para recorrer las playas y controla la prohibición de fuego.
Señaló que el hotel Llao Llao les donó recientemente una chipeadora “cero kilómetro” que será clave para reducir los restos forestales que obstaculizan los senderos y también proyectan instalar una bomba de carga rápida de agua en puerto Pañuelo para abastecer camiones de combate contra incendios de bomberos y Splif.
El uso intensivo de las playas
El atractivo cada vez mayor que generan las playas lacustres también está en el foco de atención de quienes planifican cómo evitar incendios de envergadura en la zona oeste.
El delegado municipal de Lago Moreno, Claudio Otano, dijo que en los últimos años “se consolidó Bariloche como destino de playa, y hay turistas que vienen en verano con ese plan. Algo que antes no existía”.
Refirió que esa tendencia provoca “mayor presión en espacios públicos, gente que hace fuego o que acampa en lugares no permitidos”. Reconoció que el uso masivo de las playas como Tacul, Bahía López, el arroyo Angostura, las ubicadas junto al puente que une a “los dos Morenos” y la playa del Viento, entre varias otras, demanda “un mayor esfuerzo de cartelería y fiscalización. En la gran mayoría no hay guardavidas.
Otro factor a considerar es la saturación del tránsito que se produce en la avenida Bustillo a la hora del regreso en los días de alta temperatura, especialmente los fines de semana, cuando las playas atraen a los turistas y también a los barilochenses.
El vecinalista Luciano Celsi dijo que las vías de escape ante un eventual incendio tienen que estar muy estudiadas.
Las juntas vecinales están disconformes
El encuentro de Patricia Díaz y funcionarios de la delegación Lago Moreno con las juntas vecinales del Oeste surgió a partir de la preocupación creciente en esos barrios por la peligrosidad que impone la sequía en una zona con tanto bosque, pero muchos de los dirigentes manifestaron diferencias con el rol que les quiere asignar el municipio.
El presidente de la junta Don Orione, Luciano Celsi, dijo que participaron unas quince juntas, y que en forma unánime presentaron su preocupación por el “verano complicado” que se avecina.
Señaló que Díaz les habló sobre el plan de evacuación y les dijo que las juntas debían colaborar con un “censo” para conocer con exactitud la población de cada barrio y la ubicación de las personas con discapacidad.
“Le explicamos que no lo podemos hacer y menos en el plazo que ellos quieren. Es lo mismo que nos plantearon hace dos años y ya les dijimos que no. Es imposible comprometerse a algo así. Es una tarea que corresponde al Estado”.
Dijo que un censo exhaustivo debería ser realizado “desde las delegaciones o los centros de articulación territorial que tiene el municipio”.
Celsi señaló que en principio Díaz se mostró molesta y les dijo que si las juntas no aportaban esa información “los movimientos de rescate no van a ser tan efectivos”. Finalmente acordaron realizar una encuesta por whatsapp, que la llevaría adelante el municipio “con apoyo de las juntas”.
No fue la única señal, pero sí la más reciente e inquietante. Los incendios de interfase que devastaron El Hoyo, Las Golondrinas y Lago Puelo en marzo pasado activaron las alarmas también en Bariloche e impulsaron al municipio a definir un plan de evacuación para ese tipo de desastres.
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