El agua no “garpa” y menos en Roca

Cinco años está por cumplir la foto de tres funcionarios y una colaboradora, sonrientes y a punto de firmar el convenio que tenía entre sus párrafos la llave para cerrar los crónicos problemas de la red de agua potable de Roca.

Los protagonistas de la escena son el exgobernador, Alberto Weretilneck, el ministro de Obras Públicas, Carlos Valeri, y el entonces titular del Ente Nacional de Obras Hídricas y Saneamiento, Luis Jahn. Y la gacetilla que acompañó la imagen aseguraba que los fondos necesarios para el Plan Director de Aguas ya estaban garantizados en el Presupuesto Nacional del 2017.

Pasó Weretilneck. Pasó Jahn y el gobierno de Mauricio Macri. Llegó el Frente de Todos. Y en febrero pasado la actual mandataria provincial, Arabela Carreras, renovó la foto. Con nuevos funcionarios del Enohsa, pero con la misma promesa de cercanía para la ejecución de las obras.

Más de 50.000 roquenses padecieron casi seis días sin agua la semana pasada y entonces es bueno preguntarse por qué la ciudad no consigue que se concrete el proyecto que promete un servicio sin problemas estructurales al menos hasta el 2031.

En principio hay que advertir que se trata de una inversión costosa. No hay números concretos precisamente porque la licitación no se realizó, pero hay referencias cercanas: el plan que se licitó para Viedma el 31 de mayo pasado tiene un presupuesto oficial de 1.200 millones de pesos. Sólo esa cifra representa el 50% del Presupuesto Municipal de Roca para todo este 2021.

Y esos números conducen a un segundo escenario: ¿Quién está dispuesto a poner semejante cantidad de dinero en una obra que -en términos políticos- “rinde” poco?

Claro que un funcionario público no debería operar bajo esa lógica de pensamiento. Pero no estamos hablando de ideales, sino de la realidad que nos rodea y del orden de prioridades que se utiliza habitualmente en la gestión de la obra pública, máxime en tiempos electorales.

Poner en marcha un Plan Director de Aguas implica una enorme logística, no sólo de planificación de los trabajos directamente relacionados con ese servicio, sino también del tránsito en las zonas afectadas, el movimiento de las familias que viven en las calles a romper, entre otras demandas.

Un desafío con altas chances de antipatía y que en el caso particular de Roca exigiría además que referentes del Municipio y de Provincia logren acuerdos en forma permanente. Y no hace falta explicar el escaso entrenamiento y predisposición que tienen para ese ejercicio.

Así las cosas, la renovación de la red troncal de la ciudad se postergó una y otra vez, sin que ninguno de las autoridades locales o provinciales hicieran demasiado esfuerzo para reclamarle al Estado nacional un compromiso asumido en noviembre del 2016.

Ahora, con las canillas secas y la indignación popular a flor de piel, nuestros ¿representantes? volvieron a rasgarse las vestiduras. Pero no fue para cerrar la grieta, sino para repasar el archivo y criticar a la oposición por lo hecho o incumplido en todo este tiempo.

Resulta complejo entender ese ánimo insistente para levantar el dedo acusador, cuando las fotos muestran a dirigentes de Juntos Somos Río Negro, Juntos por el Cambio y el Frente de Todos alrededor del convenio por el Plan Director de Aguas de Roca.

Tan complejo como entender por qué hasta ahora a nadie se le ocurrió explorar qué reacción provocaría en el Enohsa si un día aparecen políticos de Roca de todos los partidos golpeando las puertas, para exigir que esta historia de cinco años penosos tenga un final aceptable.


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