El transporte terrestre espera más pasajeros por el impacto del tarifazo del avión

La diferencia de precios entre los colectivos de larga distancia y el avión se acrecienta, pero todavía no llega a la relación 3 a 1. Los aumentos de los pasajes  ascienden al 60%.

El fuerte aumento que registraron las tarifas aéreas en la última semana abrieron una ventana de oportunidad al transporte terrestre de larga distancia, que no tuvo por ahora un ajuste de la misma proporción y podría captar un mayor volumen de público si las medidas del gobierno nacional terminan por limitar el subsidio a los aviones.

En la empresa que tiene más servicios en bus de Bariloche a Buenos Aires aseguraron que los pasajes están agotados hasta fin de año salvo un puñado de asientos libres para esta semana. Y que para viajar a Mar del Plata “no hay nada hasta enero”.

Las tarifas aéreas aumentaron hasta un 150% luego de la devaluación, porque sus costos están dolarizados casi en su totalidad y tenían como parámetro el tipo de cambio oficial. El viaje desde Bariloche a Buenos Aires ida y vuelta costaba ayer entre 176.000 y 224.000 pesos, según la fecha y la empresa, aunque hay ofertas (por ejemplo en horarios de madrugada) que se consiguen por 160.600 pesos.

Las transportistas terrestres, en cambio, ofrecen viajes para los mismos tramos por 115.600 pesos, con financiamiento que algunas tarjetas todavía ofrecen en seis cuotas sin interés.

Hay destinos que no tienen pasajes hasta enero, saliendo de Bariloche. Foto: Chino Leiva

El gerente de la Asociación Empresaria de Transporte Automotor, Marcelo Gonzálvez, dijo que hubo un ajuste pronunciado en el tipo de cambio que generó variación en el precio de los insumos y que el transporte aéreo reaccionó de inmediato y con cifras siderales, lo cual no se produjo con el transporte terrestre.

Señaló que mientras las aerolíneas corrigieron sus tarifas hasta un 150%, las empresas de buses de larga distancia aplicaron este mes un aumento del 50 al 60%.

Gonzálvez reconoció que hay “un contexto de precios caótico”. Dijo que los costos no pueden dejar de trasladarse al precio de los pasajes prácticamente “día a día” y que la diferencia actual entre aéreos y transporte terrestre puede resultar algo más atractiva, aunque no al punto de lo que ocurría años atrás, cuando la relación llegó a ser de 3 a 1.

El directivo señaló que en 2012, por ejemplo, las transportistas de larga distancia en todo el país llegaron a vender 40 millones de boletos y desde entonces entraron en una caída pronunciada. En la pandemia no pasaron de los 8 millones de pasajeros al año y ahora rondan los 25 millones y podrían mejorar algo si consiguen ser más competitivos en comparación con el aéreo.

Siempre las empresas tuvieron capacidad de adaptación, y tienen un público bastante fiel. Gente que prefiere el ómnibus por costumbre, por comodidad, por rechazo al avión y también ahora hay extranjeros que eligen viajar en bus porque les permite disfrutar mejor del paisaje”, explicó.

En relación con las tarifas Gonzálvez dijo que se van a reacomodar con el correr de las semanas y hoy existe “mucha incertidumbre”.

Dijo que las mejores perspectivas para el transporte terrestre aparecerán “si el Estado deja de subsidiar a Aerolíneas”. Aseguró que el transporte terrestre de larga distancia no tienen subsidio “y debió enfrentar la competencia desigual con el avión y también con el tren, por ejemplo en rutas como Mar del Plata o Rosario, cuya tarifa cubre nada más que el 5% de los costos”.

Gonzálvez dijo también que en los últimos años mermó mucho la demanda de buses para viajes de más de 800 kilómetros, porque los usuarios “privilegian el auto por comodidad, o el avión por el tiempo de viaje”.


Un mercado con sus códigos


En los mostradores de la terminal local las consultas fueron incesantes en los últimos días. Un vendedor de Vía Bariloche reconoció que la demanda fue alta y hay pocas butacas libres de acá a fin de año para viajar a Buenos Aires, pero “la gente pregunta mucho precios, calcula, compara y ve si le conviene viajar en auto, o juntarse con otros”.

La diferencia de precios con el aéreo genera más consultas y ventas de pasajes de colectivos de larga distancia. Foto: Chino Leiva

Una empleada de Andesmar dijo también que la demanda es sostenida, se multiplicó para las fiestas “igual o más” que todos los años y le llamó la atención el interés para viajar a Chile. “No hay pasajes a Osorno, Valdivia y Puerto Montt en los próximos 15 días” ,aseguró.

Los tramos de media distancia son los nichos más rentables para las empresas de transporte terrestre y allí sí la política tarifaria es más agresiva. Uno de los vendedores señaló que esta semana el viaje Bariloche/La Angostura subió de 2.050 a 3.600 pesos y a San Martín de los Andes “estaba a 4.900 pesos y subió a 9.100”.

El empresario local del rubro de transporte Hernán Jaraj dijo que con la reciente devaluación que puso el dólar oficial por encima de los 800 pesos el colectivo saca ventaja porque sus costos no están 100% dolarizados, como sí ocurre con el avión. Señaló de todos modos que la brecha tarifaria se va a acortar otra vez si se desregula por completo el mercado aéreo, crecen las líneas low cost y vuelve a operar el aeropuerto de El Palomar, como ocurrió durante el gobierno de Mauricio Macri.

Dijo que para ver si la disparidad tarifaria genera un “veranito” para el transporte terrestre “hay que esperar un poco más”, que se consolide el rumbo del gobierno nacional.

Opinó de todos modos que el transporte en buses para tramos como Buenos Aires/Bariloche está llamado a tener una incidencia marginal. “Este es un país gigante, es para aviones, porque no tiene problemas geográficos para poner aeropuertos en cualquier lado, como sí ocurre en Japón -dijo Jaraj-. El colectivo se reserva para rutas de 400 a 800 kilómetros. Otra cuestión sería si hubiera trenes de alta velocidad, como en Europa, donde mucha gente los prefiere, aunque son más caros que el avión”.


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