El ‘plan llegar’, el malestar del campo y las condiciones detrás del apoyo de Donald Trump a Javier Milei

El respaldo del mandatario norteamericano es inédito por su alcance y le dio al gobierno aire financiero. La rebaja fugaz de retenciones trajo alivio cambiario, pero desató la furia del campo en Argentina y también en Estados Unidos. Las dudas sobre el programa tras las elecciones, continúan vigentes.

“Cualquier decisión económica importante depende de lo que piensas sobre el futuro. Las expectativas racionales son sólo una forma de afrontarlo”. La cita pertenece a Robert Lucas, uno de los economistas más citados por el presidente Javier Milei.


Los agentes económicos toman en cuenta toda la información pasada disponible, agregan a ello su propia experiencia pasada (incluyendo buenas y malas decisiones), consideran los hechos presentes, y en base a ese cúmulo de datos, deciden acerca del futuro. Esa decisión consiste casi en un acto de fe: “creer o no creer”. Y en esa dicotomía binaria se juegan las elecciones que marcan la suerte de todo un programa económico.


La semana pasada dejó claro a quien le creen los agentes económicos y a quien no.
En el momento en que el ministro de economía Luis Caputo afirmó “vamos a gastar hasta el último dólar para defender el techo de la banda de flotación”, la lectura del mercado fue: los dólares que quedan son pocos y si los gastan todos para defender la cotización de hoy, no habrá como pagarles a los bonistas en 2026.

De inmediato se incrementó la demanda de dólares, el Banco Central (BCRA) tuvo que vender US$ 1.100 millones en tres días, hubo un raid de ventas de activos argentinos, se desplomaron las cotizaciones y se disparó el riesgo país. En otras palabras, al ministro “ya no le creen”.


Sin embargo, cuando la suerte del programa económico parecía echada, el apoyo explícito del hombre más poderoso de la Tierra cambió la ecuación. El respaldo que el presidente Donald Trump y el secretario del Tesoro de los Estados Unidos Scott Bessent brindaron esta semana al presidente Javier Milei, no solo es impactante por su magnitud y amplitud en cuanto a la cantidad de instrumentos y al volumen total, sino que es inédito en la historia de ambos países.


Lo que siguió a la foto de Milei con Trump y al tweet de Bessent que detalló lo que Estados Unidos está dispuesto a hacer para respaldar la gestión Milei, fue un desplome del riesgo país y la estabilización del tipo de cambio a los valores que se registraban hace tres semanas, previo a la derrota electoral libertaria en provincia de Buenos Aires.
El contraste es evidente: al gobierno de los Estados Unidos los agentes económicos “sí le creen”.


En definitiva, el mercado ya había sentenciado que las premisas macro sobre las que se basa el plan económico libertario “terminaban mal” y había retirado el voto de confianza que Javier Milei y Luis Caputo supieron cosechar en los primeros 21 meses de gestión.


No obstante, el mensaje de Trump y Bessent al mercado fue “se equivocan, Milei está haciendo las cosas bien”. Y lo que el mercado interpretó de ese mensaje de boca de quienes conducen la economía más importante del Globo fue: “Si esto sale mal, la plata la ponemos nosotros”.
No se hable más.

«Plan llegar”


Fue hace apenas dos meses. En la inauguración de la 137° Exposición Rural y frente a los más altos referentes del campo, el presidente Javier Milei afirmó que “las retenciones son un flagelo que nunca debió haber existido” y agregó que “eliminar las retenciones es una obsesión para nuestra gestión”. Ese día, el mandatario se limitó a anunciar una “rebaja permanente” en las alícuotas de los derechos de exportación para granos y carnes.


El mensaje fue dirigido a los productores pequeños, medianos y grandes de la Pampa Húmeda, que componen la verdadera “base imponible” de los derechos de exportación. Las retenciones son un impuesto que el Estado cobra al productor, con las cerealeras como intermediario. Las exportadoras compran los granos al productor descontando del precio las retenciones que luego abonan al Estado al liquidar las ventas al exterior.


Ocho semanas después y arrinconado por una demanda arrolladora de divisas contra las cuerdas de la autoimpuesta banda de flotación superior, el gobierno anunció que la alícuota de retenciones pasaba a ser “cero” hasta el 31 de octubre (es decir, hasta luego de las elecciones), o bien hasta cubrir el cupo de Declaraciones Juradas de Venta al Exterior (DJVE) por US$ 7.000 millones.


Lo primero que impactó tras la publicación en el Boletín Oficial del DNU 682/25, fue el costo fiscal que la gestión Milei estaba dispuesta a asumir con tal de conseguir los dólares necesarios para sostener las bandas de flotación. Las estimaciones de los tributaristas colocan esa cifra en torno a los US$ 1.500 millones, lo que equivale a un 0,25% del Producto Bruto Interno (PBI).


Ese mismo día, el gobierno promulgó la Ley de Emergencia en Discapacidad, pero en un hecho sin precedentes en la historia argentina, anunció también que no cumpliría con la reglamentación de la norma hasta que el Congreso indique el origen de los fondos para solventarla.

La Oficina de Presupuesto del Congreso (OPC) estima que ese costo fiscal anual oscila entre 0,25% y 0,48% del PBI. Es decir que la recaudación que el gobierno decidió resignar por retenciones alcanzaría para solventar al menos la mitad de la Emergencia en Discapacidad.

La baja fugaz de retenciones terminó siendo un bono fiscal de US$ 1.500 millones a las cerealeras a espaldas de los productores, que vieron pasar de largo la medida y se quedaron afuera del beneficio.


No obstante, el revuelo de mayores proporciones llegó cuando el cupo de DJVE por US$ 7.000 millones se cubrió en apenas tres días. Las exportadoras nucleadas en la Cámara de la Industria Aceitera de la República Argentina (CIARA) y el Centro Exportador de Cereales (CEC), se apresuraron a comprometer la liquidación de más de 12 millones de toneladas con “retenciones cero”, y se apropiaron de la totalidad del fugaz beneficio impositivo.


Quien describió en detalle el resultado de la operatoria, fue el periodista especializado en agro, Matías Longoni. Las cerealeras comprometieron ventas con retenciones “cero” por granos que ya habían comprado a los productores descontando la alícuota de retenciones vigente hasta la semana pasada. Pero cerrada la ventana de “alícuota cero”, si las exportadoras necesitan comprar granos para cumplir con las DJVE pactadas, volverán a descontar las retenciones a los productores.


La medida significó un bono fiscal de US$ 1.500 millones que el gobierno entregó a las cerealeras a cambio de que las grandes exportadoras “adelanten” el ingreso de US$ 7.000 millones de divisas que el programa necesitaba como el agua. Todo ello, en desmedro de los productores.


Al cierre de los tres días que duró la medida, las cinco cerealeras más grandes acapararon el 80% de las DJVE. El selecto grupo está integrado por Bunge, LDC, Cofco Internacional, Viterra y Cargill. En un segundo lote de empresas también se anotan Molinos y Aceitera General Deheza.


El entramado más profundo del campo en el eje productivo de las provincias de Santa Fe, Córdoba, La Pampa y el norte de Buenos Aires, se siente traicionado por un gobierno al que apoyó con fuerza.

El malestar es tal, que la propia Sociedad Rural Argentina, históricamente asociada a los grandes hacendados, debió hacerse eco del reclamo de las bases y publicó: “En apenas tres días se alcanzó el tope de operaciones previsto, lo que refleja la gran cantidad de declaraciones juradas emitidas en este proceso. Por este motivo, solicitamos que el decreto de retenciones cero sea extendido”.


Para ese entonces, el objetivo de obtener el puente de divisas para llegar a octubre ya estaba cumplido, aunque a un costo altísimo (tanto fiscal como político).

A cambio de qué


Al impacto que generó el apoyo explícito de los Estados Unidos para con la gestión Milei, continuaron los interrogantes. ¿Cuáles son los plazos del swap de monedas por US$ 20.000 millones? ¿Cuál es la tasa de interés de ese acuerdo? Si esa tasa de interés configura nueva deuda ¿debiera el swap de monedas pasar por el filtro del Congreso de la Nación?


Pero la duda más inquietante ante semejante paquete de ayuda financiera y tal respaldo político, es ¿qué pide a cambio la administración Trump? Los detalles escasearon y con el correr de las horas quedó claro que los anuncios son hasta el momento simplemente eso, una fuerte declaración de intenciones.


Hubo, sin embargo, un detalle explícito en el tweet de Scott Bessent y casualmente, también se relacionó con las retenciones. “Estamos trabajando con el gobierno argentino para poner fin a las exenciones fiscales para los productores de materias primas que conviertan divisas”, anunció el secretario del Tesoro. La frase generó inicialmente desconcierto, hasta que quedó claro el significado.

La combinación entre rebaja fugaz de retenciones y respaldo de Donald Trump, desató un frente interno en Estados Unidos: los farmers reclaman que mientras Trump les impide llegar al mercado chino, ayuda a la Argentina beneficiando indirectamente al régimen comunista.


Desde el vamos, la mención implica una intromisión directa del gobierno de los Estados Unidos en la política impositiva interna de Argentina. Una intromisión del tamaño del apoyo financiero que Trump le ofrece a Milei.


A diferencia de la estructura agraria argenta en la que hay jugadores pequeños, medianos, grandes y enormes, los pequeños productores (farmers) son la base de la producción agrícola estadounidense.
El campo norteamericano padece por estos días la guerra comercial que emprendió Trump desde enero, lo que le genera severas dificultades para acceder al mayor mercado de soja del mundo: China. Al mismo tiempo observa atónito como Estados Unidos ayuda a la Argentina, mientras Milei desgrava de retenciones las exportaciones de granos a un destino principal: China.


“La frustración es abrumadora. Los precios de la soja en EE.UU. están cayendo, la cosecha está en marcha, y los agricultores leen titulares no sobre asegurar un acuerdo comercial con China, sino que el gobierno de EE.UU. está extendiendo US$ 20.000 millones en apoyo económico a Argentina, mientras ese país elimina los impuestos a la exportación de soja para vender 20 cargamentos de soja argentina a China en apenas dos días”, afirma un durísimo comunicado de American Soybean Association (ASA).

Estados Unidos exige que se mantengan las retenciones. El presidente deberá lidiar entre la “obsesión” por eliminar las retenciones que manifestó a los productores , y la condición explícita que la administración Trump pone como precio para el salvataje.


En efecto, Cofco Internacional, una de las cerealeras más beneficiadas por la “ventana” de retenciones cero, es el brazo comercial de granos del régimen comunista chino en el mundo. En los tres días que duró la medida, Cofco anotó 20 DJVE por más de 2,5 millones de toneladas de harina de soja, con un valor aproximado de US$ 1.200 millones.


El mensaje de Bessent se hace eco de ese malestar interno en los Estados Unidos, y en pocas palabras le anticipa al gobierno de Javier Milei que las retenciones “deben reponerse y quedarse”.
El presidente deberá ahora lidiar entre la “obsesión” por eliminar las retenciones que dijo tener ante los productores , y la condición explícita que la administración Trump pone como precio para el salvataje del programa económico.


La realidad es que el gobierno de los Estados Unidos no desembolsó un solo dólar a la Argentina esta semana. Alcanzó con una simple promesa para torcer las expectativas.
Y esa promesa está atada a una condición explícita que quedó escrita. “Inmediatamente después de las elecciones, comenzaremos a trabajar con el gobierno argentino en el pago de sus principales deudas” anticipó Bessent.

Con el correr de las horas quedó claro que los anuncios son hasta el momento simplemente eso, una fuerte declaración de intenciones. La realidad es que el gobierno de los Estados Unidos no desembolsó un solo dólar a la Argentina esta semana.


El swap de monedas, la recompra de bonos argentinos y el potencial crédito stand by (los tres instrumentos ofrecidos por Estados Unidos) llegarían después de octubre si el gobierno logra un resultado “razonablemente” bueno.

De entre todas las preguntas que se dispararon esta semana, tal vez la más relevante es ¿qué sucede con el compromiso de los Estados Unidos si el resultado en las elecciones de octubre no es favorable a La Libertad Avanza?


“Cualquier decisión económica importante depende de lo que piensas sobre el futuro. Las expectativas racionales son sólo una forma de afrontarlo”. La cita pertenece a Robert Lucas, uno de los economistas más citados por el presidente Javier Milei.

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