EE. UU. vuelve a mostrar su ambivalencia ante la inmigración

Las palabras de Trump, de calificar como “países de mierda” a Haití y a algunos de África, no deja de ser es otro eslabón de una cadena en la que no siempre los extranjeros fueron bienvenidos. Lo que cambió ahora es que es un asunto político clave.

Las palabras plasmadas en una placa en la Estatua de la Libertad -”Dadme vuestros seres pobres y cansados. Dadme esas masas ansiosas de ser libres”- han recibido por más de un siglo a los recién llegados a la “Nación de Inmigrantes”. Pero con el presidente Donald Trump esta entrada no es lo mismo.

A diferencia de cualquier líder de Estados Unidos en décadas, Trump ha atacado a la inmigración, reducido las llegadas legales, ha llamado a expulsar a millones de personas que no son ciudadanos, e invita solo a extranjeros ricos y educados, con una evidente preferencia por los europeos blancos.

Trump cuestionó el jueves pasado que Estados Unidos haya aceptado a personas de “países de mierda” como Haití y de África, y sugirió que en vez de eso el país debería atraer inmigrantes de Noruega. Se trata de un cambio brusco para un país que se define a si mismo por estar abierto a un “crisol” cultural.

“Cuando observas toda la historia de Estados Unidos, uno de los aspectos más sorprendentes es la manera en que el debate sobre la inmigración se ha radicalizado”, dice Julie Greene, profesora de historia en la Universidad de Maryland.

“A través del siglo XIX hubo un tremendo sentimiento anti-inmigración. En diferentes puntos en la historia estadounidense, diferentes tipos de inmigrantes fueron considerados como una amenaza para Estados Unidos”, dijo Lichtman, un historiador político y profesor en American University.

En 1986 el presidente Ronald Reagan ofreció una amnistía a 3,2 millones de inmigrantes ilegales, pero está no pudo detener los cruces fronterizos ilegales.

Por cuatro años, el presidente George HW Bush favoreció la llegada de asiáticos con el sistema de lotería de tarjetas de residencia. Pero en el año 2000 el sentimiento anti-inmigrante surgió de nuevo por los atentados del 11 de septiembre de 2001 y ataques subsecuentes que provocaron temor frente a los musulmanes, cuya llegada al país fue derivada del sistema de lotería.

Otro factor es el cambio en la estructura de la economía, la cual afectó a comunidades en todo el país. Un tercer factor es el cambio demográfico que dejó a los blancos como una minoría en un número creciente de comunidades en todo el país.

Con casi 12 millones de inmigrantes ilegales en el país, la mayoría mexicanos y de Centroamérica, los presidentes George W. Bush y Barack Obama intentaron frenar el flujo y facilitar la residencia legal de varios de ellos.

Pero nadie, señalan los historiadores, hizo de la migración un asunto político de la manera que lo impulsó Trump para ganar la presidencia en 2016.

“Cuando observas toda la historia de Estados Unidos, uno de los aspectos más sorprendentes es la manera en que el debate sobre la inmigración se ha radicalizado”,

Julie Greene, profesor de Historia de Maryland

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“Cuando observas toda la historia de Estados Unidos, uno de los aspectos más sorprendentes es la manera en que el debate sobre la inmigración se ha radicalizado”,

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