Ser y parecer: Sergio Massa y un enorme reto ideológico

El perfil del ministro de economía luce muy similar al de los referentes de la oposición. Su designación como candidato único del oficialismo fue un acto de pragmatismo. Tendrá el desafío será convencer a propios y ajenos, a medida que busca combatir la inflación.

Tiene afinidad con los mercados. Igual que ellos. Ostenta una gruesa agenda de contactos en las altas esferas de la política de EEUU. Igual que ellos. Mantiene un aceitado diálogo con las cámaras empresarias. Igual que ellos. El vínculo que mantiene con el FMI es directo y cotidiano. Igual que ellos. Las puertas de la embajada están siempre abiertas para él. Igual que para ellos.


La candidatura de Sergio Massa, pone en evidencia el perfil de los principales referentes de la oposición. Los obliga a mirarse en el espejo de las similitudes y no en el de las diferencias.
Era mucho más cómodo debatir con un representante de la generación diezmada como Wado De Pedro, que con un hijo del liberalismo noventista como el actual ministro de economía.


Por el parentesco en el perfil ideológico. Por el parecido de la agenda. Por la interpretación del momento histórico. Por el posicionamiento frente al escenario global. Massa obliga a la oposición a repensarse, a tener en cuenta los mínimos detalles, a competir con alguien que intenta “pescar en la misma pecera” dialéctica.


De igual forma, la candidatura del tigrense pone en crisis a una enorme porción del oficialismo que pretendía sostener las consignas progresistas a como dé lugar, aún si ello implicaba claudicar en el turno electoral de 2023.


Libreto común, con algunos matices


En la primera mañana bursátil posterior a la confirmación de las candidaturas presidenciales, los mercados respiraban un “aroma a rosas”. Las acciones argentinas en Wall Street treparon hasta un 10%, los bonos soberanos subieron un 7%, y la bolsa porteña un 2,4%.


Cierto es que los papeles argentinos hace tiempo se encuentran en “el subsuelo” de las cotizaciones, pero la señal es inequívoca: el mercado recibió con agrado al Massa candidato.
El ministro de economía le cae bien a quienes toma decisiones. Lo consideran “uno de los suyos”.


Pero sobre todas las cosas, la certeza con la que amaneció el mercado el pasado lunes, es que los cuatro candidatos que a priori son competitivos en la línea de largada de la carrera presidencial, tienen una agenda económica similar.

Más allá del cómo, todos los espacios políticos que disputarán el poder en 2023, incluido Massa, acuerdan bastante respecto al qué. Tienen claro que por delante no hay otra cosa que un liso y llano “plan de estabilización”


Hay un núcleo básico de temas en los que se centrará la campaña de todo el arco político argentino: la inflación, la renegociación con el FMI, la reducción del déficit fiscal, la escasez estructural de divisas, y su correlato en el mercado cambiario.


El mercado sabe que Massa adhiere a esa agenda. Y tiene claro que su concepción respecto de la forma en que debe abordarse la misma, es muy similar a la de los principales referentes de la oposición.


La diversidad habrá que buscarla en los matices. El rol protagónico o secundario que se le asigne a la emisión monetaria al momento de combatir la inflación. El carácter estructural del programa que se acuerde con el Fondo. La profundidad del ajuste en el gasto. La velocidad con la que se intente dejar atrás el cepo cambiario.

Doble rol. Candidato y gestor de aquello que hay que resolver.


Pero más allá del cómo, todos los espacios políticos que disputarán el poder en 2023, incluido Massa, acuerdan bastante respecto al qué. Tienen claro que por delante no hay otra cosa que un liso y llano “plan de estabilización”, con todo el acervo de significado económico, social e histórico que pueda llegar a incluir el concepto.


No obstante, el matiz más resonante es que el ministro es protagonista de una situación inédita: es al mismo tiempo el portavoz de “aquello que hay que hacer” y fácticamente tiene “el poder de hacerlo”. O al menos de “empezar a hacerlo”.


Mientras busca asfaltar el camino al sillón de Rivadavia, Sergio Massa tendrá en sus manos los resortes de la macroeconomía que se pretende resolver. Sus palabras en campaña, serán contrastadas con sus decisiones en materia de política económica. Será su mayor desafío.


¿Combatiendo al capital?


La candidatura de Massa es además de una estrategia electoral, una acabada expresión de peronismo explícito. Una demostración más de que en aquel movimiento inaugurado a mediados de Siglo XX por Juan Domingo Perón, la interpretación de los momentos históricos es mucho más gravitante que las antinomias de izquierdas o derechas.


El mismísimo líder populista supo ser progresista y también liberal, según el termómetro del contexto histórico. Amplió derechos para las mayorías en una época, y echó a los montoneros de la plaza en otra.
El pragmatismo es la herramienta que mejor maneja el justicialismo, y la vocación de poder es el eje rector que históricamente ha guiado al peronismo. El armado de 2023 no ha sido la excepción.

Día después. Confirmada su candidatura única, Massa recibió a Daniel Scioli en el ministerio de economía.


A simple vista la postulación de Sergio Massa pareciera contradecir las banderas del progresismo latinoamericano que supo levantar el kirchnerismo, en su sociedad con Evo Morales, Lula Da Silva y José Mujica. Pero si se observa en perspectiva, la candidatura de Massa se fundamenta en la certeza de que el escenario global, las restricciones estructurales propias, y las imposiciones del FMI, obligarán tarde o temprano a un viraje hacia el capitalismo moderno.


La mejor exégeta del contexto vuelve a ser Cristina Fernández de Kirchner. Capaz de moderarse, de adecuarse, y de adaptarse al punto de retirar al kirchnerismo duro de la fórmula presidencial por primera vez en 20 años. Sin que ello implique resignar su lugar de principal electora, y rectora a nivel nacional del justicialismo.

La candidatura de Massa es además de una estrategia electoral, una acabada expresión de peronismo explícito. El pragmatismo es la herramienta que mejor maneja el justicialismo. El armado de 2023 no ha sido la excepción.


La fórmula de “unidad” sigue resultando difícil de digerir en el seno del oficialismo más ortodoxo. La figura de Sergio Massa obliga a quienes abrazaron durante una década y media el libreto kirchnerista, a asumir que deberán concurrir a las urnas para votar como propia una agenda ideológica que perciben más emparentada al PRO de Mauricio Macri, que a la trasversalidad progresista que supo construir Néstor en los albores del Siglo XXI.


Por primera vez en mucho tiempo, el kirchnerismo se vistió de peronismo. Los gobernadores, fueron una pieza clave en ese sentido. La necesidad del oficialismo de convertirse en competitivo, corrió sin tapujos el arco del debate político-económico hacia la centro derecha.


Cerca pero lejos


Una de las principales incógnitas que dejó la confirmación de la candidatura de Sergio Massa, era si la amarga cucharada de pragmatismo electoral que acaba de probar el kirchnerismo, incluía también la capitulación dialéctica respecto al Fondo Monetario Internacional.


La encargada de aclarar el punto fue la propia vice presidenta, en la primera aparición pública junto al candidato de unidad el pasado lunes.

“Me hablan de estabilización de la economía. Bueno, quiero contarles que desde que apareció el Fondo Monetario en Argentina, se desestabilizó la economía”

Cristina Fernández de Kirchner


En medio de un acto en el que se anunció la recuperación de uno de los aviones utilizados para los “vuelos de la muerte” en la dictadura, Cristina arremetió contra el FMI sin eufemismos. “Me hablan de estabilización de la economía. Bueno, quiero contarles que desde que apareció el Fondo Monetario en Argentina, se desestabilizó la economía”, dijo enfáticamente. A su lado, Sergio Massa esbozaba una mueca de sonrisa para la ocasión.


Vale recordar que el acuerdo firmado hace poco más de un año se encuentra caído desde fines de abril, y que el Sergio Massa ministro, insiste desde hace semanas en Washington para que el organismo adelante antes de agosto los desembolsos que quedan para 2023. Menos de 24 horas después y en un evento organizado por la Cámara Argentina de la Construcción (Camarco), el Sergio Massa candidato recogió el guante y expresó que hay que exportar lo suficiente para “juntar todos los dólares que Argentina necesita para pagarle al FMI y no volver nunca más al Fondo”.


En pocas palabras, Cristina le marcó la cancha a Sergio. Le señaló los límites del pragmatismo.
Es evidente que la discusión con el FMI está lejos de haber terminado. Las reformas estructurales que históricamente formaron parte del libreto del Fondo Monetario, y que fueron explícitamente omitidas en la renegociación de 2021/22, reaparecerán en agenda desde 2024 gane quien gane las elecciones.

“Hay que juntar todos los dólares que Argentina necesita para pagarle al FMI y no volver nunca más al Fondo”

Sergio Massa, ministro de economía

El organismo multilateral da por descontado que el perfil ideológico de la nueva conducción del país será aperturista, pro mercado y amigable respecto a la implementación de nuevas legislaciones laborales y previsionales. El mensaje encriptado de Cristina al Massa candidato, apunta más a enero que a agosto.


En el mismo acto la vice presidenta citó un documento publicado por el FMI, y puso el dedo en la llaga de un debate crucial de cara a la economía que viene: las causas de la inflación.


El estudio publicado por el organismo tiene como autores a los economistas Niels-Jakob Hansen , Frederik Toscani y Jing Zhou, expresa textualmente que “el aumento de las ganancias corporativas representa casi la mitad del aumento de la inflación en Europa en los últimos dos años, ya que las empresas aumentaron los precios en más de lo que aumentaron los costos de la energía importada”.


“Hola qué tal, teléfono para el ministro… para el ministro y para el candidato”, arrojó Cristina mientras tocaba a un Massa que a esa altura lucía visíblemente incómodo.


La ironía de la vice presidenta delimitó para Massa los bordes ideológicos del discurso de campaña, cuando una de las metas inmediatas es controlar los precios: la inflación es un fenómeno multicausal.
No obstante, la definición no le pertenece esta vez a Cristina Kirchner.

Surge en cambio de un estudio académico del Fondo. Llamativamente, quien echa por tierra el gastado relato liberal que señala a la emisión monetaria como única causa posible de la inflación, es el propio FMI.


El gráfico en cuestión refiere al continente europeo y acompaña esta nota. Allí se observa con claridad que en los dos años posteriores a la pandemia creció de manera sostenida la incidencia de los beneficios empresarios en el incremento de precios. Para 2023, los mismos representan más de la mitad de la inflación total en el viejo continente.


Deberá Massa posicionarse al respecto. Deberá estructurar su mensaje en relación a la forma en que planea combatir la inflación. Y deberá además combatirla en los hechos, en su rol actual de ministro.


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