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Criptomonedas, un camino sin retorno

Millones de usuarios ya eligen criptoactivos como depósito de valor y para realizar sus transacciones diarias, lo que ataca uno de los pilares del sistema monetario global

Una disrupción es una interrupción o rompimiento con la manera tradicional de ejecutar algo. La palabra proviene del latín disruptio, que significa fractura.

Durante los últimos años, el término suele utilizarse con frecuencia en economía para referir a la “ruptura en el desarrollo de la actividad de un sector causada por una persona, grupo o cosa que propicia una renovación radical”.

El concepto es central y trasversal a la génesis y la evolución del sistema económico moderno. Se trata sin más de un descubrimiento, un evento, un invento que tiene la capacidad de mutar por completo la forma en que se produce, se intercambia, se invierte o se genera valor.

Dicho de otra forma, cada vez que se registra un salto tecnológico capaz de mejorar la productividad y la eficiencia, sucede una disrupción. En un corto lapso de tiempo, sucede que se puede hacer lo mismo que antes, pero aplicando una menor cantidad de factores productivos. O lo que es equivalente, con la misma cantidad de factores productivos, se logra una mayor productividad.


Un salto tecnológico que lo cambia todo



En este sentido, la aparición de las criptomonedas en el horizonte del sistema capitalista, promete a priori ser uno de esos saltos tecnológicos que lo cambia todo.

La aparición y uso cada vez más extendido de las mismas como medio de cambio, de ahorro o de inversión, no solo abre un abanico infinito de nuevos mercados y productos sino que tiene el potencial de poner en jaque el sistema financiero y monetario tradicional.

Criptomonedas, apenas la punta del iceberg de un sistema que lo cambia todo.


Sin embargo, resulta que las criptomonedas son apenas la punta del iceberg de la verdadera disrupción en ciernes: la blockchain.

El concepto está de moda, pero todavía es escaso el nivel de conocimiento que existe respecto a su capacidad para transformar la forma en la que producimos, comerciamos, intercambiamos o nos relacionamos.


Qué es la blockchain



La pregunta concreta sería ¿Qué es la blockchain? Una traducción sencilla del vocablo en inglés arroja la primera respuesta: una “cadena de bloques”.

En términos prácticos se trata de un enorme libro de transacciones, las cuales quedan registradas en un bloque de información, el cuál se encuentra encriptado y a la vez enlazado a otros bloques, con el objetivo de garantizar la seguridad de esa información.

Bitcoin, la moneda virtual que dio el puntapie para el gran cambio.


La principal característica de esa cadena de datos, es que millones de usuarios intervienen a la vez para validar y auditar la información encriptada en los bloques. Significa que si alguien intentara adulterar o manipular los datos allí encriptados, el bloque sería dado de baja de inmediato. En pocas palabras, la cadena de datos contenida en la blockchain es inviolable.

Hay que agregar a ello que toda la información allí contenida es pública y verificable. Hablamos de información segura, pública, accesible para cualquiera y transparente.


Un panorama inimaginable



Las implicancias futuras son aun inimaginables, y no solo afectan a la economía, sino que prometen transformar las relaciones sociales, las empresas y las instituciones.

Solo por dar un ejemplo transversal a la coyuntura política y social argentina, en un futuro inmediato todas las licitaciones de obra pública de un estado podrán ser registradas en la blockchain, lo que permitirá a cualquier ciudadano de a pie verificar en tiempo real los pliegos, la lista de proveedores, el avance de la obra, las redeterminaciones de precios, entre otras cosa.

Criptomonedas, un mundo nuevo para la economía.


Implica que toda la información que hoy ocupa una de las causas judiciales más resonantes de los últimos tiempos dejará de estar en las manos selectivas de un abogado, un fiscal o un juez, para estar disponible en tiempo real en manos de cualquiera. Equivale a decir que, probablemente, en un futuro mediato sea mucho más difícil corromper un pliego de licitación operando con sobreprecios o adjudicaciones turbias.

Otro ejemplo concreto es la posibilidad de operar el registro de propiedad de los inmuebles mediante un No Fungible Token (NFT). Un registro en la blockchain que opera las veces de escritura y contiene la historia completa del inmueble desde la colocación de sus bases, hasta el final de obra, y todas las remodelaciones y las operaciones de compra venta que se hayan realizado sobre el mismo.

Quién compra y quién vende operan simplemente mediante la transferencia del NFT entre privados.

Todo un desafío para el sindicato de escribanos, que deberá reconvertirse e incorporarse a una nueva forma de transacciones: una vez validada la transferencia del NFT en la blockchain, la firma del letrado es irrelevante. Algo similar sucede con el “Impuesto a los Sellos”, el cual carece de sentido y relevancia en el nuevo esquema.


Eficiencia



La traducción es sencilla: más eficiencia. Una misma transacción se realiza a un costo privado menor, y sin impuestos de por medio. España acaba de reglamentar la posibilidad de realizar transacciones inmobiliarias mediante NFT.

Puede parecer una escena futurista. Lo cierto es que quien realiza una transferencia bancaria mediante el home banking, ya cree en este tipo de tecnología. Hace años el dinero es electrónico. La disrupción opera en el hecho de eliminar los intermediarios. Ya no habrá un “señor banco” al que se le entrega el dinero electrónico para que lo traslade al “señor banco” del destinatario.

El uso de las criptomonedas gana adeptos en el día a día.


En el futuro las transacciones, las operaciones, o el registro de la información será validado por los propios usuarios. Allí, en la eliminación de los intermediarios, llámense estos sector público (impuestos) o sector privado (comisiones), es donde radica el salto de eficiencia y productividad.

Las criptomonedas emergen en ese escenario, como un caso particular de registro en la blockchain. Son un registro particular en la cadena, que permite el envío de valor de una parte a otra operando entre usuarios y sin la intervención de una autoridad central, bancaria o monetaria.

Es en este punto donde el interrogante se convierte en ¿las criptomonedas son dinero? La contra pregunta sería ¿eran dinero las semillas que utilizaban los Incas o las piedras raras que usaban las culturas orientales a la hora de intercambiar?


Teoría económica



La teoría económica exige tres características a un bien para que el mismo sea considerado dinero:

• La primera es que ese bien sirva como unidad de medida, o lo que es lo mismo que sirva para nominar el precio de los otros bienes o servicios.

• La segunda es que ese bien pueda ser utilizado como medio de cambio al momento de realizar operaciones de intercambio por otros bienes y servicios.

• La tercera es que sirva como depósito de valor, o sea que pueda atesorarse para ser utilizado en el futuro.

Los hechos indican que las criptomonedas ya cumplen con las tres características.


Alternativa de ahorro



Existe la posibilidad de nominar el precio de las cosas en criptomonedas, se realizan transacciones de intercambio utilizando criptomonedas, y son para millones de personas una alternativa de inversión y ahorro.

No obstante la pregunta fundamental es ¿por qué las criptomonedas tendrían la capacidad de transformar el sistema monetario global?

Banco Central de la República Argentina.


La respuesta radica en uno de los pilares del sistema capitalista. En la actualidad son los estados nacionales los “dueños” de la máquina de hacer billetes. Conceptualmente, esa atribución que poseen los países se denomina “señoreaje”, y es la que permite a cada país soberano emitir su propia moneda y establecer el precio de operar con esa moneda, la tasa de interés.

Es en definitiva lo que le otorga a los estados la posibilidad de hacer política monetaria.

Las criptomonedas comienzan a poner en jaque ese concepto basal del sistema monetario global. Ya no son los estados los que emiten la moneda, sino que son los propios usuarios de forma descentralizada y transparente los que deciden la cantidad de criptomoneda en circulación, en un proceso validado por millones de usuarios a la vez y por lo tanto seguro e inviolable.

El punto de inflexión de una transformación que quizá sea lenta pero luce inevitable, es el momento en que la mayoría de los usuarios “elija” las criptomonedas como dinero para sus transacciones y su ahorro.


Señales



Tres señales marcan de forma inequívoca el sendero hacia el universo cripto.
La primera es que los principales fondos de inversión del mundo empiezan a incluir las criptomonedas como parte del menú que ofrecen a sus clientes. La sociedad anunciada en agosto entre el gigante Blackrock y Coinbase, la principal exchange de criptoactivos del mundo, es todo un ícono.

La segunda es la resistencia de los bancos centrales del mundo a habilitar formalmente la operatoria con criptomonedas en el mercado financiero.

En Argentina fue el Banco Galicia el que intentó hacer punta en el mes de mayo ofreciendo a sus clientes la posibilidad de comprar criptomonedas mediante el homebanking y de depositar las mismas en una cuenta comitente del propio banco.

De inmediato el Banco Central le prohibió a los bancos comerciales la operación con cripto, bajo el argumento de “procurar mitigar los riesgos asociados a las operaciones con estos activos”.

Por último, los propios estados subnacionales y locales comienzan a detectar que los ciudadanos ya eligen las criptomonedas y empiezan a buscar mecanismos para capitalizar los beneficios y no quedarse afuera.


El caso Mendoza



Hace apenas dos semanas, la Provincia de Mendoza anunció que comienza a aceptar el pago de impuestos mediante criptomonedas.

Si bien se presentó oficialmente como una forma de modernizar el estado y de brindar facilidades y accesibilidad a los contribuyentes, el alcance de la medida es mucho más profundo: se trata de un reconocimiento oficial de la validez del instrumento de pago.

Supone que si el estado comienza a recibir criptomonedas como medio de pago, generará pronto un stock propio de criptoactivos que luego aplicará a otros usos, con lo cual la decisión implica que el estado se convierte en un usuario más de criptoactivos.

Tras el anuncio de Mendoza, la Ciudad Autónoma de Buenos Aires oficializó que trabaja para poner en marcha en lo inmediato un sistema que permita a los contribuyentes de la ciudad cancelar obligaciones fiscales mediante criptomonedas.

No hay retorno. La irrupción de las criptomonedas constituye un camino solo de ida.


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