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Un presente delicado signado por la debilidad política

Batakis asume con un panorama macroeconómico complejo. El salto del dólar ya promete más inflación en julio, y el horizonte financiero del trimestre es alarmante.

Nueva conducción. Silvina Batakis es la sucesora de Martín Guzmán al frente de la economía.

«Todo reino dividido contra sí mismo quedará asolado, y toda ciudad o familia dividida contra sí misma no se mantendrá en pie». Las palabras que Jesucristo expresó a los suyos, fueron dichas en un contexto muy particular, pero sirven a la perfección como analogía de la dinámica interna que mantiene desde hace más de dos años la actual gestión de gobierno.


La división interna volvió a quedar a la vista en la última semana, signada por la salida intempestiva de Martín Guzmán.
Una nota publicada el pasado miércoles por la periodista Nancy Pazos en Infobae, relata el minuto a minuto de la renuncia de Martín Guzmán. Indica que el jueves 30 de junio, el ex Ministro había acordado con el Presidente la salida del Secretario de Energía de la Nación Darío Martínez, como la condición innegociable para su continuidad.


El relato de esas horas decisivas continúa con un silencio de parte del Presidente el día viernes, y con Guzmán haciendo llegar el borrador de su renuncia por whatsapp al Presidente y a su círculo más cercano el día sábado. La versión dice que nunca el mandatario le respondió a Guzmán, tampoco lo hizo su secretario privado, y que incluso Guzmán intentó comunicarse personalmente a Olivos, donde “le filtraron el llamado” y le negaron el contacto con Alberto Fernández.

“Sin duda las tensiones van a existir, pero tenemos que trabajar de manera conjunta. Hay que cumplir con el FMI”

Silvina Batakis – Ministra de Economía


Guzmán entendió que el mensaje era claro: entre él y Martínez, el Presidente había escogido al Secretario de Energía.
Fue en ese momento en que Guzmán llevó a cabo el que tal vez se recuerde como su primer acto político. Decidió hacer pública su renuncia mientras la Vice Presidenta Cristina Fernández hablaba en Ensenada.


Como pocas veces, la noticia de la salida de Guzmán, logró eclipsar por completo las palabras de la señora. La cobertura y el rebote de sus palabras en los días subsiguientes, fue prácticamente nulo.
Transcurrida una semana, la percepción del ex Ministro en la mañana del sábado pasado no era tan errada: él quedó afuera del gobierno mientras que Darío Martínez permanece en el cargo.

Con el ancla de la interna

“Se abrazaron a Guzmán, los dejó tirados, y ahí está Cristina otra vez poniendo la cara para sacar esto adelante”, expresó el Diputado Máximo Kirchner el jueves. No hay mejor descripción del círculo vicioso que rige la interna del Frente de Todos.


Si algo hizo el kircherismo con Guzmán desde el primer día que aterrizó en la gestión, fue limar su poder, criticar sus decisiones, y procurar por todos los medios su salida. Una vez que la salida se concreta, entonces el propio kirchnerismo carga las responsabilidades sobre el mismo ministro al que siempre quiso afuera.

Diálogo. El Presidente y la Vice reestablecerían su relación política.


La llegada de Batakis, fue un capítulo más.
Durante todo el domingo pasado, el Presidente se negaba a comunicarse con su Vice Presidenta para acordar el nuevo rumbo económico.


Cuando finalmente accedió a entablar el diálogo, terminó aceptando aceptó el nombre de Batakis, impulsado por Cristina.
Cada uno de los detalles de ese fin de semana, y los gestos que esbozó el Poder Ejecutivo, denotan una fragmentación de miradas que luce insalvable, y una debilidad cada vez mayor.

Señales de un giro político

Las primeras definiciones de Silvina Batakis, eran esperadas como un primer termómetro de lo que sería el nuevo rumbo económico del gobierno, o simplemente como la continuidad de lo estipulado por Guzmán.


Las palabras que más veces pronunció Batakis durante sus primeros días de gestión fueron equilibrio fiscal, tasas de interés, compromisos con el FMI, y restringir el dólar al turismo. Pocas veces acudió al histórico libreto kirchnerista signado por palabras como distribución del ingreso, control de precios o intervención del Estado.

“Se abrazaron a Guzmán, los dejó tirados, y ahí está Cristina otra vez poniendo la cara para sacar esto adelante”

Máximo Kirchner – Diputado Nacional


Al final de la semana, la sensación es inequívoca: la nueva conductora de la economía nacional llega con un libreto menos heterodoxo. El interrogante es si solo eso será suficiente, sin los apoyos políticos necesarios.


La misma ola de rumores que en un momento de la semana obligó a la vocera presidencial a negar la renuncia del primer mandatario, hizo trascender que el Presidente cenó a solas con la Vice Presidente, y que ambos mantuvieron diálogo fluído con Sergio Massa a fin de encontrar puntos en común de cara al futuro inmediato.

Sin grados de libertad

El estado de situación macroeconómico en que asume Batakis, es verdaderamente delicado. Fue el motivo por el que uno de los principales candidatos a suceder a Guzmán, prefirió excusarse. “Esto termina sí o sí en un palo”, habría expresado el economista.


La vorágine financiera que aconteció en los días subsiguientes pareció darle la razón. Los bonos y acciones argentinas se derrumbaron, y el riesgo país se elevó hasta valores nunca antes vistos, cerrando la semana en torno a los 2.650 puntos básicos. Está claro que en el mercado están mirando una película muy similar a la del economista que rechazó asumir la conducción.


En efecto, el tablero muestra todas luces rojas. El salto del dólar blue hasta $280 cuando aun Batakis no había tomado posesión del cargo, no guarda relación alguna con factores económicos.
No obstante, el valor paralelo de la divisa finalizó el viernes previo a la renuncia de Guzmán en $239 y siete días después cerró a $273. Solo el factor “incertidumbre” hizo saltar la cotización $18 (+14, 3%) en una sola semana.


Los desencuentros de la política no son gratuitos. El combustible de los “apuros” cambiarios de hoy, radica más en las mezquindades internas del gobierno y en la desorientación que se transmite en público, que en los datos que arroja la matriz económica. Luego, esos mismos datos son el reflejo de la mala praxis política.


La suba del dólar del lunes, desató una serie de actualizaciones en las listas de precios, que luego no se revirtió cuando el tipo de cambio paralelo retrocedió. La corrección en los precios que los proveedores trasladaron a lo largo de la cadena de producción esta semana, llegó incluso al 15% y al 20%, de una sola vez. La fiebre se desató, cada uno de los actores pretende cubrirse de una posible pérdida al reponer. En muchos casos, incluso se suspendieron las ventas, o se pausaron los envíos “por escases de producto”.

No hay que ser especialista para imaginar que el dato de inflación del mes de julio será muy duro.
Pero quizá el punto más álgido del legado que Guzmán le dejó a Batakis, radica en el perfil de la deuda en pesos. El ex Ministro logró sortear el mega vencimiento de junio, apelando a un canje previo en el que fueron clave el aporte de los organismos públicos y del Banco Central.


Sin embargo, lo que hizo Guzmán en junio no fue otra cosa que trasladar el problema tres meses hacia adelante, creando una verdadera bomba de tiempo monetaria para el mes de septiembre. Ese mes operan vencimientos por $1.055.888 millones (un millón de millones o un billón de pesos). Pero hasta llegar a septiembre, hay que atravesar dos test de mercado no menos exigentes en julio y agosto por $510.265 y $547.189 millones, respectivamente.


La pregunta gira en el mercado, entre los analistas externos, los economistas y el propio gobierno, es qué sucederá si esta vez el gobierno no logra renovar la deuda en pesos. ¿Deberá el gobierno emitir para afrontar el pago? ¿Se volcará a circular toda esa masa de pesos en un escenario que ya proyecta 80% de inflación anual? ¿Buscarán esos pesos trasladarse al dólar?
A todas luces, la tarea que espera a Batakis es más que crítica y compleja.


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