Emergencia hídrica: hacer visible lo invisible

En el marco del Día Nacional del Agua, alertan sobre el estado de la cuenca de los ríos Limay, Neuquén y Negro.

Por INTA Alto Valle

Comprometido. El riego en todo el Alto Valle a raíz de la escases de agua.

Con el objetivo de reivindicar la importancia del agua dulce y promover la gestión sostenible de los recursos hídricos, cada 31 de marzo, en nuestro país, se conmemora el Día Nacional del Agua.
Bajo el lema “hacer visible lo invisible”, durante el 2022 la atención estará puesta en las aguas subterráneas, destacando el rol que cumplen los acuíferos en el desarrollo de los territorios y en el abastecimiento de las poblaciones.


Una cuenca es una unidad indivisible, por lo tanto, la gestión de la misma debe abordarse de forma integral, considerando la interacción permanente entre los recursos hídricos superficiales y los subterráneos.


En este sentido, la cuenca de los ríos Limay, Neuquén y Negro abarca una superficie de 140.000 km2 y constituye el sistema hidrológico más importante de todos los que se extienden íntegramente en el territorio argentino. Además, es la cuenca de mayor generación de electricidad del país.


“La inseguridad hídrica es uno de los cuatro riesgos clave mencionados en el último informe internacional del IPCC del 2022”, afirmó Andrea Rodríguez, profesional del INTA Alto Valle, resumiendo así la situación en la que se encuentra la cuenca. Al respecto, la AIC ratifica la continuidad del estado de emergencia hídrica para el próximo período hidrológico en todo el territorio mencionado.

“Los pronósticos no auguran condiciones que permitan la recuperación hídrica y garanticen la disponibilidad de agua para riego”

Lucia Mañueco – INTA Alto Valle


Si bien los usos del agua establecen que el consumo humano es el prioritario, no menores son las actividades productivas y la generación de energía. Al respecto, Ayelén Montenegro, profesional de esa unidad del INTA, amplía la información destacando que “la ratificación de la emergencia hídrica implica, principalmente, el control de los caudales erogados en los embalses, con el objetivo de garantizar el suministro de agua para el consumo de la población y las actividades en el territorio”.


A lo largo de los años, el paisaje del valle productivo fue cambiando y la intensidad de los cambios de uso del suelo, combinado con la emergencia hídrica, aceleraron la ocurrencia de procesos de degradación de las tierras productivas y de los mismos recursos hídricos. Son muchos los sistemas, consorcios y comunidades de usuarios en ambas provincias, pero el Sistema Integral de Riego del Alto Valle (SIRAV) es uno de los más complejos y prolongados.


La sequía impactó en el manejo y la gestión del riego, y la disminución en los caudales de los ríos – especialmente en el río Neuquén – podría comprometer la operación del Sistema Integral de Riego.
El Canal Principal fue diseñado para operar con 70 m3/s y otorgar dominio de riego a 60.000 hectáreas.

Emergencia. El sistema hídrico más importante del país, en crisis por falta de agua.

Sin embargo, en los últimos 10 años, se perdieron más de 10.000 hectáreas con el avance de áreas urbanas sobre las tierras sistematizadas y mejoradas para la producción, lo cual afecta directamente la eficiencia global del sistema, ya que con el mismo ingreso de agua se riega una superficie mucho menor.


“Si bien hay antecedentes históricos de bajos caudales y niveles de embalse, los pronósticos para la próxima temporada no auguran condiciones que permitan la recuperación hídrica de la cuenca y garanticen la disponibilidad de agua para riego”, explicó Lucia Mañueco, profesional del INTA Alto Valle.


La parte invisible de nuestras aguas, representada por el acuífero freático del Alto Valle, tiene una dinámica fuertemente antrópica asociada a la operación del sistema de riego y sólo en algunos sectores se observa la influencia de los ríos.

La emergencia hídrica, aceleró la ocurrencia de procesos de degradación de las tierras productivas y de los mismos recursos hídricos.


En el peor escenario, si el agua sobre el río Neuquén a la altura del Dique Ballester no es suficiente para la operación del SIRAV, tampoco lo será la provisión de agua freática en las condiciones estructurales actuales. “Si no tenemos suficiente agua en los ríos y los canales de riego, el acuífero freático difícilmente pueda abastecer de agua al territorio con fines múltiples”, explicó la profesional del IPAF Patagonia, Maira Guiñazú.


La situación de sequía compromete también la calidad del agua, ya que los ríos al transportar caudales bajos tienen menor capacidad de diluir y depurar. Estos efectos deben ser considerados también en los sistemas de riego, ya que la principal cadena productiva de la región continúa siendo la de frutas de pepita y carozo, y la mayor parte de esas frutas se destina a los mercados de exportación, cuyas normativas de calidad e inocuidad alimentaria son taxativas.


La presión a la que están sometidos los recursos hídricos en nuestra región es evidente, y los pronósticos en el corto plazo son poco optimistas. En este contexto, la Gobernanza de la cuenca plantea un sinfín de desafíos. La producción intensiva en los valles irrigados es uno de ellos, y las estrategias de adaptación a los escenarios futuros serán fundamentales.

Dato

140.000
Los kilómetros cuadrados que comprende el sistema hidrológico de los ríos Limay, Negro y Neuquén.

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