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Bassi: “Las habilidades blandas son determinantes en el rendimiento laboral”

Entrevista a Marina Bassi, economista

La educación es un elemento central en el desarrollo de un país. Marina Bassi es una economista argentina, nacida en Cipolletti, y especializada en la relación entre educación y mercado de trabajo, y en diálogo con PULSO, resaltó la importancia de que el sistema educativo impulse las habilidades blandas, las cuales son determinantes en el desempeño laboral.

PREGUNTA: ¿De qué trata el libro que escribió con otros economistas del Banco Mundial?
RESPUESTA:
Siempre escuchamos a las empresas decir que no se consiguen jóvenes con las competencias o las habilidades necesarias, o que es necesario invertir mucho en formación y en reclutamiento. La idea fue por lo tanto, indagar si acaso la escuela no estaba formando las habilidades que luego el mercado de trabajo requiere. El libro nació así en el 2012, y fue pionero respecto a la posibilidad de medir habilidades socio emocionales o aspectos de la personalidad, que podrían estar asociados al rendimiento en el mercado laboral, por parte de los jóvenes. Medidas que habitualmente no se cuantifican en una prueba estandarizada o en una evaluación, como la autoestima, el auto control, la auto eficiencia, cómo se percibe una persona en cuanto a sus propias capacidades para desarrollar un trabajo, las habilidades sociales, la creatividad.

P: ¿Hay relación entre esas capacidades y el rendimiento laboral?
R:
Encontramos que los salarios más altos, un menor desempleo, o las menores tasas de informalidad laboral, tienen relación directa con el rendimiento académico y cognitivo, pero principalmente con las habilidades blandas que habitualmente no se miden, no se saben cómo formar, o las escuelas no le prestan tanta atención. Desde 2012 en que escribimos el libro, cientos de estudios e investigaciones han ido confirmando estos resultados. Hoy sigue siendo súper relevante. Seguimos hablando de las habilidades para el Siglo XXI y la necesidad de desarrollarlas.

P: ¿Han continuado con la investigación?
R:
El año pasado terminamos un nuevo libre con algunos colegas del BID y un profesor de la Universidad de Maryland, que va en esa dirección. Investigamos los programas de formación terciaria de ciclo corto en América Latina, observando la performance en el mercado laboral de los graduados en esas carreras. Se aprecia una vez más, que a estos graduados les va mejor que a los de algunas carreras de licenciatura, y definitivamente a aquellos que empezaron las licenciaturas y las dejaron. La particularidad, es que se trata de programas que enfocan en la construcción de habilidades emocionales.

Argentina al igual que el resto de América Latina, tiene el desafío de cambiar el esquema de educación tradicional, para iniciar el camino hacia el desarrollo de este tipo de habilidades que hoy no se aprenden en la escuela.

P: ¿De qué forma se trabajan esas habilidades en la escuela?
R:
Hemos aprendido que hay dos factores a la hora de desarrollar estas habilidades. Uno es introducir estos conceptos o habilidades en el programa o curriculo educativo. Hay ciertas cosas que se enseñan. Pero sin duda el otro factor es “la manera” en la que se enseña. Incentivar el pensamiento crítico, la reflexión, hacer asociaciones con otros temas, es fundamental para el desarrollo de estas habilidades, para lograr aprender a aprehender. Cuando apoyamos a los países con el Banco Mundial en la formación de sus profesores, eso es un elemento clave. Dejar el modelo tradicional en el que los chicos escuchan y copian del pizarrón, y convertirse en un profesor que es facilitador, que incentiva a los chicos a buscar sus propias informaciones, o a elaborar sus propios argumentos.

P: ¿Cómo ve a la Argentina en materia educativa?
R:
Me parece que Argentina al igual que el resto de América Latina, tiene el desafío de cambiar el esquema de educación tradicional, para iniciar el camino hacia el desarrollo de este tipo de habilidades que hoy no se aprenden en la escuela. Los números dicen que poco menos de la mitad de los chicos de tercer grado, no logra leer un texto básico. Naturalmente hay una gran heterogeneidad incluso dentro del país.

P: ¿Por qué se demoran este tipo de procesos?
R:
Los cambios en educación llevan años. Se pueden lograr resultados visibles en plazos de 5, 10 o 15 años. Perú, Brasil o algunos países asiáticos, han llevado a cabo cambios radicales en lapsos cortos. Pero yo considero que el elemento clave para realmente generar una transformación profunda en educación, es la decisión política. La determinación desde todos los niveles, de que es un problema profundo que merece inversión y mucho esfuerzo. Se trata de un camino que requiere persistencia, y no cambiar cada dos o tres años.

P: ¿Esa decisión refiere a reformas de modelo educativo o a mayor presupuesto?
R:
Un poco de ambas cosas. Depende desde donde parte cada país para la transformación. Incrementar el gasto, no alcanza por sí solo. Hay que tener más y mejor gasto. Pero sí es cierto que reformas que requieren distinta formación, selección, promoción y apoyo de los profesores, son fundamentales. Materiales. Hacer de la escuela un lugar accesible y disponible para todos. También es esencial vincular financiamiento a resultados.

P: ¿Cree en la meritocracia?
R:
Siempre hay un componente de azar en la trayectoria de una persona. Pero en promedio una persona bien educada alcanza mejores resultados. Es un patrón que se repite en los datos. Lamentablemente si bien la educación debiera ser un trampolín a mejores oportunidades, también se observa que en muchos países cuando una persona nace en una familia de bajos recursos tiene acceso a una educación de menos calidad y se mantiene generacionalmente en esas condiciones vulnerables.

PERFIL
Marina Bassi es oriunda de Cipolletti, donde residió hasta 1992. Es Licenciada en Economía (Universidad de San Andrés) y Doctora en Economía (UCLA).

Se desempeña desde hace más de una década como especialista de la División de Educación del Banco Interame – ricano de Desarrollo.

Es co autora entre otros, del libro “Desconectados: habilidades, educacion y empleo en América Latina”, publicado por el BID.


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